Caer en un bache se ha convertido en una experiencia cotidiana para los habitantes de Puebla, una situación que no solo afecta a los vehículos, sino que también genera problemas para los conductores, obstaculiza el libre tránsito de ciclistas y limita el desplazamiento de transeúntes. De acuerdo con especialistas en movilidad, la solución para la administración entrante, encabezada por José Chedraui Budib, consiste en relaminar la mayoría de las calles de la capital, asegurándose de usar materiales de alta calidad y desarrollar un proyecto bien planificado que contemple las condiciones climáticas de la región.
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A este problema se suma la mala sincronización de los semáforos, lo que provoca que los automovilistas experimenten un aumento en el tiempo de viaje. Las constantes paradas y arranques prolongan los trayectos y generan congestión, especialmente durante las horas pico, creando embotellamientos que dificultan la circulación y afectan la calidad de vida de los ciudadanos.
Los transeúntes, quienes utilizan el transporte público, y los ciclistas también sufren las consecuencias de esta descoordinación. La inseguridad aumenta, ya que tienen que esperar más tiempo para cruzar las calles, exponiéndolos a situaciones de riesgo. Esta problemática se vuelve aún más grave cuando se considera que los accidentes viales son una de las principales causas de lesiones en la población.
Baches: principal preocupación ciudadana
Los baches se han convertido en una de las principales preocupaciones sociales que deberá enfrentar la nueva administración municipal. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), un alarmante 88 por ciento de los ciudadanos considera que este es su principal problema, seguido por la delincuencia (83.3%), el mal estado del alumbrado público (71.5%), el transporte público deficiente (68.7%), los embotellamientos (56.3%) y el descuido de los parques (51.2%).
Sin embargo, el edil saliente, Adán Domínguez Sánchez, reconoció que abordar esta situación no será fácil. La ciudad requiere una inversión de aproximadamente 30 mil millones de pesos para reparar todas las afectaciones, un monto que supera con creces el presupuesto disponible para los tres años de gobierno. Este desbalance entre la necesidad y los recursos disponibles plantea un desafío significativo para la nueva administración.
Ana Paula Muñoz, consejera presidenta del Consejo de Movilidad Puebla, destacó que los baches y la mala sincronización de los semáforos están intrínsecamente relacionados. “Ambos aspectos crean un entorno urbano caótico que reduce la eficiencia del transporte, obstaculiza la circulación y, en ocasiones, genera riñas innecesarias entre los ciudadanos”, indicó.
Este entorno no solo afecta la calidad de vida, sino que también tiene repercusiones económicas. El tiempo perdido en el tráfico y las costosas reparaciones de vehículos incrementan los gastos de los ciudadanos y afectan la productividad general de la ciudad.
Riesgos y desafíos en la infraestructura vial
Los baches representan un riesgo físico tanto para vehículos como para transeúntes. Estos agujeros en las calles pueden causar daños significativos a los automóviles, resultando en costosas reparaciones y poniendo en peligro la seguridad de los conductores. Además, obligan a los vehículos a reducir la velocidad o a maniobrar bruscamente, interrumpiendo el flujo del tráfico y contribuyendo a la congestión. Esto es especialmente preocupante en calles con alto volumen de tránsito, donde la acumulación de baches puede alargar considerablemente el tiempo de viaje.
La situación es evidente en calles aledañas al Barrio de Analco, en el bulevar 5 de Mayo, en la 16 de Septiembre, así como en la 14 Sur y en el camino hacia El Batán, especialmente en las colonias de la periferia, tanto al Norte como al Sur de la ciudad.
Esta descoordinación puede provocar embotellamientos, especialmente en intersecciones clave, y puede tener un efecto en cadena que afecta a otras vías. Para los peatones, la espera prolongada en los cruces puede disminuir la seguridad y la accesibilidad, haciendo que desplazarse por la ciudad sea incómodo y, en ocasiones, peligroso.
Muñoz también mencionó que esta situación se aprecia de manera más evidente en la incorporación entre los Fuertes y el bulevar 5 de Mayo, así como en toda la Avenida 25 Poniente y 31 Poniente, donde las largas intersecciones complican aún más el tránsito.
Propuestas para una movilidad sostenible
Armando Pliego Ishikawa, coordinador de comunicación del Colectivo Ciudad Activa, destacó que la aparición constante de baches en la ciudad es consecuencia del uso de materiales de mala calidad y de un diseño inadecuado en la gestión del agua. “La falta de planificación para los puntos de encharcamiento provoca que, durante la temporada de lluvias, se formen numerosos baches en las calles. El reto para la administración entrante es incorporar de manera efectiva la gestión del agua en sus proyectos de infraestructura, algo que nunca se ha hecho y que contribuye a la inundación de las calles”, explicó.
Pliego Ishikawa también sugirió que la próxima administración debería buscar soluciones que permitan un mejor manejo del agua, dándole nuevos usos y funciones, como la recolección de agua de lluvia para riego o limpieza. Sin embargo, advirtió que para implementar estas estrategias se requieren recursos significativos.
En cuanto a la sincronización de semáforos, Pliego comentó que, aunque hay margen para mejoras, considera que el sistema actual está relativamente bien sincronizado. “El problema radica en que muchos automovilistas buscan ir a alta velocidad, lo que a menudo los lleva a encontrarse con varios semáforos en rojo o en verde y rojo, lo que entorpece la movilidad”, expuso.
Para concluir, Pliego instó a la comunidad a deshacerse de la mentalidad de que la infraestructura vial debe beneficiar exclusivamente a los automovilistas. “Debemos pensar más en el peatón y los ciclistas, y no solo en el tráfico vehicular”, concluyó, haciendo un llamado a priorizar una movilidad más inclusiva y sostenible en Puebla.
Llamado a la acción por parte de los activistas
Ante estos retos, tanto Pliego Ishikawa como Ana Paula Muñoz coincidieron en que una de las soluciones más efectivas para abordar el problema de los baches sería implementar un programa regular de mantenimiento y reparación de calles. Esto implica identificar y reparar baches de manera oportuna, utilizando materiales duraderos y técnicas modernas de construcción. Además, es fundamental realizar inspecciones periódicas para detectar rápidamente cualquier deficiencia en la infraestructura, garantizando así un entorno vial más seguro y eficiente.
Para mejorar la sincronización de los semáforos, es necesario realizar estudios del flujo de tráfico que permitan entender los patrones de circulación y ajustar los tiempos de los semáforos en consecuencia. La planificación urbana integral es igualmente crucial para mejorar la movilidad en las ciudades. Diseñar calles que favorezcan un flujo más natural del tráfico puede reducir la necesidad de paradas frecuentes, mientras que fomentar el uso del transporte público mediante una infraestructura mejorada puede disminuir la dependencia del automóvil, aligerando la carga sobre las vías y mejorando su estado.
La participación ciudadana también juega un papel fundamental en la identificación de problemas y en la propuesta de soluciones. Involucrar a los ciudadanos mediante encuestas, aplicaciones móviles o foros comunitarios permite recoger información valiosa sobre las áreas que requieren atención y las necesidades de la población.