Amalucan, a la defensa del vestigio histórico

Amalucan fue un asentamiento prehispánico que nunca dejó de estar habitado, comentan los pobladores aledaños al cerro, quienes a través de un extenso recorrido, invitan a redescubrir la historia del a veces olvidado sitio arqueológico.

El cerro, declarado reserva ecológica en abril de 1994, se ha convertido en el área verde más querida por los “amaluqueños”, pues para ellos no solo se trata de un lugar para ir a ejercitarse o relajarse, sino que es uno de los sitios en los que todavía se pueden encontrar vestigios de la cultura a la que consideran de sus verdaderos ancestros.

Tras los diferentes estudios arqueológicos que se han realizado en el lugar, se han identificado montículos hechos con piedra de río y coral, plataformas, escalinatas, cimientos de las que alguna vez fueron viviendas, incluso pequeñas pirámides situadas en la cima, las que si bien no son esplendorosas como las de las grandes ciudades aztecas, sí guardan una relación importante como sitio sagrado de adoración para deidades o algún otro tipo de ritual, además de que se han rescatado piezas hechas con cerámica y tepalcate.

“No sabemos quiénes habitaron aquí originalmente, sabemos que los ‘amaluqueños’, como nosotros los llamamos, habitaron en el periodo preclásico y tenían una fuerte relación con el agua, pues esta reserva natural cuenta con mantos acuíferos muy importantes para toda la región”.

“Lejos de lo que se había planteado anteriormente sobre el origen de la palabra Amalucan y su relación con el papel amate, ahora sabemos que Amalucan significa ‘lugar que se halla a un lado del agua’, explicó Gustavo Juárez, activista y fundador del colectivo Arqueología en Amalucan.

Además, comentó que lleva más de ocho años trabajando en la recopilación de documentos que identifican al cerro como sitio arqueológico haciendo un registro que sirva a futuras generaciones para tener conocimiento de los sitios de interés histórico, en caso de que desaparecieran totalmente.

LA META, PRESERVAR EL LUGAR

El colectivo Arqueología en Amalucan ha elaborado un catálogo de la vegetación que existe en el área, en el cual identifica a una especie endémica denominada cazahuate, de la que ya únicamente existen tres ejemplares, por lo que consideran fundamental preservar dicha reserva ecológica, en la que también se puede encontrar un ecotono, que está conformado por un conjunto de árboles que permiten la creación de un microclima dentro de este lugar.

“Nosotros no estamos en contra de que se construya un parque, estamos en contra de que el parque no esté planeado para que se conserve la integridad de los árboles que hay para que se respeten las zonas identificadas como arqueológicas. Y lo más importante: que no se ponga concreto, porque se impedirían las filtraciones naturales de agua hacia el subsuelo, habría una devastación de los mantos acuíferos y las consecuencias hídricas también afectarían a las personas que viven en el sur de la ciudad. Si van a hacer algo, debería estar contemplada la parte de la arqueología y, por supuesto, la de la biodiversidad” subrayó el activista.

Además de vegetación registrada, se han identificado ejemplares de fauna como el cacomixtle, diferentes especies de ardillas, liebres y murciélagos. Tal es el caso del murciélago californiano, el cual es de suma importancia para que se lleve a cabo el proceso de polinización de algunas especies de agave.

Uno de los misterios que tiene el cerro es la famosa gruta, antes llamada “La Cueva”, pues muchos han escuchado hablar de ella, pero muy pocos saben dónde encontrarla y cómo explorarla, lo que ha dado origen a un sinfín de historias y leyendas que han pasado de generación en generación.

“Me acuerdo que en la primaria, cuando nos íbamos de pinta, veníamos aquí. Antes incluso llegabas a escuchar que el túnel conectaba con la catedral”, comentó Sonia Díaz, residente de Amalucan.

La gruta es -sin duda- el lugar más emblemático. Para ingresar es necesario desplazarse a gatas unos seis metros y ya en el interior es posible ponerse de pie para observar las tres cámaras que miden aproximadamente 15, 40 y 80 metros cuadrados respectivamente y tienen una altura que se estima entre ocho y diez metros.

“Nunca imaginé que fueran tan grandes las cuevas, ahora ya sé que es una gruta, porque se formó naturalmente”, dijo Manuelito Rodríguez, con alegría.

INMUEBLES HISTÓRICOS

La hacienda de San Juan Bautista, que se encuentra ubicada a un costado del cerro, es también un icono del lugar y, además, ha sido testigo de la historia, ya que fue tomada por el ejército francés durante la Batalla del 5 de Mayo en Puebla, explican los activistas, pero son los mismos propietarios quienes practican la quema de césped, el pastoreo y el corte de árboles, acciones calificadas como ilegales dentro de áreas naturales protegidas; asimismo, han devastado en gran medida el trabajo hecho por las diferentes organizaciones que trabajan en pro de la conservación y reforestación.

“La personas que vienen a pastorear su ganado son los de la hacienda. Ellos siempre han dicho que son los dueños del cerro; en ese sentido no hay claridad. En 1900, la familia Petersen terminó emparentada con la de Joaquín Colombres; obtuvieron un comodato que implica obtener un terreno para su cuidado, pero acredita propiedad territorial. El pastoreo está prohibido en áreas naturales protegidas y lo hacen; además, queman el cerro para que crezca el paso y puedan seguir alimentando a sus animales. Es lo único que les interesa, y la falta de información que tienen, es lo que impide que se incluyan en los proyectos de rescate. Lamentablemente eso genera la destrucción”, enfatizó Gustavo Juárez.

Los recorridos arqueológicos e históricos en el cerro de Amalucan se han realizado desde hace varios años, pero el interés que han despertado recientemente entre los vecinos que luchan por la preservación del área ha destacado, pues en el último se contabilizó una asistencia de más de 100 personas, quienes quedaron fascinadas e invitan a asistir y compartir lo aprendido. Comentan que por el amor que le tienen al lugar en el que nacieron, crecieron y jugaron cuando eran niños, nunca permitirán que sea olvidado, aunque dejase de existir como luce actualmente.