/ lunes 25 de abril de 2022

En clases virtuales estudiantes son responsables de su aprovechamiento académico: estudio

Investigadores de la BUAP analizaron los efectos que provocó la pandemia en la educación de nivel superior

La contingencia sanitaria de la Covid-19 evidenció la amplia brecha digital y de acceso a la educación que ya de por sí tenía el país pero que no se había hecho presente en la cotidianidad, por lo que debe ser un parteaguas para atender ambos problemas, coinciden los autores del libro “La pandemia COVID-19, su impacto en lo educativo, ambiental y profesional”, editado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

El material recopila siete investigaciones, de las cuales cinco se centran en el análisis de los efectos que provocó la pandemia en la educación, no solo en el nivel de aprovechamiento académico de los estudiantes de nivel superior, sino en la capacidad de los propios docentes e instituciones para responder a los retos planteados por la virtualidad.

Los doctores en educación y coordinadores de la publicación, Jorge Alejandro Fernández Pérez y Guadalupe Barajas Arroyo, coincidieron en que la pandemia ha dejado una gran lección para la academia, ya que no se puede seguir viendo al modelo de enseñanza aprendizaje como algo necesariamente ligado a la presencialidad.

Ambos señalaron que la educación a distancia, a la que obligó la pandemia durante casi dos años, debe ser vista como una oportunidad para reinventar y ampliar la oferta educativa en el nivel superior, sobre todo para aquellas regiones o sectores que han demostrado buena respuesta ante un modelo educativo virtual o híbrido.

No obstante, reconocieron que el saldo negativo que hasta ahora ha dejado es el rezago en aprendizajes, sobre todo para alumnos de determinadas carreras o áreas de conocimiento, ya que a nivel superior hubo una diferencia notable en las repercusiones negativas de la educación a distancia.

Foto: Archivo El Sol de Puebla

Pandemia afectó más a algunas carreras

Tres de las investigaciones presentadas en el libro evidencian que los estudiantes de carreras con mayor carga académica práctica son quienes tuvieron la mayor afectación a causa de la pandemia, ya que no solo se vieron comprometidos sus conocimientos y aprendizajes, sino también su futura competitividad laboral.

Se trata de estudios realizados en las licenciaturas de enseñanza de lenguas, estomatología y música de la propia BUAP, en donde los estudiantes y docentes refirieron que la formación profesional se vio seriamente perjudicada con la suspensión de actividades presenciales, ya que para muchos fue imposible continuar con el proceso práctico.

En el caso de la investigación “retos del aprendizaje a distancia en la LEI-BUAP ante el Covid-19”, los autores Benjamín Gutiérrez y Roberto Ochoa exhiben que una encuesta aplicada entre alumnos de la licenciatura en enseñanza del inglés permitió observar que la mayoría considera insuficiente el periodo de educación en línea.

De hecho, un 81.68 por ciento refirió que la modalidad a distancia repercutirá negativamente en su aprendizaje, un 85.09 por ciento considera que las estrategias de enseñanza que se implementaron fueron insuficientes y hasta un 64.85 por ciento indicó que tiene acceso limitado o nulo a materiales didácticos.

El ensayo “La educación musical en el encierro”, exhibe que 30 cada 100 alumnos no tenía computadora en casa y los centros de internet a los que podían acudir estaban cerrados debido por la pandemia, por lo que su formación profesional se vio gravemente afectada.

El autor del texto, José Fermín Enrique Rueda añadió que la misma encuesta aplicada entre los estudiantes permitió conocer que un 80 por ciento de ellos usó el celular como herramienta básica y aunque tenían whatsapp el 20 por ciento no tenía señal por estar en la periferia del estado.

Además, describió que solo el 2 % de profesores contaba con recursos para impartir ejercicios en línea, a través de alguna plataforma virtual, de tal manera que en muchos de los casos la comunicación entre alumnos y docentes fue nula.

Para el investigador, el trabajo remoto al que obligó la contingencia sanitaria no fue el principal problema para la educación, sino la falta de capacidad, tanto de alumnos y docentes para adaptarse a un nuevo contexto social.

En tanto que la “Investigación Educativa con marco en Covid-19 en él área de la estomatología”, reflejó que la suspensión de actividades presenciales afectará severamente el futuro profesional de los alumnos, porque se vieron obligados a suspender las prácticas clínicas.

Lo anterior, debido a que se consideraba de alto riesgo la generación de aerosoles para la transmisión aérea del virus, así como el contacto vía mucosa ocular, nasal u oral, además del contacto por superficies contaminadas.

