En Texas, Estados Unidos, se emprendió la innovadora misión de realizar un pequeño pueblo en que las casas no fueron construidas, sino, que se imprimieron en 3D desde una maquina gigante, se trata de un conjunto habitacional de 100 inmuebles que ya se encuentran a la venta.
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El proyecto fue llevado a cabo por la empresa constructora ICON y fue bautizado bajo el nombre de Wolf Ranch en Georgetown, de acuerdo a su director de proyectos, Conner Jenkins, "Esto aporta mucha eficiencia al mercado comercial".
¿Cómo se imprimieron casas en 3D?
La empresa constructora ICON encargada de esta innovación utiliza una impresora que mide más de 13.7 metros de ancho y pesa 4.75 toneladas, que al igual que otras maquinas 3D, esta imprime capa por capa el objeto desde el cimiento hasta la punta, en estas casas el material del techo es diferente al de las paredes.
Para su elaboración, primero se prepara una mezcla que incluye polvo de hormigón, agua, arena y otros aditivos, una vez hecho se vierte en la impresora y por medio de una boquilla se comprime el compuesto como si fuera pasta de dientes hasta que termina, luego de varias vueltas, la construcción de paredes.
Este proceso tarda aproximadamente tres semanas en terminar de imprimirse, esto se suma al tiempo que tardan en ponerse sus cimientos y techos de metal que son instalados de manera tradicional por un equipo especializado. Están diseñadas para ser resistentes al agua, al moho, termitas y al clima extremo de Texas.
¿Cómo son las casas impresas en 3D?
Estas casas cuentan con una sola planta y pueden tener de 3 a 4 habitaciones, las personas que ya han adquirido una vivienda lo describen como una fortaleza. Sin embargo, se ha encontrado un ligero defecto, al ser tan gruesas sus paredes interfieren con la señal wifi, por lo que quienes compren una propiedad tienen que optar por el uso de repetidores de señal.
Además de ser innovadoras en su construcción, este inmueble cuenta con la implementación de tecnologías verdes, ya que el abastecimiento de electricidad de todo el lugar es a través de paneles solares; en los techos se optó por la utilización de metal por ser un material durable, eficiente energéticamente y resistente al fuego.
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Las casas que se imprimieron en 3D tienen un precio que oscila entre los 450 mil dólares, llegando hasta 600 mil, lo que podría equivaler a más de 8 millones de pesos mexicanos. Un informe de Reuters menciona que ya se ha vendido un poco más de una cuarta parte de las 100 casas que conforman el pequeño pueblo.