Diana Rosas será mamá por segunda ocasión, cumpliendo con el anhelo de quien le dio la vida. Ella es hija de Maricela Celia Miranda Rosas –trabajadora de la BUAP, que falleció durante el terremoto en la Preparatoria Lázaro Cárdenas- quien fiel a su forma de ser, desde donde está, sigue velando por su familia para que esta sea feliz a pesar de la tragedia que le arrebató la paz a las 13:14 horas de ese día.
Así lo consideró Diana al expresar con fe que su mamá, de 49 años de edad, “metió mano negra” para ayudarla a salir adelante y superar la tristeza, pues Maricela quería que Pamela -su nieta de 10 años de edad- tuviera un hermanito, por lo que el designio se cumplió, toda vez que el nuevo miembro de la familia nacerá en un mes, aproximadamente.
“Ella quería que yo me volviera a embarazar, porque durante mucho tiempo mi hija estuvo solita y ella me dijo que no quería que mi hija fuera hija única; por toda la responsabilidad que implica. Se dio, no sé, a lo mejor la vida me reemplazó con otra vida, no lo sé, todavía no defino esa parte porque no he querido cuestionar voluntades de Dios”, expresó.
A 365 días de la tragedia, para la familia todavía resulta difícil asimilar la pérdida, el duelo no ha sido fácil y acostumbrarse a no ver a Maricela ha resultado imposible. Cada uno de los integrantes de este núcleo ha tratado de externar su dolor de diferente manera; para todos, ella representa algo especial.
Con ciertas lagunas en su mente, Diana todavía recuerda cómo fue todo aquel 19 de septiembre. Revivir la fecha estruja su corazón, pero, también está tranquila porque sabe que su mamá sería feliz al ver todo lo que ha pasado en su vida en los últimos meses.
Lo más difícil es tener que compartir felicidad y pena, dos sentimientos opuestos, la misma fecha, pues justo el 19 de septiembre es el cumpleaños de su hija y también el aniversario de muerte de su madre, pero de alguna forma ha sacado la fortaleza para enfrentar la situación con calma pues está segura que “la vida sigue”.
Los dos momentos más felices que la han ayudado a salir adelante, desde esa fecha, son cuando se casó y al enterarse de que estaba embarazada. Ver contenta a Pamela la ha reconfortado, pues la abuela era una pieza fundamental en la vida de la pequeña, ya que todo el tiempo estaban juntas y compartieron un sinfín de anécdotas y amistades.