El 78 por ciento de los estudiantes de la BUAP opinó que sería mejor seguir con clases en línea. Foto: Cortesía | BUAP


“Todo esto dificultó la entrega del conocimiento teórico que sustenta las bases de los diagnósticos, indicación de exámenes complementarios y ejecución de los tratamientos clínicos, afectando de manera importante la curva de aprendizaje del estudiante, posponiendo la atención de los pacientes, clave en los planes de estudio de estomatología general y sus especialidades o posgrados”, precisó el autor, Edgar Mauricio Pérez Peláez.

Asimismo, añadió que “la mayoría de los estudiantes de estomatología pasan por estrés y miedo en la clínica, muchos tienen problemas de conectividad a internet y esto afecta su aprendizaje, lo que termina por ponerlos en una posición laboral deficiente”.

Para el autor, la pandemia debe servir para pensar en nuevas estrategias dirigidas a estudiantes de áreas prácticas, como la de la salud, en donde podrían incorporarse cursos virtuales directos o grabados en vivo para explicar los procesos más relevantes que deben conocer los alumnos.

A propósito de estos hallazgos, la coordinadora Guadalupe Barajas señaló que la BUAP ha puesto en marcha una serie de estrategias para privilegiar la compensación de las actividades prácticas por encima de la teoría, ya que en áreas de estudio como medicina se ha contemplado asignar semanas completas para que los estudiantes realicen prácticas en laboratorio o campo.

Sin embargo, Alejandro Fernández explicó que aunque la universidad está haciendo los ajustes pertinentes en sus planes de estudio, el hecho es que los alumnos deben realizar prácticas y servicio en otras instituciones del sector público o privado, en donde también se deberían adecuar estos procesos a la nueva normalidad.

Universitarios BUAP inician regreso presencial escalonado . Foto: Cortesía

Oportunidad para atender la brecha tecnológica.

Para los investigadores Aida del Carmen Becerra Porras y Alejandro Jara Lezama, la pandemia solo vino a evidenciar los problemas que ya tenia México en materia educativa y de acceso a las nuevas tecnologías, sin embargo, es la oportunidad idónea para replantear las acciones que se están tomando al respecto.

En su investigación “La educación superior y el Covid-19, los retos para el docente: una aproximación humanista”, ambos indicaron que el estudiante virtual se vuelve protagonista de su propio aprendizaje, ya que su formación se vuelve independiente y autónoma.

En este contexto enfatizaron que, a diferencia de las clases presenciales, en la modalidad virtual el estudiante tiene la decisión y posibilidad de dedicar o no plena atención a las actividades académicas, lo que significa que se vuelve responsable de su aprovechamiento académico.

Refirieron que el trabajo de los docentes también debe ajustarse a una realidad virtual en la que “el cómo enseñar, cómo y cuándo evaluar” deberían ser congruentes con el uso de las nuevas tecnologías de la información.

Las necesidades no resueltas de muchos alumnos y docentes en México, como sucede en muchas otras naciones en desarrollo en el mundo, han sido conocidas desde hace tiempo. Sin embargo la pandemia las ha vuelto más visibles a los ojos de todos (…) Sería ingenuo pensar que se puede resolver de golpe, pero al menos, si se ha aprendido de la cruda realidad, es momento de emprender acciones para disminuir la brecha tecnológica apuntaron.

Becerra y Jara señalaron que cuando México tuvo la posibilidad de incorporar la tecnología al sistema educativo nacional no se hizo y ahora es necesario hacerlo pero sin dejar de observar que el acceso a nuevas herramientas no es suficiente sino se enseña a utilizarlas.

“Lo que los alumnos deben desarrollar son habilidades de investigación, procesos de comprensión lectora centrados en la autogestión y el análisis crítico de la información. Esto implica capacidad de hacer preguntas y reflexionar, acceder recursos de calidad, esquivar información falsa y evitar la dependencia tecnológica” indicaron.

La pandemia, oportunidad para cambios profundos

Para Irasema Cruz Luna, autora de la investigación “Las implicaciones del Covid -19 en la educación” la pandemia debe ser vista como una oportunidad para realizar cambios profundos en el sistema educativo del país, para que en las y los estudiantes se deje de aplicar un modelo de reproducción de información y se sustituya por uno que aliente el pensamiento crítico y libre.

