/ miércoles 11 de septiembre de 2019

Postres muy mexicanos

Deleita a tu familia con un dulcecito

La gastronomía mexicana nos llena de orgullo y no solo hablando de platillos salados. Para postres típicos nos pintamos solos. No hay límite de sabores, tamaños, texturas o colores.

Si tienes debilidad por el dulce y aún te quede un huequito para el postre, aquí te damos una probadita de algunos que podrás disfrutar en la Noche Mexicana y que son resultado de nuestra herencia culinaria.

CHANCLETA

¿Te imaginas un postre que tenga como ingrediente principal un chayote? Existe y se llama chancleta.

Es un postre típico maya que se disfruta en Chiapas. Para su elaboración se utilizan frutos y otros productos de la región, como el güsquil (chayote) y el queso.

Se hace con chayotes horneados partidos por la mitad que se rellenan de una mezcla preparada con su propia pulpa, queso chiapaneco tipo doble crema, canela, azúcar y vainilla.

Los que lo han probado dicen que da como resultado un platillo ligero y saludable, además de aromático. Pruébalo en tu visita a la región suroeste del país.

NICUATOLE

Es un postre artesanal de origen prehispánico, típico de San Agustín Yatareni, Oaxaca. Su nombre viene del náhuatl “necuatl”, que significa miel y se refería a la miel del maguey con la que se elaboraba, y “atolli”, atole.

Es un dulce de consistencia similar a una natilla que se elabora con maíz criollo cocido con agua, leche, azúcar o piloncillo y canela. Se sirve espeso en moldes y encima se le agrega una mezcla de azúcar con colorante rojo hecho de grana cochinilla.

En los mercados populares de Oaxaca se vende cortado en cuadros sobre hojas de plátano, hojas de chirimoya o capacillos.

NIEVE DE XOCONOSTLE Y TEQUILA

Las nieves de Dolores Hidalgo, Guanajuato, gozan de una tradición que se ha trasmitido por generaciones desde épocas prehispánicas.

Sin importar la temporada del año, las encontrarás de sabores peculiares como mole, chicharrón, camarón, aguacate o de xoconostle y tequila, esta última bautizada con el nombre de “nieve José Alfredo Jiménez”, en honor al cantautor originario de este lugar.

El hijo del famoso cantante solicitó la elaboración de la nieve que tendría que llevar como base tequila; el resto se lo dejó a los artesanos, quienes decidieron utilizar esta cactácea ácida, rica en antioxidantes, fibra y vitamina C, que marida a la perfección con el destilado y que se ha vuelto un imperdible al visitar este Pueblo Mágico.

ROLLO DE GUAYABA

Es típico de la ciudad de Jaral del Progreso en Guanajuato, donde abundan los dulces tradicionales como ate.

El rollo de guayaba tiene gran demanda y se empezó a producir desde 1978, en la casa de doña Esther Ortega Maciel. Ahora es un lugar obligado de visita en la ciudad.

Para su producción se seleccionan las mejores guayabas de la región, se cocinan en un cazo de cobre hasta lograr extraer la pulpa. Cuando ya se tiene la pasta se extiende el dulce sobre una mesa cubierta de azúcar y se unta el relleno. Por último, se enrolla y se corta.

CHONGOS ZAMORANOS

Postre clásico de la gastronomía michoacana hecho a base de leche cuajada que tiene su origen en Zamora de Hidalgo.

Su nombre proviene del náhuatl “tzontli” (cabellos). Hace referencia a la leche que se corta al cuajar y luego se cuece nuevamente, lo que hace que los trozos se retuerzan y tomen la forma de moños similares a los que se hacen las mujeres de cabello largo. Para prepararlos se debe utilizar leche entera, de lo contrario el chongo no se formará.

Todo indica que este postre surgió en la época virreinal, cuando a alguien se le cuajo la leche y decidió endulzarla. Hoy se sirven fríos con almíbar hecho de azúcar morena, agua y canela.

HUEVOS REALES

De acuerdo a relatos históricos las monjas del convento de Santa Clara, en Puebla, inventaron este postre debido al uso desmedido de claras de huevo para pegar las hojas de oro en los retablos barrocos del siglo 17.

Entonces aprovecharon las yemas de los huevos para hacer esta receta y le agregaron jerez para aromatizarlo.

Para elaborarlos se baten las yemas con agua y sal, y se cuecen a baño María. Se obtiene un bizcocho de textura suave que se corta en triángulos o cuadros y se empapa con un almíbar de azúcar con canela y jerez dulce. Se sirven con pasitas y frutos secos o una rama de vainilla.

