Las jirafas, amenazadas en la vida silvestre de África por la caza furtiva y el crecimiento de la mancha urbana, encontraron en Puebla, a miles de kilómetros de distancia de su hábitat, las condiciones apropiadas para vivir y desarrollarse.
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A propósito del Día Mundial de la Jirafa, conmemorado este 21 de junio, Gregory Camacho, director de Desarrollo de Africam Safari en Puebla, narra que, pese a que encontrar un hábitat similar de esta especie no es fácil, este centro de conservación de vida silvestre ha visto nacer a cerca de 48 ejemplares desde su fundación, en 1972.
Actualmente, ocho de ellos habitan en dicho espacio ubicado en la zona de Valsequillo, al sureste de San Pedro Zacachimalpa, entre ellos Benito, una jirafa macho que marcó una pauta a nivel nacional para la protección de esta especie en peligro de extinción.
“Es impresionante, cuando llegas a África, después de muchas horas de viaje, e sientes otra vez en Valsequillo, el clima y la vegetación son muy similares, entonces las jirafas y todos los animales que están bajo nuestro resguardo se sienten en casa”, comparte.
A diferencia de otras partes del país y del mundo, en Puebla esta especie encontró el espacio ideal para vivir y reproducirse. Además, gracias a la labor de las y los colaboradores de Africam Safari, han logrado darles algo más que protección: la experiencia de sentirse en libertad.
“Aquí las jirafas conviven entre ellas y con otros animales: impalas, antílopes acuáticos, hasta las gallinas de Guinea, que a veces las andan correteando, tienen espacios enormes y abiertos. Tienen un clima perfecto y a un equipo de profesionales que se dedican a cuidar su bienestar físico y su dieta, para mantener su comportamiento lo más parecidos al que tenían en vida silvestre”, detalla.
Benito, un icono de Africam Safari
El próximo 23 de junio Benito cumplirá cinco meses de haber llegado a Puebla, gracias al esfuerzo de activistas y colaboradores de Africam Safari que lo rescataron de Chihuahua, donde sus condiciones de vida no eran adecuadas.
Un dato curioso es que Benito es la única jirafa que tiene un nombre, pues en este parque no les asignan uno porque evitan que las personas las vean como mascotas. Por su historia de vida, Benito sí tuvo un nombre, el cual conserva hasta la fecha.
“Son jirafas silvestres que continúan siendo jirafas, no son la mascota de nadie, son animales completamente naturales y así es como queremos que se desarrolle”, señala.
En este parque Benito probó por primera vez el encino y otros alimentos, y desarrolló una fascinación por algunos de ellos. Ha logrado adaptarse al clima, convivir con otras jirafas e incluso ha coqueteado con algunas hembras.
“La verdad es que lo vemos feliz, lo vemos desarrollado, fuerte, con mucha energía para convivir con otros animales, de repente corretea a los antílopes, se topa con dromedarios, lo vemos pleno, ha recibido un inmenso amor de la gente”, expresa.
A la fecha, Benito sigue recibiendo diversas muestras de cariño de personas en todo el país, desde dibujos de niñas y niños, hasta comentarios en redes sociales que se han interesado en la historia de esta jirafa.
“Benito representa a todas las jirafas que están amenazadas en vida silvestre, es una historia de éxito porque su estrellato nos ha permitido continuar con esta labor de enamorar a las personas sobre las jirafas, de hacerlas conscientes de lo que están viviendo en África”, resalta.
Jirafas, importantes en su ecosistema
Gregory comparte que esta especie es importante en su ecosistema, toda vez que cumplen un papel como polinizadoras, al igual que las abejas o los colibríes. Cuando comen en lo alto de los árboles, logran trasladar el polen de una planta a otra a través de sus bigotes.
Además, este animal terrestre considerado como el más alto, vuelve accesible el follaje para aquellos animales que no tienen la altura necesaria para poder comer directo de las ramas.
Aunque podría pensarse que las jirafas tienen muchos huesos en su largo cuello, tiene el mismo número de vértebras que un ser humano o que un ratón, lo que sí es diferente es su potente corazón, que es capaz de bombear sangre en todo su cuerpo.
“Son animales hermosísimos, sus pestañotas no solamente son para enamorarnos y para que las queramos cuidar, les ayudan a proteger a sus enormes ojos de las espinas de los árboles de acacia, también tienen una lengua que es como una mano para que puedan tomar las hojas de los árboles”, presume.
Africam Safari no solo es zoológico, las y los colaboradores de este sitio realizan una importante labor para la conservación de esta y otras especies de animales. Al visitar este parque, no solo abonas a la protección de los ejemplares que ahí habitan, sino de aquellos que están en vida silvestre en otras partes del mundo.
