/ viernes 24 de marzo de 2017

Encuentran nuevas ilusiones y proyectos aun en la tercera edad

Un corazón joven es lo que demuestran tener José Luis Reyes yMagdalena Vera, pues desde hace un año y medio están enamorados.Él con 70 años cumplidos y ella con 68, unieron sus destinos dela forma menos esperada: con un baile en la Casa del Abue.

En medio de risas, coqueteos y dejando en claro el amor quesienten el uno por el otro, recuerdan que su llegada a este sitiofue por una depresión, cosas de la vida que a cierta edad aquejana las personas. Él se consideraba huraño, ella una bailarinanata, y en ese sitio encontraron intereses en común.

José Luis, médico de profesión, acudió por primera vez a laCasa del Abue hace seis años al quedar viudo, llegaba a jugardominó con algunos otros compañeros y se retiraba. Ella, por otraparte, fue para tener algo más qué hacer, pues su función decrianza de hijos está terminada y así, un día después deconocerse y entablar varias y largas pláticas, simplementedecidieron unirse en algo más que un baile.

Enemigos de las fotografías, pero amantes de la música, lapareja está segura de que su vida cambió cuando llegó a estesitio, donde a decir del enamorado, “logró convertirse en el serhumano que estaba destinado a ser”.

“Yo antes era muy gruñón. Pero no, ahora soy un dulce y aella le agradezco cómo soy, todos me dicen que ahora la empalago,pero mientras no le dé diabetes todo está bien porque yo a ellano solo la quiero, la amo”, dice con notable sinceridad en cadapalabra, con lo que logra arrebatar a su nueva compañera de vidaunas mejillas sonrojadas.

Pronto, luego de conocerse, se olvidaron de todos los problemasy las enfermedades, y ahora tienen la intención de valorar losmejores momentos de sus vidas, practicando lo aprendido a lo largode todos estos años y, lo mejor de todo, con el apoyo de susfamilias.

Hay algo que todavía no está decidido: la boda. Entre miradasy sonrisas de complicidad se puede apreciar que la propuesta yaestá hecha y aunque no hay una respuesta positiva, aún, JoséLuis no quitará el dedo del renglón pues en cada personaencuentra un cómplice para conseguir su propósito.

UNA NUEVA VIDA EN ESTA CASA

Todos los días cerca de 800 personas mayores de 60 años deedad desfilan por la Casa del Abue, quienes acuden solamente aalguna consulta médica y un desayuno o pueden permanecer hastanueve horas diarias pasando por talleres artísticos y hastaencontrando una nueva pareja sentimental.

Fue inaugurada el 2 de febrero de 2006 por el Sistema EstatalDIF (SEDIF), si bien empezó con unos 15 talleres y alrededor de250 asistentes, ahora cuenta con más de 60 actividades diarias yuna plantilla de más de medio centenar de maestros voluntarios,quienes brindan atención a las personas de la tercera edad queprefieren acudir a dichas instalaciones en vez de permanecer en sucasa y "tener malos pensamientos".

Margarita Moreno, una señora alegre y activa, es una de tantasque desde que entró en funcionamiento la casa acude todos losdías a los talleres, ha pasado por decenas, pero el que más legusta es uno de manualidades, gracias al cual está aprendiendo adecorar bonsáis, que ofrece "a buen precio" a quien se acerque conella.

Según dato del Instituto Nacional de Geografía y Estadística(Inegi) en Puebla hay 518 mil 669 personas de la tercera edad, delas cuales el 20 por ciento ha desarrollado una discapacidad y porlo menos en el 29 por ciento de los hogares en el estado existe unadulto mayor.

De acuerdo con Cecilia Espino, coordinadora de la Casa del Abue,el 80 por ciento de los asistentes corresponde a mujeres, de talforma que muchos de los talleres están dirigidos a este género,aunque hay muchas más actividades a las que se integran todos losdemás adultos.

En este espacio, ubicado en la 11 Norte 1818, desde las 8:00horas, llegan “los abuelitos”, como les dicen, aunque algunosde ellos no tengan nietos, para integrarse a las actividades. Losprimeros 250 del día obtienen un vale con el cual acceden a losalimentos del día.

Pero, no llegan solo a entretenerse o a pasar el día, susintereses van más allá. Muchos de ellos acuden a los serviciosmédicos, pues la mayoría padece hipertensión, diabetes mellitus,colesterol, triglicéridos y osteoporosis. En ocasiones, asisten aterapias de rehabilitación por problemas de rodillas yarticulaciones.

Aquí, el personal médico de planta y de servicio social, seacerca a los adultos mayores para conocer sus problemas de salud;en el área de rehabilitación cuentan con el equipo especial y,además, una alberca donde gustosos los adultos siguen susterapias.

