A más de un mes de haberse parado los trabajos del Ayuntamiento para la pavimentación de las calles 8, 10, 12 y 14 oriente-poniente en el Centro Histórico, las obras siguen paralizadas, las calles cerradas y los que sufren las consecuencias de las malas gestiones de la autoridad son: los automovilistas, que le tienen que buscar la vuelta a la vialidad y los comerciantes, a los que les ha disminuido la venta.
“Cuando empezaron con la obra, si pasaron avisando y que el tiempo estimado era de una semana en el trabajo. Pero clausuraron la obra y nos dejaron desmantelado el adoquín, cerraron la calle y por consecuencia nos está afectando no nada más a nosotros, si no todos los comercios, en cuanto a la circulación y a todas las personas que lógicamente piensan que están cerrados los negocios, es algo que nos ha afectado nuestras ventas”, asegura Denny Morales quien trabaja en la “Ferre de Gabriel” situada en la 8 poniente.
Y es que, a decir de los comerciantes, es un problema grande porque no es que solo no puedan circular los automóviles sino que además, es peligroso para la gente caminar por las banquetas porque se mueven.
“Nos tuvieron cerrados por la pandemia (…) y ¿ahorita vuelven a hacernos esto?, cuando la calles estaba en perfectas condiciones, no necesitaba arreglo de ningún tipo. Deberían irse a la 14 o a la 5 norte, ahí si están destrozadas las calles pero aquí no era necesario. Al levantar el adoquín se lo llevaron, ¿A dónde? quien sabe, porque ya es de nosotros, ya lo pagamos. Las lajas son patrimonio de la Ciudad. Nosotros si nos vemos verdaderamente afectados porque no hay ventas”, sentencia Isabel Armenta, propietaria de la ferretería “La Providencia”.
Refiere que independientemente de que la situación económica sea terrible, al clausurar la obra, dejarla inconclusa y que esté parada, es como si les estuviera dando el tiro de gracias.
“No es justo, porque a la hora que nosotros tenemos que hacer nuestros pagos no tienen ninguna consideración (…) si estamos bastante dañados (…) Nosotros necesitamos seguir trabajando, de esos vivimos, damos empleos, hacemos pagamos, compramos mercancía y no pueden entregar la poca que una va necesitando, porque no pueden pasar con los diablos y no hay por donde transitar”, sentencia.
Isabel asegura que hay personas que se ofrecen a colocar el adoquín nuevamente en su lugar, pero se exponen a que venga una inspección y tengan un problema, por lo que se sienten atados de manos. La petición es que cuanto antes se coloque de nuevo el adoquín porque en realidad, está todo levantada y precintado, y solo está sirviendo como basurero.
Fue el pasado 19 de abril que el gobierno de Puebla detuvo las obras del Ayuntamiento por no contar con los permisos correspondientes, entre ellos, ciertos lineamientos de protección civil. La idea era habilitar el pavimento vial con un nuevo material para mejorar el tránsito o presumir que se estaban rehabilitando calles. Como siempre, el problema es que los que sufren las consecuencias de las malas decisiones de la autoridad, son los comerciantes y la ciudadan