Aunque cada vez son más los huertos dedicados a la siembra y cosecha de aguacate en Puebla, la insuficiente producción del llamado “oro verde” y la nula capacidad económica y de preparación de los productores para poder cumplir con las medidas del gobierno de Estados Unidos representan los principales obstáculos para el ingreso del fruto poblano a ese país.
El estado de Puebla es uno de los principales productores de aguacate de la República Mexicana.
De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) del gobierno federal, que depende de la Secretaría de Agricultura, Puebla alcanzó en 2020 una producción de 16 mil 910 toneladas, cantidad que lo ubica en séptimo lugar nacional.
Sin embargo, esta cifra está por debajo del registro de Michoacán, líder nacional en producción y único estado del país que vende el producto a Estados Unidos, pues en el mismo año de referencia obtuvo un total de 1.8 millones de toneladas.
Michoacán produce 105 veces más aguacate que Puebla en un año.
Aun cuando productores aseguran que el aguacate poblano “no le pide nada” al michoacano e incluso resaltan que tiene un mejor sabor, textura y calidad debido a la ubicación geográfica y al clima existente en la zona, estas cualidades son escasas cuando todavía no han alcanzado suficiente producción para abastecer a otros mercados, como subraya la empresaria Mariela Solís Rondero, productora de aguacate en el estado.
Datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural recogidos en 2020 revelan que son 45 municipios los que producen este fruto en Puebla.
Quimixtlán encabeza la lista, con 3 mil 477 toneladas anuales; le sigue Tochimilco, con 2 mil 295 toneladas; en tercero está Chichiquila, con mil 409; enseguida está Atlixco, con mil 120, y en quinto sitio figura Zacapala, con mil 7 toneladas.
No obstante, solo seis municipios cuentan con la disposición fitosanitaria de aguacate libre de barrenador (una plaga que afecta a los troncos), un certificado que permite la movilización y venta del producto a otros estados.
Las demarcaciones que cuentan con esta característica son Tianguismanalco, Atlixco, Huaquechula, Cohuecan, Santa Clara Ocoyucan y Tochimilco.
Ante este panorama, Solís Rondero, quien también es presidenta de la organización Mujeres Impulsando Sueños AC (MISAC), declaró que la mayor parte de la producción de aguacate de Atlixco se queda para consumo local.
SIN CAPACIDAD ECONÓMICA PARA LA CERTIFICACIÓN
Por su parte, Daniel Gonzalo Lino Martínez, Tesorero del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Puebla (Cesavep), comentó que la gran parte de los aguacateros poblanos no cuenta con la capacidad económica para poder certificar sus parcelas conforme al protocolo de la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM).
Este establece que los terrenos donde están los árboles para la producción de aguacate deben estar cercados con malla ciclónica y contar con un inmueble con cocina, baño, comedor, bodega, bitácoras, facturas, recibos, fecha de compra de productos que se ocupan para los árboles, hora de aplicación y nombre de quien lo hizo.
A ello se suma la falta de infraestructura necesaria para el proceso de exportación del aguacate: limpia, selección, empaque, refrigeración y por último movilización.
A decir de Lino Martínez, conseguirla y mantenerla es inalcanzable para los productores: “Es mucha inversión que los productores no pueden pagar (…) aunque se creé que la huerta debería de darles para vivir, es todo lo contrario, solo el 22 por ciento de los productores viven de su cultivo, el resto trabaja en otra cosa para mantenerla”.
Mariela Solís agregó que el rendimiento de una huerta poblana es de entre 3.5 y 4 toneladas por hectárea, cuando un espacio de la misma dimensión (1 o 2 hectáreas) debe dar 7 toneladas: “Los limitantes en recursos hacen que se aminore el rendimiento. Tan solo para mantener una huerta de esta dimensión se necesita invertir alrededor de 25 mil pesos mensuales”.
También se requieren cuidados específicos, como regar el árbol cada dos o tres semanas, cuando es adulto, pero cuando es un árbol nuevo requiere de riego cada tres días o cada semana. Mientras, el fruto lo dará hasta el tercer año da la primera cosecha y, posteriormente, anualmente aumentará el rendimiento de kilos o toneladas.
Aunado a esto, para lograr la exportación internacional se debe de contar con certificaciones que los países solicitan, tales como Global A.P., un esquema diseñado para logar una producción segura y sostenible que permite el acceso de este producto con la garantía de estar sano y no tener ningún tipo de plaga que ponga en riesgo la salud de los consumidores, lo que implica otra inversión.
Tanto Mariana Solís como Daniel Lino coincidieron en que una manera de crecer la producción de aguacate sería intercalar en un mismo espacio el cultivo con otros productos, como nopal, maguey, romero y durazno, productos que necesitan las mismas características de tierra que un árbol de aguacate.
AGUACATE HASS, EL MÁS RENTABLE
Desde hace más de una década los sembradíos de aguacate en Puebla comenzaron a tener mayor presencia debido a que los productores manifestaron su interés en el producto por su importante demanda de exportación en comparación con otros cultivos, comentó Solís.
De acuerdo con los datos del SIAP, en 2020 el sector aguacatero hass obtuvo una producción de 9 mil 196 toneladas, lo que representó un valor de 141 millones 373 mil pesos. Esta cifra deja en evidencia que es el de mayor producción en el estado.
Le siguió el criollo, con 7 mil 62 toneladas, que representaron 63 millones 386 mil pesos.
La supremacía del hass se debe a su popularidad en el mercado y a sus características, entre ellas que posee una vida en anaquel (venta al público) más larga que cualquier otro, así como una cáscara dura que le permite soportar los golpes durante su manipulación en la selección y el traslado, hasta que le llega al cliente.
Sobre el tema, Lino Martínez, además integrante de la Asociación de Productores de Aguacate “Grupo Atlixcáyotl”, precisó que la mayor parte de la producción se queda en Puebla. Solo una pequeña parte se va a Querétaro y a Ciudad Juárez, Chihuahua.
UNA NUEVA VARIANTE DE AGUACATE
Aunque el aguacate “fuerte” es una variación poco conocida que nació en Atlixco, productores en el estado como Mariana Solís buscan que reciba la denominación de origen, con la finalidad de proporcionar identidad al estado y diferenciación en el mercado nacional.
Al corte de 2020 esta variante alcanzó una producción de apenas 651 toneladas y un valor de 3 millones 240 mil pesos anuales, siendo el tipo de aguacate con menor valor y producción en el estado.
Es así que, con la certificación, el aguacate “fuerte” dejaría de venderse solo de manera local y se distribuiría a nivel nacional e internacional con miras a llegar a un mercado gourmet, ya que sus características no compiten con las de un hass, pues su cáscara es más sensible, por lo que se debe tener delicadeza para movilizarlo.
Sin embargo, tiene un sabor más intenso y brinda mayor aporte nutricional.
Solís Rondero dio a conocer que productores que cultivaban este aguacate prefirieron talar sus árboles y colocar el tipo hass, ya que es más comercial: “Con Michoacán no vamos a competir en nivel de producción, pero sí podemos tener esa representatividad del aguacate en específico”.
Por último, agregó que la denominación de origen en Puebla también lograría la protección legal al trabajo de los productores.
La Secretaría de Desarrollo Rural exhibe que, de los 45 municipios que actualmente producen aguacate, solo dos tienen esta variedad. El primer lugar lo ocupa Atlixco, con una producción de 374 toneladas, y el segundo lugar, Tochimilco, con 276 toneladas.
