Melany tiene 27 años, pero lleva 21 emprendiendo, pues desde muy chica era la típica niña que vendía dulces en la calle, que vendía estampas en la escuela y buscaba cualquier oportunidad para ayudar económicamente a su familia. Cuando creció, tuvo que dejar sus proyectos por un trabajo fijo, pero la pandemia nuevamente la orilló a experimentar y hoy en día, tiene su propio negocio de organización de eventos.
Melany Guzmán Velázquez siempre se recuerda emprendiendo, buscando alternativas para ganar dinero extra, haciendo pasteles o vendiendo cosas en la calle para tener mejores condiciones de vida. “La verdad siempre he tenido negocios, me gusta mucho conocer gente y no quedarme estancada, siempre estarle buscando por cada esquina”, compartió.
La sociedad por todos lados le decía que tenía que sentar cabeza, trabajar en una oficina y dejar al lado esos proyectos que tenía en su corazón y por un tiempo dejó su emprendedurismo y optó por un oficio de "godínez", en donde nunca se sintió satisfecha. “Era una empresa muy grande y la verdad me costó mucho entrar, pero no me sentía nada contenta y llegó la pandemia, con ello el momento de dejar el trabajo y ahí nació Carmesí”, relató.
Ella, siempre fue la amiga que ayudó a sus compañeras a hacer la cita perfecta para San Valentín o que ayudaba a organizar los cumpleaños de sus familiares o amigos, entonces todos sus conocidos le dijeron que tenía que crear su propia empresa dedicada a hacer este tipo de eventos.
Fue así como nació Carmesí, un negocio de organización de eventos que Melany creó juntando todas sus capacidades, es decir, su creatividad, su energía, su habilidad para poder ser empática, el diseño y la creación de espacios. “La verdad es la mejor decisión que he tomado, poder vivir de lo que amo y tomé la decisión valiente de dejar un trabajo que no me gustaba para hacer algo por mí y que me hiciera feliz”.
Al principio sólo arrancó el proyecto organizando citas románticas, pero después la fueron recomendando y sugiriéndole que hiciera cumpleaños o aniversarios, hasta el punto que ahora ayuda a organizar bodas. “Inicié con picnics, teepees y ahora ya he organizado eventos de más de 100 personas. Es padrísimo ser testigo de cada evento y cada historia que hay detrás de cada celebración”, dijo.
Cada evento tiene su magia, pero en especial recuerda una boda en donde la clienta le dijo que todo tenía que ser muy rápido, pues se tenía que ir a vivir a Canadá. Al llegar al evento, la pareja no contaba con un altar para su ceremonia de civil, entonces Melany se las arregló para confeccionarles uno y que el evento estuviera perfecto. “Fue muy bonito porque la saqué del apuro y hasta la fecha, que ya pasaron dos años, me sigue mandando fotos de su bebé y creamos una conexión bonita porque fui parte de ese día tan importante”.
Para todas las personas que quieren emprender, pero aún no se animan, Melany les pidió que sean valientes, que dejen sus miedos atrás y que se animen a ser feliz. “Pareciera que es un paso muy difícil, pero es mucho más difícil vivir toda tu vida en un lugar en donde no querías estar. Requiere de valentía, pero vale la pena cada segundo cuando uno toma la decisión que te está dirigiendo a tu felicidad”, concluyó.