Bagre, tilapia y trucha son las principales especies que han posicionado a Puebla en el tercer lugar a nivel nacional en producción acuícola dentro de los estados que no cuentan con litoral (salida al mar), lo que deja una derrama económica a la entidad de 57 millones de pesos anuales. Sin embargo, esto no es suficiente para los productores, pues buscan exportar para poder posicionarse en un mercado más amplio.
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado, son siete de los 217 municipios de Puebla los que se encargan de producir al año alrededor de 4 mil 835 toneladas de las especies antes mencionadas. Se trata de Huauchinango, Chilchotla, Zacatlán, Atlixco, Tlapanalá, Tlahuapan y Tilapa.
Estas demarcaciones albergan a 350 granjas acuícolas, las cuales laboran todo el año para poder generar ingresos que se reflejan en la economía local.
Si bien se tiene un total de 4 mil 835 toneladas por las tres especies, es la trucha la que más se reproduce, pues abarca el 74.46 por ciento de la cantidad total del estado, ya que se producen 3 mil 600 toneladas anuales, por lo que solo el 25.54 por ciento es de bagre y tilapia.
Uno de los municipios donde se cultiva la trucha es Santa Rita Tlahuapan, ubicada al norte de la capital poblana, en donde se cuenta con cuatro criaderos de ciclo completo, que son aquellos en donde se inseminan los huevos, se crece a los peces y después se comercializan, ya sean cocinados o crudos, así como con 13 restaurantes, que revenden la trucha.
Aunque las granjas acuícolas producen cantidades grandes de estas especies sus recursos no son suficientes para poder extender su mercado, pese a que anhelan exportar sus productos y con ello ser un referente.
Las voces de los más jóvenes son las que han mostrado el interés por generar el cambio, tal es el caso de Paola Sánchez Román, una de las propietarias del criadero de truchas “Piedra Colorada”, quien explicó que normalmente se venden los peces a los restauranteros del lugar, ya que acuden por algunas especies medianas y las llevan a sus estanques para después cocinarlas. Con esto se genera un círculo comercial de manera local.
No obstante, expuso que las ganas de exportar están presentes, aunque los recursos no son suficientes para poder hacerlo, puesto que implica mayor gasto en cuanto al salario de trabajadores y otros aspectos de envío.
Aunque no estimó cuánto es lo que se requiere para poder alcanzar esa meta, sí explicó que estos negocios son meramente familiares, por lo que eso también es un factor que limita los alcances de la venta de las especies, ya que se requieren inversiones externas, las cuales no son bien aceptadas.
“Hace un tiempo se buscó llevar la trucha a otro lugar, pero no se concretó, no tenemos recursos suficientes. Actualmente los habitantes de la Ciudad de México y Tlaxcala compran, pero la mayor parte de los que nos compran son de la localidad”, dijo.
Ante los cultivos de tejocote, pera, ciruela y demás verduras que cosechan en el lugar, así como la producción acuícola, Paola espera que un día la comunidad de Santa Rita Tlahuapan pueda ser nombrada como municipio mágico, con lo que se atraería un mercado mayor y generaría más ganancias.
Este sueño también se ve apoyado por los trabajadores de uno de los criaderos como el “Truchero Ejidal San Juan Cuauhtémoc”, en donde se producen cerca de 360 mil especies al año, con lo que se vende un total de cinco toneladas anuales, pero anhelan que su granja sea más conocida para acaparar clientela no solo de la zona, sino de otros estados o países.
Moisés Ventura Sarmiento, presidente del “Truchero Ejidal San Juan Cuauhtémoc”, relató que tienen una característica que los diferencia de los demás y es el agua que se utiliza para los estanques, pues llega directamente de un manantial de la comunidad de Nopalucan. Esto es fundamental para producir especies únicas que bien podrían ser el distintivo del estado.
Señaló que las particularidades de las truchas que se crían en Tlahuapan deben ser conocidas no solo en los demás estados de México, sino en países vecinos como Estados Unidos, en donde muy rara a la vez llegan sus peces, pues las familias envían las especies a sus “paisanos”.
