El coronavirus le robó a Laura Gálvez López el sueño de encontrarse con la familia y despedirse de quien fue su segunda madre y cumplir su promesa de llevarla a recorrer la arena de la playa para contemplar el mar, como tanto amó en vida.
“La verdad es que uno puede hacer planes a futuro, pero nadie sabe lo que va a suceder mañana y eso es lo que uno debe de aprender del coronavirus”, dice Laura Gálvez López, quien no pudo viajar de Madrid, España a su natal Vicente Guerrero para dar el último adiós a su abuela.
La joven poblana decidió emprender una aventura de trabajar fuera del país para conocer Europa y su cultura. Salió del municipio poblano a mediados de 2019 con la promesa de regresar este junio para emprender un viaje familiar a la playa.
“Me tocó vivir una experiencia bastante fuerte mi mamá-abuela, que fue la que me crío desde que era un bebé falleció hace casi un mes, es de las cosas más difíciles. Por esta situación de la contingencia ya no pude ir a despedirla, cerraron las fronteras y los vuelos se cancelaron a México. Es un tema bastante difícil y doloroso aún. Llegó un momento en el que te preguntas ¿por qué a ti te tocó vivir esta situación?, en un lugar tan lejos, y ¿por qué te tocó estar sola?”.
Desde que empezó la contingencia sanitaria por coronavirus, Laura le marcaba todos los días a su abuela hasta que la enfermedad no le permitió un enlace en línea más.
“Yo hablé con ella un día antes y se sentía mal, no grave. Al otro día la vi mal y me sorprendió mucho, ya no pudo contestar y me dijeron que la iban a llevar al hospital. Yo tenía ese pendiente porque en México ya empezaba a registrar casos de Covid-19. Tenía miedo de que fuera ahí a contagiarse”.
La triste noticia la recibió durante la madrugada y ya no pudo conciliar más el sueño: “es un tema muy complicado doloroso que no se lo deseo a nadie. Para mí se fue mi madre, una de las personas más importantes de mi vida. No despedirla es muy doloroso”.
Los días de confinamiento también han permitido que llegue a un momento de reflexión y en el que se pregunta: ¿Qué estamos aprendiendo y que vamos a mejorar como ciudadanos después de que pase la pandemia?
PROBLEMAS FINANCIEROS
Laura era niñera en la ciudad de Las Rozas en Madrid (donde vive) y fue suspendida sin goce de sueldo desde hace dos meses. Su situación, dice, es complicada.
“No tengo una fuente de ingresos y eso complicado la situación: pero confió que cuando levanten el confinamiento regrese a laborar”.
La suerte estaba echada. El dinero que le iba a mandar a su familia, precisamente el fin de semana, no se hizo por el cierre de los establecimientos por el confinamiento obligatorio por Covid-19.Los ahorros le permiten salir adelante.
Las jornadas laborales en las tardes con el pequeño que cuida, los momentos de hacer tarea, de juegos, de actividades extraescolares, la cena, todo, cambió. En los últimos dos meses se mantuvo encerrada en un departamento solitario, en el que únicamente se pueden ver dos ventanas.
“Estoy entre cuatro paredes, sólo tengo a la vista dos ventanas una de ellas se abre por las noches para aplaudir los esfuerzos de los sanitarios y a todos los que están combatiendo el Covid-19. Ha estado complicado, el tema de estar sola y nunca imaginé que esto iba a ser tan grande y tan serio”.
LA GENTE EN MADRID, SONRÍE
Mayo tiene un nuevo horizonte para los habitantes de Madrid y la población empezó con la denominada “desescalada del confinamiento”, que ha decretado la salida, en diversos horarios, a sus habitantes.
Desde la semana pasada, a los niños los dejaron salir una hora diaria. Puede ser a cualquier momento, pero debe ser acompañado de un adulto y tomando un metro de distancia unos de otros.
Este fin de semana empieza la segunda parte, qué es la salida de adultos. De 6 a 10 de la mañana y de 8 a 11 de la noche, es el horario para adultos y sólo es para caminar. Mientras los adultos mayores tienen un horario de 10 de la mañana a mediodía y de 7 a 8 de la noche.
“Ahorita se está empezando a relajar un poquito para que no hayan qué punto de rebote de Covid -19. Los ánimos han mejorado y la gente empieza a disfruta el aire libre y hasta sonríen cuando van hacer las compras. Me di cuenta que el primer día que nos dejaron salir, la gente ya estaba muy emocionada y andaba más alegre, disfrutando”, dice Laura Gálvez.
Ahora, en las salidas a la ventana a las 8:00 de la noche, la gente saluda con una sonrisa.
“Yo salí y vi a los niños corriendo; la gente en el supermercado ya te sonríe y tienen ese ambiente de alegría y ya no de tanta tensión como fue hace dos meses.
SE NECESITA APRENDER
Para Laura una de las experiencias que deja la pandemia por Covid-19 es aprender de las cosas de la vida y ser mejores.
“Mucha gente dice que esto no es verdad, pero sí es verdad el virus, no lo tomen a la ligera no es un invento, la enfermedad vino y está cobrando vidas”.