Emergiendo de papel de color picado, panes azucarados con olor a azahar, flores amarillas y violetas, Susana Alexander presentó en el Teatro Principal su espectáculo dedicado a los Santos Difuntos A mí la muerte me pela los dientes.
“Todos hicimos el ejercicio del día ¡De milagro están aquí!”, saludó la actriz a los poblanos refiriéndose al caos vial y flujo de gente que hubo la noche del 2 de noviembre, lo que le ocasionó llegar con 20 minutos de retraso al escenario.
“¡Ay! que bueno que están aquí porque hoy en la mañana me mandaron dos recaditos, dos textos tan bonitos. Ahora que mi nieto ya me puso en el Whats app”, dijo para comenzar a leer un poema escrito por Jorge Ortiz de Pinedo.
Esta modalidad de teatro fue muy diferente a otras obras con las que se ha presentado Alexander. Las luces estaban encendidas por completo, permitiendo una completa complicidad entre ella y la audiencia.
Con un atril y una ofrenda como decoración, Susana se paró frente a la audiencia para recitar poemas escritos para la huesuda, la muerte, la parca y celebrar con los mexicanos las festividades de los Santos Difuntos.
“Esta es mi casa y adoro estar aquí, así que vamos a gozar todos juntos esta hora donde voy a hacer un recorrido sobre la poesía, algún cuento también vamos a leer. Yo empiezo por los poemas de nuestros antepasados”.
Su repertorio fue amplio y hubo de todo, hasta los más nostálgicos y reflexivos, los de humor y corridos, todo bajo la dramatización de Alexander, una consentida del público de Puebla.
Textos de Santa Teresa, Juan Ramón Jiménez, un corrido de Arnulfo González, El Son de la calavera y poemas de José Esquivel y Ramón Mota Torre completaron el bufet literario.
AMANTE DEL PRINCIPAL
La dramaturga no se fue sin antes dejar una advertencia a los poblanos de cuidar bien el Teatro Principal, su preferido, según ella.
“Vine a inspeccionar a ver cómo me lo tienen porque es mi teatro. Y entro por aquí, yo nunca he entrado por allá en frente, ni sé cómo es. Yo entro por atrás y luego, luego me voy a mi camerino porque tengo ¡mi camerino!”.
TEXTO APARTE
Con un atril y una ofrenda como decoración, Susana se paró frente al público para recitar poemas escritos para la huesuda.