Moisés destacó que los precios no son elevados, pues un kilo de trucha cruda tiene un precio de 160 pesos y cocida de 230 pesos, con lo que se alcanza un millón 800 mil pesos como derrama económica para el sustento de 150 familias que persisten en la producción de la especie.
“Aquí vendemos las truchas ya sea crudas o cocidas, damos un servicio de calidad, pero también soñamos con la exportación, que la gente nos conozca, que podamos tener mayores ingresos y que seamos un lugar al que quieran venir por sus truchas o en todo caso solicitar un envío”, comentó.
Refirió que esta actividad es una fuente de ingresos para los ciudadanos de la zona, puesto que se le da trabajo a quien lo necesita y con ello se suman a las 101 mil personas que se dedican a la pesca y acuicultura en México, según los datos del panorama agroalimentario 2022. En caso de que se pudiera exportar la especie se generarían más trabajos y por ende la economía local crecería.
A lo anterior se suma que falta más difusión de los criaderos y el municipio, ya que la gente no sabe sobre su ubicación, aseguró Maurilio Sánchez, quien desde hace más de 15 años se dedica a la acuicultura.
Sostuvo que para que exista un crecimiento en la actividad, deben crearse mejores condiciones de trabajo y movilidad, ya que al estar dentro del bosque es complejo trasladarse y no cuentan con servicios básicos como luz y drenaje.
“El mercado aún sigue siendo un poco cerrado, pero esperamos que poco a poco Santa Rita Tlahuapan con vocación turística llegue a ser un pueblo mágico e incentivarlo por medio de la trucha, porque es un producto que no en todos lados se puede dar (…) deben existir mejores caminos”, refirió.
A decir de Kory Yarit Pérez Robles, directora de Turismo de dicho municipio, la comunidad genera 2 millones de pesos por esta actividad económica, y es que al tener un clima frío en los bosques éste permite que se produzca la trucha sin ningún problema, pues incluso aprovechan el agua de los manantiales que existen.
¿Cómo se produce una trucha?
Para que se puedan producir las truchas hay factores específicos que se deben llevar a cabo, Alejandro Landeros Morales, quien desde hace más de 20 años se dedica a la producción de truchas, expuso que el agua de los estanques debe estar limpia, sin cloro o alguna otra sustancia y su temperatura debe ser de 13 o 14 grados.
La oxigenación es fundamental, por lo que para ello el agua debe estar en constante movimiento, ya que de lo contrario morirían las especies.
Una vez esto, se comienza el desovado en el mes de octubre y finaliza en enero, que se trata de retirar los huevos de la trucha hembra y luego colocarles el semen del macho, se deja reposar por 15 minutos y después se lleva a la incubadora, en donde se ponen en pequeñas rejas con agua y de manera constante se mueven con una pluma para no hacerles daño.
Los agujeros de las rejas permiten que poco a poco los peces que nazcan caigan y los huevos que no se dieron se queden en la rejilla para no contaminar. Esto tarda aproximadamente de 20 a 30 días.
Tras lo anterior se espera tres meses para que puedan llevarlos a la zona de estanquera y a los ocho meses ya se pueden destinar para el consumo humano.
Cabe mencionar que conforme vayan creciendo los peces se cambian a estanques en donde haya más de ese tamaño, pues de lo contrario los más grandes se comerían a los pequeños. Ahí se quedan hasta que se vendan o cocinen.
Algunos criaderos de ciclo completo se han vuelto un centro turístico para atraer a la clientela, por lo que cuentan con palapas, juegos, cabañas, mesas y bancas, además de actividades de senderismo. Esto permite que la gente se quede más tiempo en la comunidad y difundan el lugar cuando se vayan.
Con esto Puebla se suma a estados como Veracruz, Sinaloa y Jalisco, entre otros que han generado que México ocupe el 17 lugar por la actividad pesquera y acuícola en el mundo según las cifras del panorama agroalimentario nacional 2022.