Docencia, oportunidad de cambio de vida

“Te sales del pueblo o te mueres al pie de un maguey”, estaes la frase que marcó a Ceferino López Vicente, quien desde hace58 años se dedica a la docencia, primero por la necesidad de irsede su pueblo natal y después por amor a su profesión, el cualdemuestra al impartir todavía algunos cursos.

El maestro Ceferino, de 82 años de edad, nació en San BartoloYautepec, municipio de Oaxaca, pero ha desempeñado la mayor partede su carrera en Puebla. Proviene de una familia de 11 hermanos,habla zapoteco y fue hasta los 14 años de edad cuando secastellanizó, gracias a una familia que lo animó a irse de supueblo y recibir educación. “Nohabía otra opción para desarrollarme profesionalmente más quecomo maestro, estuve interno ocho años, si no, no habría hechocarrera; somos familia de escasos recursos, fuimos 11 hermanos,éramos jornaleros y al ingresar a la Escuela Normal del Estado, laúnica carrera era para maestro, después me llené de pasión porlo que hacía”, dijo.

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Así, alejándose de los magueyes en los que aprendió aelaborar mezcal, fue que comenzó su vida profesional y se realizócomo académico cuando impartió clases en la UniversidadIberoamericana, pues ahí tuvo la oportunidad se desarrollar suspropios programas de estudios.

Con la mirada serena y una sonrisa sincera, el maestro Ceferinohabló para El Sol de Puebla sobre su trabajo sobre defender losderechos indígenas, pues él proviene de una comunidad con estascaracterísticas y aseguró que a pesar de haber tenido laoportunidad de ampliar sus estudios, nunca ha renegado de su origenhumilde.

Acompañado por su esposa Gloria Pérez, Ceferino siguepreparándose intelectualmente, ya que no le bastó con terminar lalicenciatura sino que también realizó su maestría y aun despuésde los 60 años de edad concluyó el doctorado en Ciencias de laEducación en la Universidad Autónoma de Oaxaca “BenitoJuárez”.

Algo que todavía lo tiene “atado” y “le pesa”, es queél a pesar de haber concluido satisfactoriamente el doctorado yhaber elaborado su tesis “Prácticas educativas en el medioindígena. Propuesta de evitar que se pierda la identidad delindígena”, no ha podido titularse desde hace unos 10 años.

“Es algo que me pesa, no lo he podido desahogar, a veces miesposa me dice que solo me falta el título, porque experiencia yel conocimiento sí lo tengo. Pero eso es lo que me tiene ahoritadetenido, sigo investigando, sigo escribiendo; una tesis doctoral,es eso”, añadió.

El retraso no se debe a otra cosa más que al hecho de que suslectores de tesis no le han liberado el texto, debido a que aún lesiguen realizando correcciones, las cuales se han ampliado; sinembargo, no quita el dedo del renglón y sigue luchando por cumplircon esa meta.

Su esposa siempre lo ha apoyado en su preparación y losproyectos que a lo largo de 52 años ha emprendido, mismo tiempoque llevan de casados, pues resulta que ella también es maestrapero nacida en la ciudad de Puebla.

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Un evento que recuerda con mucho cariño es que justo al salirde su pueblo, para iniciar una nueva aventura de vida fue queconoció el autobús de pasajeros y justo un día después, eltren, por lo que se dio cuenta, entonces, de la gran aventura quelo esperaba.

Hasta la fecha, Ceferino sigue impartiendo clases y cursos endiferentes instituciones académicas públicas y privadas, siemprepor invitación.

LA ANÉCDOTA

A lo largo de 58 años las anécdotas han sido muchas, pero comoen todos los casos hay algunas que dejan marcas.

Resulta que al ser maestro preparado en la Normal del Estado,hace muchos años fue enviado a una comunidad en el municipio deAhuacatlán en la Sierra Norte, donde para dormir no había másque un petate, y los pobladores, como suele suceder en estoslugares, le brindaron cobijo.

Prácticamente, recuerda con una mirada serena y llena denostalgia por los buenos momentos, vivió sin la necesidad degastar un solo peso, pues los padres de familia de los estudiantesa los que dio clases siempre le dieron de desayunar, comer y cenar.Cuando no podían, le llevaban los alimentos a su hogar.

Lo recuerda como una de las experiencias que lo marcó de porvida, no por la humildad con la que tuvo que estar sino por lacercanía de la gente y el apoyo que siempre obtuvo, pues él,originario de una comunidad indígena, estaba acostumbrado a lahumildad y la sencillez.

Su propósito en la vida siempre ha sido seguir estudiando, poreso, a los 60 años, a pesar de algunas críticas que llegó aescuchar y teniendo la oportunidad de estudiar la maestría, selanzó a la aventura que a la fecha le ha brindado todo tipo deagradables experiencias, entre ellas conocer a su esposa y formaruna familia con tres hijos, quienes siguieron el camino de ladocencia.

“Estudia como si fueras a vivir para siempre y vive como sifueras a morir mañana”, es una frase de Benjamin Franklin que loha motivado para continuar con esta idea.