La autora describe que la educación en el país siempre ha visto afectada por problemas como la pobreza, falta de infraestructura y hasta discriminación, debido a las realidades diversas a las que se enfrentan los alumnos y docentes en el ejercicio de sus actividades.

“La motivación al aprendizaje es algo que por años se ha ido mermando, razón por la que cada vez es más común ver qué hay estudiantes que no encuentran sentido al aprendizaje. Con la pandemia que estamos viviendo, se ha detonado más la indiferencia hacia la educación” indicó.

En este sentido, los coordinadores del libro acotaron que en el caso específico de la BUAP se ha observado que lo planteado por los autores en cuanto al aprendizaje autodidacta se ha hecho evidente entre la comunidad estudiantil, ya que los procesos educativos nunca se detuvieron pero fue responsabilidad de cada estudiante aprovecharlos.

“Se tuvieron dificultades al inicio de la pandemia, pero nosotros creemos que de inmediato se establecieron políticas de apoyo para capacitarnos o en materia de préstamo de computadoras, creo que el tema a veces pasa por cosas por fuera es decir la conectividad, que no depende de las universidades, pero es compromiso de la parte académica y de los estudiantes y la verdad yo diría que los procesos educativos, en el caso de los profesores y la educación no se detuvieron”, apuntó Fernández.

Incluso, a manera de conclusión, ambos coincidieron que entre las áreas de oportunidad que dejó la pandemia y que fueron plasmadas por los autores destaca la de ampliar la oferta académica a partir de las experiencias registradas en el modelo a distancia.

Lo anterior, dijeron, porque en el caso concreto de la BUAP, se evidenció que el trabajo de la planta docente se puede ampliar a los Complejos Regionales para atender a estudiantes que, en otras circunstancias, no podrían acceder a educación superior.

“Yo no hubiera pensado, antes de la pandemia, que hubiera podido atender a otros estudiantes, por ejemplo, he estado trabajando con el Complejo Regional del Sur y estamos atendiendo a estudiantes que viven en diferentes comunidades, no digamos específicamente en Tehuacán, sino en comunidades, que bajo un esquema tradicional, presencial, difícilmente van a acudir a una institución de nivel superior”, explicó el doctor en educación.

Por su parte, Guadalupe Barajas añadió que la BUAP y el resto de las universidades seguramente habrán de aprovechar las bondades que se pudieron observar en la educación a distancia e híbrida, para incorporarlas a sus ofertas académicas.

La contingencia sanitaria de la Covid-19 evidenció la amplia brecha digital y de acceso a la educación que ya de por sí tenía el país pero que no se había hecho presente en la cotidianidad, por lo que debe ser un parteaguas para atender ambos problemas, coinciden los autores del libro “La pandemia COVID-19, su impacto en lo educativo, ambiental y profesional”, editado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

El material recopila siete investigaciones, de las cuales cinco se centran en el análisis de los efectos que provocó la pandemia en la educación, no solo en el nivel de aprovechamiento académico de los estudiantes de nivel superior, sino en la capacidad de los propios docentes e instituciones para responder a los retos planteados por la virtualidad.

Los doctores en educación y coordinadores de la publicación, Jorge Alejandro Fernández Pérez y Guadalupe Barajas Arroyo, coincidieron en que la pandemia ha dejado una gran lección para la academia, ya que no se puede seguir viendo al modelo de enseñanza aprendizaje como algo necesariamente ligado a la presencialidad.

Ambos señalaron que la educación a distancia, a la que obligó la pandemia durante casi dos años, debe ser vista como una oportunidad para reinventar y ampliar la oferta educativa en el nivel superior, sobre todo para aquellas regiones o sectores que han demostrado buena respuesta ante un modelo educativo virtual o híbrido.

No obstante, reconocieron que el saldo negativo que hasta ahora ha dejado es el rezago en aprendizajes, sobre todo para alumnos de determinadas carreras o áreas de conocimiento, ya que a nivel superior hubo una diferencia notable en las repercusiones negativas de la educación a distancia.

Foto: Archivo El Sol de Puebla

Pandemia afectó más a algunas carreras

Tres de las investigaciones presentadas en el libro evidencian que los estudiantes de carreras con mayor carga académica práctica son quienes tuvieron la mayor afectación a causa de la pandemia, ya que no solo se vieron comprometidos sus conocimientos y aprendizajes, sino también su futura competitividad laboral.

Se trata de estudios realizados en las licenciaturas de enseñanza de lenguas, estomatología y música de la propia BUAP, en donde los estudiantes y docentes refirieron que la formación profesional se vio seriamente perjudicada con la suspensión de actividades presenciales, ya que para muchos fue imposible continuar con el proceso práctico.

