La devoción que los ciudadanos le tienen a Jesús de Analco y a Jesús Nazareno, imágenes que procesionan en Viernes Santo, nace de la historia de sus escultores, uno que después de elaborar una imagen casi perfecta confirió poderes curativos y otro que tras labrarla, aparecieron rastros de las heridas y sangre de cristo.
El arqueólogo e historiador, Eduardo Merlo Juárez, relató que la devoción que los poblanos tienen al Jesús de Analco nace de la leyenda de su escultor; los vecinos reunieron dinero para mandar a hacer la imagen de cristo con una cruz a cuestas y contrataron al mejor escultor de la ciudad, al ser muy quisquilloso, no permitió interrupción alguna.
Durante el periodo de elaboración, se hizo acompañar de su amigo que era ciego, al concluir la imagen éste la tocó para conocer el rostro del Jesús y recobró la vista, entonces el rumor corrió y pronto le hicieron una capilla porque todos querían conocer la escultura y palparla.
“Todo mundo venía a tocarlo, al grado que tuvieron que quitarlo de la mano de la gente porque cada untada ya lo estaba acabando. Un dato interesante es que cuando revivimos la procesión y el barrio de Analco aceptó prestar su imagen se hizo una entrevista de televisión, cuando estábamos por empezar vino una familia y nos entregó una corona de espinas y una cuerda de plata que eran parte de la imagen, la habían conservado de otra generación”, explicó.
En tanto, la fe hacia el Jesús Nazareno creció por el cuidado de la imagen por parte de los ciudadanos luego que el escultor que la creó fuera aprehendido por el hecho de ser portugués y que aparecieran en su cuerpo manchas aparentes de sangre.
Eduardo Merlo relató que el escultor Jerónimo Rodríguez era de origen portugués y en el siglo XVI, cuando se acrecentaron los problemas con España, fue aprehendido, acusado de herejía y prácticas anticatólicas con su familia, fue sometido a un tormento después de dar a guardar la imagen.
“El escultor la puso en la iglesia de San Pedro que está en 2 Oriente y 4 Norte, la gente era tanta y la iglesia tan pequeña que siempre había problemas, entonces el párroco y guardián decidió que se fuera para otro lado, habló con el párroco de San José y le dijo que si la quería que se la llevaba con mucho gusto y la devoción siguió al grado que se creó una cofradía desde el siglo XVI”, detalló.
El hecho de la aparición de las heridas y sangre cuando fue concluida la imagen dio fama al Jesús Nazareno y pronto cientos de devotos acudieron a visitarlo.