Laura Cortés tiene 52 años de edad y es una mujer a la que le gusta el trabajo pesado, arreglar y cambiar neumáticos.
La talachería de su esposo es un pequeño cuarto con llantas, ubicado en la colonia Emiliano Zapata, así como herramientas propias del oficio.
En esas cuatro paredes, Laura es feliz, hace de su actividad un pasatiempo favorito.
Con tres hijos mayores, la señora revela que prefiere trabajar en la talachería que hacer las labores propias del hogar, aunque al final del día debe darse mañas para cocinar y mantener a raya su casa.
A su edad, debe ingeniárselas para aflojar los birlos de los vehículos que llegan con una llanta ponchada y cambiarlos. Laura sabe mejor que nadie que más vale maña que fuerza, pues no han faltado grandes unidades que llegan por auxilio.
Ahí hace un trabajo, que para muchos es de hombres, arreglar llantas ponchadas y colocarlas.