Los 20 millones de pesos que invirtió en 2018 el gobierno municipal anterior en rehabilitar el Paseo Bravo no lucen, el parque tiene iluminación deficiente, el mobiliario urbano tiene desperfectos, además de registrar asaltos y albergar a indigentes y drogadictos durante el día.
Las áreas verdes y jardineras están descuidadas al grado de servir como depósito de mangueras de cables de energía, de bolardos destruidos o de un poste de luz sobre la banqueta en la calle 13 sur, a unos metros de la avenida Juárez.
Los ocho locales construidos como parte de la remodelación del espacio para desincentivar la llegada de ambulantes, están sin cumplir con su cometido de contar solamente con 16 puestos semifijos.
Todo el perímetro del Paseo Bravo y la parte central existen carritos de antojitos, tacos y de venta de frituras o golosinas, para satisfacer los antojos de estudiantes y trabajadores de la zona.
DESCUIDADO
El 25 de julio de 2018, el entonces edil capitalino Luis Banck Serrato en compañía del gobernador de aquel momento, José Antonio Gali Fayad, inauguraron la remodelación del Paseo Bravo con una inversión de 20 millones de pesos.
La superficie intervenida fue de dos mil 751 metros cuadrados destacando la modernización de la parte central, creando 264 metros cuadrados de pergolado que simulan notas musicales en la parte donde está el kiosco.
Además, fueron creadas 20 piezas de “bancas escultóricas”, 220 metros cuadrados de rampa, 100 piezas de bolardos, 100 piezas maceteros, así como 176 piezas de luminarias que supuestamente brindarían mejor iluminación.
A ochos meses de esta mega inversión, dicho parque presenta desperfectos que ha generado diversos problemas tanto a vendedores como a quienes buscan un espacio de esparcimiento.
De acuerdo con versiones de comerciantes y de ciudadanos, el parque tiende a estar en penumbras al caer la noche debido a la deficiente iluminación.
Para algunos, la instalación de nuevas lámparas a cargo de la pasada administración fue mal distribuida y de mala calidad. Para otros, el actual ayuntamiento no activa todos los puntos para “ahorrarse dinero”.
Coinciden que alumbran mejor los focos de los semifijos que ayudan de cierta manera a brindar seguridad a los visitantes, pero insuficiente para frenar asaltos que suelen darse a cualquier hora del día, pero con mayor incidencia en las noches.
“En la parte media del parque no alumbran los focos, su luz es muy tenue y brillan más los focos de los puestos ambulantes, la inversión en iluminación hecha no es visible”, externó en tono de molestia un vendedor de los ochos locales que fueron recientemente construidos.
Otros igualmente coincidieron con esta postura, sin dar sus nombres, señalaron que cuando fue inaugurada la nueva luminaria, el parque perfectamente era visible de noche, pero días después dejó de serlo.
Visitantes y comerciantes expresan que este factor sumado a la falta de vigilancia policial, provoca que haya asaltos principalmente después de las 18:30 horas.
Las tres cámaras de videovigilancia instaladas en la remodelación del parque están sin funcionar. Los comerciantes sustentan su dicho pues cuando han visto un delito, no se aparece ninguna patrulla o uniformado.
“Igual pasa en la madrugada y además las áreas verdes son usadas como hotel por los sexoservidores vestidos de mujer, nosotros debemos limpiar y quitar los preservativos que dejan”, detalló Antonio Narváez, uno de los cinco líderes del comercio ambulante que permanecen en la zona.
Estos espacios de convivencia, igualmente son utilizados para drogarse o para la llegada de indigentes que pasan horas sin que ninguna autoridad los retire.
Durante el recorrido realizado por El Sol de Puebla se pudo observar que presentan desgaste los espacios verdes, sin que haya pasto en diversas partes lo que demuestra la falta de mantenimiento por parte de la autoridad municipal.
El descuido es notable y puede verse al servir también como depósito de bolardos destruidos, material eléctrico, lo que afecta la imagen de este parque inaugurado en 1840, pero con modificaciones posteriores como la integración del reloj conocido como el “gallito” en 1921.
La remodelación del parque no ha sido del todo fructífera porque lejos de aminorar la presencia de ambulantes, los ha incrementado, pero curiosamente, sin representar competencia a los ocho locales que fueron construidos el año pasado, pues el giro comercial es distinto al vender banderillas, hamburguesas, palomitas, licuados, etc.
Las áreas verdes y jardineras están descuidadas al grado de servir como depósito de mangueras de cables de energía.
