“El PRI está jadeando por oxígeno, es un enfermo terminal”, calificó el excandidato a la presidencia municipal de Puebla, Guillermo Deloya Cobián, la condición en la que se encuentra su partido, que será difícil revertir si no existe un proceso de democratización y de vías de honestidad al interior del mismo.
Durante la presentación del libro “El Imperio de los mismos”, ante priistas que forman parte del Grupo Renovación, sostuvo que los liderazgos priistas deben tener un acercamiento real con las bases para elegir al perfil que competirá en la elección extraordinaria, y descalificó la figura de Enrique Doger Guerrero para encabezarla, porque “ya tuvo su oportunidad y la desaprovechó”.
Reprochó la falta de apoyo en su campaña por parte de la delegada del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) en Puebla, María Esther Sherman Leaño. En este mismo sentido se pronunció Humberto Aguilar Viveros, exgerente de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), quien recriminó que a pesar de que el PRI tiene activos importantes porque alrededor de 600 mil personas votaron por ese partido el pasado 1 de julio, durante la renovación de las juntas auxiliares fueron abandonados por la dirigencia -que encabeza Javier Casique-.
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“Este libro es un llamado a la reflexión política. La invitación es no repetir con rostros conocidos”, comentó Aguilar, quien compitió en las pasadas elecciones como candidato a diputado federal por el Distrito VII.
A su vez, Deloya criticó que son muy pocos los que toman decisiones en el PRI y algunos de ellos de manera personal ganan con la derrota del partido, que, sin apertura, pronosticó, se encuentra destinado a ser un instituto político satélite que solo recogerá las migajas de otros. “No quisiera ser parte de una debacle como esta y ser cómplice de la misma no diciendo las cosas”.
A la presentación del texto acudieron también el exdirigente estatal del PRI, Pablo Fernández del Campo y la coordinadora del grupo parlamentario local de ese partido, Rocío García Olmedo.
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El autor explicó que las bases necesitan tener un acercamiento real con la dirigencia, mientras que Aguilar resaltó que el PRI no supo entender la nueva dinámica social, en la cual la población exigía de sus gobernantes transparencia y acercamiento, y las dirigencias hicieron todo lo contrario, cerraron los espacios y la consecuencia fue la peor derrota de la historia del partido.