El Parque de Amalucan reabrió sus puertas al público a las conocidas “playas” con un acceso controlado y donde prevaleció la instalación de comerciantes ambulantes, así como una nueva atracción: lanchas en el mirador además de rapel.
Desde la mañana, la afluencia fue menor –en comparación con el año pasado– ya que menos de 200 personas se concentraron al lugar antes del mediodía.
Flores y frutas fueron sellos que portaron las manos de niños poblanos que tienen autorización de disfrutar del Ojo del Agua, el principal atractivo del Parque de Amalucan, como parte de nuevo reglamento después de que había quedado no funcional la considerada “mini-playa”.
Las familias llegaron cargando sus alimentos y otros más, solo para ejercitarse, o caminar portando, también, su ramo de tepetate como marca la tradición en víspera de la Semana Santa.
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