En Xochitlán Todos Santos nadie duerme, la noche del 1 de noviembre los panteones se llenan de familias que velan a sus muertos, a quienes recuerdan cada año con flores de cempasúchil, terciopelo, velas, veladoras, cena, música y mariachi.
El 1 de noviembre es el Día de Muertos o Todos Santos y es cuando más pobladores llegan al municipio, muchos más que en la fiesta patronal que se celebra el 15 de agosto.
Desde las 7 de la noche niñas, niños, jóvenes, señoras, abuelas y abuelos comienzan a llegar a los panteones de Xochitlán, el viejo y el nuevo, donde hay menos tumbas, pero no menos nostalgia y se llenan de luces, incienso, flor de muerto y música.
Esta no es una tradición nueva, asegura Juan Ramírez, quien desde niño sus papás le inculcaron esta costumbre de convivir con los muertos, hacerles saber que no los olvidan, que aunque en su casa ponen ofrenda en el panteón los acompañan toda la noche hasta las 6 de la mañana del 2 de noviembre, cuando el sacerdote llega a oficiar la misa “de gallo”.
“Nos quedamos toda la noche, incluso a las 6 de la mañana se hace la misa de gallo, viene el sacerdote a oficiar la misa. Ahorita los hijos son los que vienen a acompañarnos para que se conserve la tradición y es bonito porque todos convivimos, viene más gente ahorita que en la fiesta del pueblo, vienen a visitar a sus muertos, a convivir con ellos”, afirma.
Mientras el mariachi toca una canción de José Alfredo Jiménez, Francisco Cristóbal Luna coloca flores en una tumba y asegura que esta fiesta no se parece en nada al Halloween, porque aquí veneran a los difuntos, les demuestran que aun estando muertos no los olvidan.
“El chiste es estar aquí, convivir un rato con ellos y es una vez al año, en vida en muchas ocasiones estuvimos juntos y por qué no regalarles un día especial como hoy. Mire, ya empezaron los mariachis, nos quedamos hasta las 6 de la mañana cuando hay misa”, dice.
Cuenta que muchas personas que no viven en Xochitlán Todos Santos regresan el 1 de noviembre para adornar el lugar donde enterraron a su padre, su madre, abuelos o al suegro con flores y velas y están ahí hasta las 6 o 7 de la mañana o hasta que la cera se acabe.
CON MARIACHI ACOMPAÑAN LA VELADA
A veces llevan su anafre y ponen café o ponche para el frío, pero si no afuera de los panteones hay puestos de café, chalupas, esquites, elotes, pizza, cerveza y hasta tequila.
Mientras el mariachi toca otra canción y la música de las bocinas ameniza la velada, Fausta Domínguez coloca flores a su difunto y recuerda que sus abuelos le enseñaron esta tradición y la seguirá hasta que viva para pasarla a sus hijos y nietos si es posible.
“Venimos a prenderles su cera, a enflorarlos, venimos a recordarlos, ahorita y el 10 de mayo a nuestras mamás y papás que ya no viven. Yo llego como a las 9 de la noche y me voy hasta que amanece, toda la noche nos quedamos a velar”, comenta.
Los habitantes aseguran que esta vigilia es de los ancestros y ha pasado de generación en generación para no perderla y que los niños y niñas no prefieran pedir calaverita. Además, afirman que en municipios aledaños como Tlacotepec de Benito Juárez también tienen esta costumbre, pero no es la misma y las cruces de los muertos se visten distinto.
Xochitlán Todos Santos se localiza en el centro sur del Estado, colinda al Norte con Tochtepec y Tecamachalco, al Sur con Juan N. Méndez y Tepexi de Rodríguez, al Oriente con Yehualtepec y Tlacotepec de Benito Juárez y al Poniente con Huitziltepec y Molcaxac.