En el caso de la investigación “retos del aprendizaje a distancia en la LEI-BUAP ante el Covid-19”, los autores Benjamín Gutiérrez y Roberto Ochoa exhiben que una encuesta aplicada entre alumnos de la licenciatura en enseñanza del inglés permitió observar que la mayoría considera insuficiente el periodo de educación en línea.

De hecho, un 81.68 por ciento refirió que la modalidad a distancia repercutirá negativamente en su aprendizaje, un 85.09 por ciento considera que las estrategias de enseñanza que se implementaron fueron insuficientes y hasta un 64.85 por ciento indicó que tiene acceso limitado o nulo a materiales didácticos.

El ensayo “La educación musical en el encierro”, exhibe que 30 cada 100 alumnos no tenía computadora en casa y los centros de internet a los que podían acudir estaban cerrados debido por la pandemia, por lo que su formación profesional se vio gravemente afectada.

El autor del texto, José Fermín Enrique Rueda añadió que la misma encuesta aplicada entre los estudiantes permitió conocer que un 80 por ciento de ellos usó el celular como herramienta básica y aunque tenían whatsapp el 20 por ciento no tenía señal por estar en la periferia del estado.

Además, describió que solo el 2 % de profesores contaba con recursos para impartir ejercicios en línea, a través de alguna plataforma virtual, de tal manera que en muchos de los casos la comunicación entre alumnos y docentes fue nula.

Para el investigador, el trabajo remoto al que obligó la contingencia sanitaria no fue el principal problema para la educación, sino la falta de capacidad, tanto de alumnos y docentes para adaptarse a un nuevo contexto social.

En tanto que la “Investigación Educativa con marco en Covid-19 en él área de la estomatología”, reflejó que la suspensión de actividades presenciales afectará severamente el futuro profesional de los alumnos, porque se vieron obligados a suspender las prácticas clínicas.

Lo anterior, debido a que se consideraba de alto riesgo la generación de aerosoles para la transmisión aérea del virus, así como el contacto vía mucosa ocular, nasal u oral, además del contacto por superficies contaminadas.

El 78 por ciento de los estudiantes de la BUAP opinó que sería mejor seguir con clases en línea. Foto: Cortesía | BUAP


“Todo esto dificultó la entrega del conocimiento teórico que sustenta las bases de los diagnósticos, indicación de exámenes complementarios y ejecución de los tratamientos clínicos, afectando de manera importante la curva de aprendizaje del estudiante, posponiendo la atención de los pacientes, clave en los planes de estudio de estomatología general y sus especialidades o posgrados”, precisó el autor, Edgar Mauricio Pérez Peláez.

Asimismo, añadió que “la mayoría de los estudiantes de estomatología pasan por estrés y miedo en la clínica, muchos tienen problemas de conectividad a internet y esto afecta su aprendizaje, lo que termina por ponerlos en una posición laboral deficiente”.

Para el autor, la pandemia debe servir para pensar en nuevas estrategias dirigidas a estudiantes de áreas prácticas, como la de la salud, en donde podrían incorporarse cursos virtuales directos o grabados en vivo para explicar los procesos más relevantes que deben conocer los alumnos.

A propósito de estos hallazgos, la coordinadora Guadalupe Barajas señaló que la BUAP ha puesto en marcha una serie de estrategias para privilegiar la compensación de las actividades prácticas por encima de la teoría, ya que en áreas de estudio como medicina se ha contemplado asignar semanas completas para que los estudiantes realicen prácticas en laboratorio o campo.

Sin embargo, Alejandro Fernández explicó que aunque la universidad está haciendo los ajustes pertinentes en sus planes de estudio, el hecho es que los alumnos deben realizar prácticas y servicio en otras instituciones del sector público o privado, en donde también se deberían adecuar estos procesos a la nueva normalidad.

Universitarios BUAP inician regreso presencial escalonado . Foto: Cortesía

Oportunidad para atender la brecha tecnológica.

Para los investigadores Aida del Carmen Becerra Porras y Alejandro Jara Lezama, la pandemia solo vino a evidenciar los problemas que ya tenia México en materia educativa y de acceso a las nuevas tecnologías, sin embargo, es la oportunidad idónea para replantear las acciones que se están tomando al respecto.

