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Deserciones, incertidumbre, cansancio y hartazgo, pero sobre todo aprendizaje y empatía, han sido algunas de las experiencias que ha dejado la pandemia de Covid-19 al sector educativo en Puebla a un año de su llegada, aseguraron los licenciados Jorge González y Alejandro Águila, presidentes de la Unión Poblana de Escuelas Particulares (UPEP) y la Asociación Estatal de Padres de Familia respectivamente.
En entrevista con El Sol de Puebla, González compartió que, pese a que en diversas de las instituciones afiliadas a la UPEP ya se trabajaba en línea e incluso, algunas de sus editoriales fomentaban la modalidad, la necesidad de migrar de lleno el aprendizaje a las plataformas fue un reto al que se tuvieron que enfrentar a contrarreloj y al que más adelante se le fueron sumando otros factores.
“Implementar de un viernes a un lunes la modalidad de la educación a distancia fue un reto para muchos de los colegios que no trabajaban el tema de plataformas, afortunadamente en cuestión de un mes, todos logramos estar brindando el servicio”, dijo.
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Entre estas circunstancias, comunicó que no sólo fue la falta de equipo o de las conexiones de internet inestables, sino también la necesidad de encontrar la manera de evitar problemas de salud futuros en el alumnado, razón por la que añadieron a las clases la activación física “en línea”, las cuales, fueron bien recibidas.
“No estamos en un país que tenga garantizada una cobertura universal de internet, entonces, hemos tenido algunos problemas con el tema de la propia conectividad, (…) el otro tema para algunos que no estaban preparados con algún equipo electrónico, (…) las clases de educación física han sido un éxito”, manifestó.
Durante su participación, Alejandro Águila indicó que la mayoría de los padres, aun sin saber de pedagogía y tener estudios mínimos de secundaria, tuvieron que convertirse en los nuevos maestros para poder continuar con la formación de sus hijos, pero por el aburrimiento, cansancio y la dificultad para aprender o enseñar, tanto tutores como alumnos han optado por abandonar o pausar los estudios.
PANDEMIA DERRIBA LA CONECTIVIDAD UNIVERSAL
El presidente de la Asociación de Padres declaró que es decepcionante ver que aún no se cuenta con la conectividad que durante años se presumió, misma que ha sido una de las limitantes que ha afectado la educación no sólo en el estado, sino a nivel nacional.
“Una gran decepción, porque a todos nos ubicó en una realidad en la cual nos encontramos ante una circunstancia de emergencia, no de carácter nacional sino mundial, (…) fue una decepción encontrarnos con el discurso recurrente en donde decían que el estado y el país ya contaban con conectividad hasta en el último rincón del país”, denotó.
De igual manera, recordó que en su momento hubo entrega de equipos electrónicos o un intento por agregar la virtualidad como con el método “Encarta”, no obstante, de poco sirvió por falta de conectividad y recursos económicos.
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PRUEBA, ERROR Y DESERCIÓN
Diversas han sido las estrategias para mantener el ánimo de los estudiantes en cualquiera de los niveles de educación, ya sea básica o media superior, pues entre actividades empáticas y planeaciones para hacer las clases amenas, han podido conocer cómo avanzar y qué cambiar para reducir el impacto en los alumnos.
“En el caso preescolar hay muchas instituciones que han implementado sistemas de clases que están basadas en la empatía, en el cariño, en atraer a los chicos (…), en primaria y secundaria se han tenido que vigilar los tiempos por las quejas que han tenido por las horas de clase y recesos, se ha tenido que ir combinando, ha sido un sistema de prueba y error”, expresó el presidente de la UPEP.
Pese a los esfuerzos, el presidente de la UPEP informó que ha habido reducciones en las matriculas de las 94 de sus instituciones afiliadas, puesto que, al inicio del ciclo escolar 2019-2020 había un total de 19 mil 580 alumnos y actualmente, en lo que se lleva del 2020-2021, sólo 15 mil 176 continúan.
Por su parte, Águila aseveró que, tras un estudio realizado por ellos, atestiguo que los padres de familia están cansados por la situación, ya que ahora no sólo era una crisis sanitaria, sino emocional y hasta financiera.
“Hemos recogido las opiniones (…), hay frustración, hay decepción, hay cansancio, todo generado obviamente por la pandemia, por la improvisación en cuanto a la forma en que se enfrentó esta crisis, que pasó de una crisis de salud a una crisis emocional y además financiera, ese es el principal sentir, la frustración ante un eco que no se ve claridad para cuando termine”, declaró.
