Bonsái, la pericia de cultivar un árbol en maceta, ha echadoraíces en Puebla. Este arte milenario asiático ha encontrado enlos poblanos entusiastas seguidores pero, también, estafadores quese aprovechan del desconocimiento sobre la técnica. ¿Quieressaber cómo es un verdadero bonsái? Buena Vida te lo cuenta.
Bon significa en japonés bandeja y sai, cultivar. La unión deestos dos términos dio nombre a una técnica de cultivo aparecidaen China dos mil años atrás. “Es un arte viviente”, defineJuan Manuel Bañuelos, integrante del Club Bonsái YamadoriPuebla. “Un bonsái nunca está terminado, constantemente estáen evolución”.
Creado en 2010, el Club Bonsái Yamadori Puebla(www.yamadoripuebla.com) tiene como propósito reunir a losenamorados poblanos de este pasatiempo contemplativo, recuperar losárboles de la calle para convertirlos en obras de arte –ése esel significado de Yamadori- y, especialmente, difundir qué sí yqué no es un bonsái. Aquí, te despejamos algunas dudas:
- ¿Es una planta chiquita? No, no existensemillas para bonsáis, no son plantas modificadas genéticamenteque dejan de crecer. Son árboles, de cualquier clase, que secultivan en macetas. La poda de ramas, la colocación de alambresy, sobre todo, muchos, muchos mimos consiguen que cualquier árbolse convierta en bonsái. “Son árboles comunes y corrientes quetú haces pequeños”, apunta Víctor Hugo Ramírez, tambiénmiembro de esta asociación.
- ¿Cualquier árbol miniatura es un bonsái?No, no y no. Un bonsái debe cumplir unas reglas básicas para serconsiderado como tal: conicidad de su tronco –es decir, que seamás ancho en su base y se estreche progresivamente-, simetría ensus ramas –una primero hacia un lado, la segunda hacia elcontrario, la tercera hacia atrás para crear profundidad y lasrestantes creando una copa triangular- y raíces expuestas. Nodejes que sea enorme, más allá de 1.10 metros tampoco sería unauténtico bonsái.
La triangularidad es esencial en el bonsái. Las ramas, la copay el tronco deben seguir esta forma geométrica que simbolizaríala relación entre la tierra, el cielo y el hombre. Un bonsáidebe, además, imitar la realidad; ser lo más fiel posible a losárboles que existen en los bosques.
Más allá de estos principios, hay diferentes estilos. Losjaponeses son perfeccionistas, mientras que los chinos y loslatinoamericanos son naturalistas, es decir, prefieren no podarhasta la última hoja rebelde, sino disfrutar de ella.
- ¿Puedo tenerlo dentro de casa? ¿Meterías un olivoen el baño? Entonces, ¿por qué quieres hacer lo mismocon un bonsái? Al ser árboles, necesitan sol, luz y agua parasobrevivir, son plantas de exterior, no les gusta la oscuridad.Busca mejor una terraza y orienta el bonsái hacia el norte, paraque pueda regocijarse del sol. “En México tenemos un clima conel que somos capaces de tener y mantener arbolitos deprácticamente todas las especies, no tenemos ninguna limitante”,presume Juan Manuel.
- ¿Es caro su cultivo? Sí y no. No tienes queinvertir miles de pesos para cultivar tu primer bonsái. Unjunípero pequeño de 15 pesos, pinzas para manipular cables, untenedor y unas tijeras bastarán para conseguir un bonsái decente.Si ya te empieza a gustar más la técnica, puedes comprarherramientas cuyo precio oscila en 700 pesos por unidad.
- ¿Requiere mucho tiempo? Entre 10 minutos ylas horas que quieras al día. “En la regada lo que hacestambién es observarlos a ver en qué condiciones está, si seestá secando la rama, si está triste”, aconseja VíctorHugo.
- ¿Sufre el bonsái? Frente a algunas vocescríticas que reprochan la mutilación que soportarían las plantas-recuerda que en ningún caso sienten dolor-, los expertos en estatécnica defienden que un árbol nunca va a estar mejor cuidado queconvertido en bonsái.
- ¿Para qué sirve un bonsái? Para disfrutar.Entretenimiento, diversión y relajación son las virtudes másrepetidas de poseer una ventana a la naturaleza en el hogar. “Elrespeto hacia los demás, el respeto hacia la naturaleza te cambiala perspectiva de ver las cosas, realmente sí nos ha cambiado lavida el bonsái”, señala Marco González, compañero de laagrupación.