Un corazón joven es lo que demuestran tener José Luis Reyes yMagdalena Vera, pues desde hace un año y medio están enamorados.Él con 70 años cumplidos y ella con 68, unieron sus destinos dela forma menos esperada: con un baile en la Casa del Abue.

En medio de risas, coqueteos y dejando en claro el amor quesienten el uno por el otro, recuerdan que su llegada a este sitiofue por una depresión, cosas de la vida que a cierta edad aquejana las personas. Él se consideraba huraño, ella una bailarinanata, y en ese sitio encontraron intereses en común.

José Luis, médico de profesión, acudió por primera vez a laCasa del Abue hace seis años al quedar viudo, llegaba a jugardominó con algunos otros compañeros y se retiraba. Ella, por otraparte, fue para tener algo más qué hacer, pues su función decrianza de hijos está terminada y así, un día después deconocerse y entablar varias y largas pláticas, simplementedecidieron unirse en algo más que un baile.

Enemigos de las fotografías, pero amantes de la música, lapareja está segura de que su vida cambió cuando llegó a estesitio, donde a decir del enamorado, “logró convertirse en el serhumano que estaba destinado a ser”.

“Yo antes era muy gruñón. Pero no, ahora soy un dulce y aella le agradezco cómo soy, todos me dicen que ahora la empalago,pero mientras no le dé diabetes todo está bien porque yo a ellano solo la quiero, la amo”, dice con notable sinceridad en cadapalabra, con lo que logra arrebatar a su nueva compañera de vidaunas mejillas sonrojadas.

Pronto, luego de conocerse, se olvidaron de todos los problemasy las enfermedades, y ahora tienen la intención de valorar losmejores momentos de sus vidas, practicando lo aprendido a lo largode todos estos años y, lo mejor de todo, con el apoyo de susfamilias.

Hay algo que todavía no está decidido: la boda. Entre miradasy sonrisas de complicidad se puede apreciar que la propuesta yaestá hecha y aunque no hay una respuesta positiva, aún, JoséLuis no quitará el dedo del renglón pues en cada personaencuentra un cómplice para conseguir su propósito.

UNA NUEVA VIDA EN ESTA CASA

Todos los días cerca de 800 personas mayores de 60 años deedad desfilan por la Casa del Abue, quienes acuden solamente aalguna consulta médica y un desayuno o pueden permanecer hastanueve horas diarias pasando por talleres artísticos y hastaencontrando una nueva pareja sentimental.

Fue inaugurada el 2 de febrero de 2006 por el Sistema EstatalDIF (SEDIF), si bien empezó con unos 15 talleres y alrededor de250 asistentes, ahora cuenta con más de 60 actividades diarias yuna plantilla de más de medio centenar de maestros voluntarios,quienes brindan atención a las personas de la tercera edad queprefieren acudir a dichas instalaciones en vez de permanecer en sucasa y "tener malos pensamientos".

Margarita Moreno, una señora alegre y activa, es una de tantasque desde que entró en funcionamiento la casa acude todos losdías a los talleres, ha pasado por decenas, pero el que más legusta es uno de manualidades, gracias al cual está aprendiendo adecorar bonsáis, que ofrece "a buen precio" a quien se acerque conella.

Según dato del Instituto Nacional de Geografía y Estadística(Inegi) en Puebla hay 518 mil 669 personas de la tercera edad, delas cuales el 20 por ciento ha desarrollado una discapacidad y porlo menos en el 29 por ciento de los hogares en el estado existe unadulto mayor.

De acuerdo con Cecilia Espino, coordinadora de la Casa del Abue,el 80 por ciento de los asistentes corresponde a mujeres, de talforma que muchos de los talleres están dirigidos a este género,aunque hay muchas más actividades a las que se integran todos losdemás adultos.

En este espacio, ubicado en la 11 Norte 1818, desde las 8:00horas, llegan “los abuelitos”, como les dicen, aunque algunosde ellos no tengan nietos, para integrarse a las actividades. Losprimeros 250 del día obtienen un vale con el cual acceden a losalimentos del día.

Pero, no llegan solo a entretenerse o a pasar el día, susintereses van más allá. Muchos de ellos acuden a los serviciosmédicos, pues la mayoría padece hipertensión, diabetes mellitus,colesterol, triglicéridos y osteoporosis. En ocasiones, asisten aterapias de rehabilitación por problemas de rodillas yarticulaciones.

Aquí, el personal médico de planta y de servicio social, seacerca a los adultos mayores para conocer sus problemas de salud;en el área de rehabilitación cuentan con el equipo especial y,además, una alberca donde gustosos los adultos siguen susterapias.

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