En su investigación “La educación superior y el Covid-19, los retos para el docente: una aproximación humanista”, ambos indicaron que el estudiante virtual se vuelve protagonista de su propio aprendizaje, ya que su formación se vuelve independiente y autónoma.

En este contexto enfatizaron que, a diferencia de las clases presenciales, en la modalidad virtual el estudiante tiene la decisión y posibilidad de dedicar o no plena atención a las actividades académicas, lo que significa que se vuelve responsable de su aprovechamiento académico.

Refirieron que el trabajo de los docentes también debe ajustarse a una realidad virtual en la que “el cómo enseñar, cómo y cuándo evaluar” deberían ser congruentes con el uso de las nuevas tecnologías de la información.

Las necesidades no resueltas de muchos alumnos y docentes en México, como sucede en muchas otras naciones en desarrollo en el mundo, han sido conocidas desde hace tiempo. Sin embargo la pandemia las ha vuelto más visibles a los ojos de todos (…) Sería ingenuo pensar que se puede resolver de golpe, pero al menos, si se ha aprendido de la cruda realidad, es momento de emprender acciones para disminuir la brecha tecnológica apuntaron.

Becerra y Jara señalaron que cuando México tuvo la posibilidad de incorporar la tecnología al sistema educativo nacional no se hizo y ahora es necesario hacerlo pero sin dejar de observar que el acceso a nuevas herramientas no es suficiente sino se enseña a utilizarlas.

“Lo que los alumnos deben desarrollar son habilidades de investigación, procesos de comprensión lectora centrados en la autogestión y el análisis crítico de la información. Esto implica capacidad de hacer preguntas y reflexionar, acceder recursos de calidad, esquivar información falsa y evitar la dependencia tecnológica” indicaron.

La pandemia, oportunidad para cambios profundos

Para Irasema Cruz Luna, autora de la investigación “Las implicaciones del Covid -19 en la educación” la pandemia debe ser vista como una oportunidad para realizar cambios profundos en el sistema educativo del país, para que en las y los estudiantes se deje de aplicar un modelo de reproducción de información y se sustituya por uno que aliente el pensamiento crítico y libre.

La autora describe que la educación en el país siempre ha visto afectada por problemas como la pobreza, falta de infraestructura y hasta discriminación, debido a las realidades diversas a las que se enfrentan los alumnos y docentes en el ejercicio de sus actividades.

“La motivación al aprendizaje es algo que por años se ha ido mermando, razón por la que cada vez es más común ver qué hay estudiantes que no encuentran sentido al aprendizaje. Con la pandemia que estamos viviendo, se ha detonado más la indiferencia hacia la educación” indicó.

En este sentido, los coordinadores del libro acotaron que en el caso específico de la BUAP se ha observado que lo planteado por los autores en cuanto al aprendizaje autodidacta se ha hecho evidente entre la comunidad estudiantil, ya que los procesos educativos nunca se detuvieron pero fue responsabilidad de cada estudiante aprovecharlos.

“Se tuvieron dificultades al inicio de la pandemia, pero nosotros creemos que de inmediato se establecieron políticas de apoyo para capacitarnos o en materia de préstamo de computadoras, creo que el tema a veces pasa por cosas por fuera es decir la conectividad, que no depende de las universidades, pero es compromiso de la parte académica y de los estudiantes y la verdad yo diría que los procesos educativos, en el caso de los profesores y la educación no se detuvieron”, apuntó Fernández.

Incluso, a manera de conclusión, ambos coincidieron que entre las áreas de oportunidad que dejó la pandemia y que fueron plasmadas por los autores destaca la de ampliar la oferta académica a partir de las experiencias registradas en el modelo a distancia.

Lo anterior, dijeron, porque en el caso concreto de la BUAP, se evidenció que el trabajo de la planta docente se puede ampliar a los Complejos Regionales para atender a estudiantes que, en otras circunstancias, no podrían acceder a educación superior.

“Yo no hubiera pensado, antes de la pandemia, que hubiera podido atender a otros estudiantes, por ejemplo, he estado trabajando con el Complejo Regional del Sur y estamos atendiendo a estudiantes que viven en diferentes comunidades, no digamos específicamente en Tehuacán, sino en comunidades, que bajo un esquema tradicional, presencial, difícilmente van a acudir a una institución de nivel superior”, explicó el doctor en educación.

Por su parte, Guadalupe Barajas añadió que la BUAP y el resto de las universidades seguramente habrán de aprovechar las bondades que se pudieron observar en la educación a distancia e híbrida, para incorporarlas a sus ofertas académicas.

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