Para los que dejaron de pensar que “lo importante en la vida es la familia”, no tienen por qué preocuparse. En realidad, el confinamiento por Covid-19 ha destruido la idea de lo que pensamos de las personas con las que vivimos y han desatado problemas como ansiedad, estrés, cambios del estado de ánimo hasta agresiones o deseos del suicidio.
Los psicólogos Leopoldo Castro de la Ibero y Dulce María Pérez de UPAEP reconocen la complejidad de mantener en el mismo espacio al grupo de personas que llevan tú mismo apellido y que sin duda, harán que haya una discusión diaria por el uso de la televisión, la música, el internet, los deberes en el hogar, además del cumplimiento del “home office” o “las clases en línea”.
“Hay gente que trabaja y dice que lo más importante es la familia. Todos tenemos una construcción idealizada de la familia, pero, ¿qué está pasando ahora? Después de estar conviviendo con estas personas hay un choque entre la idea y la realidad. En la realidad, la gente con la que vivimos no son perfectas o bellas como lo imaginábamos”, dijo Leopoldo Castro Fernández, coordinador de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Iberoamericana Puebla.
No obstante, agrega, Dulce María Pérez, académica en la Facultad de Psicología de la UPAEP, una inadecuada convivencia podría ocasionar violencia: “Se han hecho experimentos con mamíferos que el hacinamiento ocasiona mayor agresión, maltratos, incluso, homicidios. Lo anterior ha generado que la situación este ríspida entre todos”, dijo.
Por su parte, Leopoldo Castro refirió que, en el caso de las personas de la tercera edad, inicialmente la situación de “confinamiento” puede ser agradable, sin embargo, conforme pasa el tiempo se invade su privacidad generando ansiedad, falta de descanso y depresión.
“Se tiene que mejorar el vínculo con los niños; cuesta trabajo, pero es bueno mantener hábitos saludables. Lo peor para un niño es el aburrimiento, puede crear llamados de atención y conductas indeseables que lo pongan en riesgo”, agregó al alertar de los suicidios en menores de edad.
Para las parejas, reconoció que cuando crece la convivencia en pareja pueden acrecentarse los conflictos y divorcios, incluso, dijo que hay estudios en ciudades del primer mundo donde las rupturas aumentan en temporada de vacaciones, es decir, cuando aumenta la convivencia.
Reiteró que la frustración podría generar un aumento de la violencia de pareja y que es mejor establecer acuerdos: “un consejo es mantener una tregua, incluso, con acuerdos por escrito para poder convivir en matrimonio”.
Mientras, con los jóvenes consideró que es importante revisar la adicción al teléfono celular y videojuegos: “con ellos hay que intentar en la dinámica familiar, entre ellos, limpiar la casa o preparar la comida. No hay que aislarlos, porque podría haber suicidio”.
Otra de las recomendaciones para los menores de edad, sugirieron los especialistas, es que se establezca una rutina: un horario para estar en clase, hacer las tareas, dinámicas en casa, cumplimiento de deberes y alimentarlos sananamente.
En los jóvenes también se recomiendan actividades físicas, fomentar su higiene personal e involucrarlos en temas de casa.
“ARREGLARSE PARA UNO MISMO”
María Pérez consideró que tanto los padres de familia como los jóvenes deben tomar tiempo atender su aseo personal y arreglarse, como si salieran a sus actividades rutinarias, suponiendo que no hay confinamiento.
En temas de pareja, comentó que los hombres y las mujeres deben de arreglarse para “seguir conquistándose” y también, buscar un espacio para platicar a solas, así como establecer acuerdos en caso de algún conflicto.
“Para la relación con los hijos hay que establecer diálogos internos, que los padres e hijos puedan comunicarse”, dijo al decir que los padres deben de ser vigilantes de las actuaciones de jóvenes en esta pandemia.