AQUÍ LA REVISTA

La gastronomía mexicana nos llena de orgullo y no solo hablando de platillos salados. Para postres típicos nos pintamos solos. No hay límite de sabores, tamaños, texturas o colores.

Si tienes debilidad por el dulce y aún te quede un huequito para el postre, aquí te damos una probadita de algunos que podrás disfrutar en la Noche Mexicana y que son resultado de nuestra herencia culinaria.

CHANCLETA

¿Te imaginas un postre que tenga como ingrediente principal un chayote? Existe y se llama chancleta.

Es un postre típico maya que se disfruta en Chiapas. Para su elaboración se utilizan frutos y otros productos de la región, como el güsquil (chayote) y el queso.

Se hace con chayotes horneados partidos por la mitad que se rellenan de una mezcla preparada con su propia pulpa, queso chiapaneco tipo doble crema, canela, azúcar y vainilla.

Los que lo han probado dicen que da como resultado un platillo ligero y saludable, además de aromático. Pruébalo en tu visita a la región suroeste del país.

NICUATOLE

Es un postre artesanal de origen prehispánico, típico de San Agustín Yatareni, Oaxaca. Su nombre viene del náhuatl “necuatl”, que significa miel y se refería a la miel del maguey con la que se elaboraba, y “atolli”, atole.

Es un dulce de consistencia similar a una natilla que se elabora con maíz criollo cocido con agua, leche, azúcar o piloncillo y canela. Se sirve espeso en moldes y encima se le agrega una mezcla de azúcar con colorante rojo hecho de grana cochinilla.

En los mercados populares de Oaxaca se vende cortado en cuadros sobre hojas de plátano, hojas de chirimoya o capacillos.

NIEVE DE XOCONOSTLE Y TEQUILA

Las nieves de Dolores Hidalgo, Guanajuato, gozan de una tradición que se ha trasmitido por generaciones desde épocas prehispánicas.

Sin importar la temporada del año, las encontrarás de sabores peculiares como mole, chicharrón, camarón, aguacate o de xoconostle y tequila, esta última bautizada con el nombre de “nieve José Alfredo Jiménez”, en honor al cantautor originario de este lugar.

El hijo del famoso cantante solicitó la elaboración de la nieve que tendría que llevar como base tequila; el resto se lo dejó a los artesanos, quienes decidieron utilizar esta cactácea ácida, rica en antioxidantes, fibra y vitamina C, que marida a la perfección con el destilado y que se ha vuelto un imperdible al visitar este Pueblo Mágico.

ROLLO DE GUAYABA

Es típico de la ciudad de Jaral del Progreso en Guanajuato, donde abundan los dulces tradicionales como ate.

El rollo de guayaba tiene gran demanda y se empezó a producir desde 1978, en la casa de doña Esther Ortega Maciel. Ahora es un lugar obligado de visita en la ciudad.

Para su producción se seleccionan las mejores guayabas de la región, se cocinan en un cazo de cobre hasta lograr extraer la pulpa. Cuando ya se tiene la pasta se extiende el dulce sobre una mesa cubierta de azúcar y se unta el relleno. Por último, se enrolla y se corta.

CHONGOS ZAMORANOS

Postre clásico de la gastronomía michoacana hecho a base de leche cuajada que tiene su origen en Zamora de Hidalgo.

Su nombre proviene del náhuatl “tzontli” (cabellos). Hace referencia a la leche que se corta al cuajar y luego se cuece nuevamente, lo que hace que los trozos se retuerzan y tomen la forma de moños similares a los que se hacen las mujeres de cabello largo. Para prepararlos se debe utilizar leche entera, de lo contrario el chongo no se formará.

Todo indica que este postre surgió en la época virreinal, cuando a alguien se le cuajo la leche y decidió endulzarla. Hoy se sirven fríos con almíbar hecho de azúcar morena, agua y canela.

HUEVOS REALES

De acuerdo a relatos históricos las monjas del convento de Santa Clara, en Puebla, inventaron este postre debido al uso desmedido de claras de huevo para pegar las hojas de oro en los retablos barrocos del siglo 17.

Entonces aprovecharon las yemas de los huevos para hacer esta receta y le agregaron jerez para aromatizarlo.

Para elaborarlos se baten las yemas con agua y sal, y se cuecen a baño María. Se obtiene un bizcocho de textura suave que se corta en triángulos o cuadros y se empapa con un almíbar de azúcar con canela y jerez dulce. Se sirven con pasitas y frutos secos o una rama de vainilla.

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