ATZALA, Pue.- Han pasado 46 días desde que el señor Gabino dela Cruz Ramírez, duerme en una habitación improvisada sobre pisode tierra, con techo de láminas y paredes hechas con lonasreutilizadas. Su casa está censada con el número 85679, e ignoracuándo la autoridad acudirá a cumplir con la promesa dereconstruir sus dos habitaciones de adobe, que se cayeron en elsismo del 19 de septiembre.
El traspatio de su casa ha servido para adecuar una viviendamodesta, que queda a merced de los insectos y demás fauna quehabita en la zona árida, como los escorpiones, a los que seahuyenta con insecticida.
De 80 años de edad, el señor recibe una pensión mensual demil 500 pesos, lo que significan 50 pesos diarios. Con ese dinerosobreviven él y su hermana.
Por ello, se han visto impedidos para hacer una construcciónpor su cuenta, y solo les quedó esperar el apoyo de láminas queles otorgó el Gobierno municipal. Ignoran si el material fuecomprado con recursos públicos o de los voluntarios.
Su nuevo hogar tiene varias aberturas desde donde entran la luznatural, el viento o la lluvia, según sea el caso. Es un espaciode unos cinco metros cuadrados que fue reforzado con troncos, amanera de castillos, y equipado con bolsas de plástico y lonas,como muros.
En ese pequeño espacio, don Gabino y su hermana han acomodadosus camas, dos roperos que se han roto, algunas sillas de madera,cobijas, trastos, ropa y sus santos, que permanecen colgados en lavivienda.
A mes y medio del sismo, el techo de una de las habitaciones queresultó afectada por el sismo fue definitivamente derrumbadodebido a que significaba un riesgo para los habitantes. Incluso, lamadrugada del 20 de septiembre, el octogenario todavía durmió enese cuarto.
Pide a las autoridades agilizar el apoyo para lareconstrucción. Aunque dice que todavía pueden dormitar en lahabitación improvisada, eso no exime de riesgos por estar allí,tal como alguna enfermedad respiratoria o picadura de unanimal.
“Nada, nada, no nos ha dicho nada (la autoridad). Tenemos elmes estando aquí afuera. Sí queremos (que nos apoyen) pero si (elgobierno) no puede, no le podemos exigir”, señala el hombre,mientras muestra su vivienda.
Un día después del movimiento telúrico, que derribó variasviviendas en Atzala y extinguió 12 vidas en el mismo municipio, elseñor había dicho a El Sol de Puebla –con lágrimas en losojos- que sentía mucho la pérdida de su hogar, puesprácticamente es todo lo que tenía. No obstante, se ha mantenidoactivo para resurgir por segunda vez. La primera lo hizo hacevarias décadas, cuando recibió algunos tiros durante un robo.
