“Trato de hacer todo bien... ponerme el equipo bien y aguantar. A veces sufro ataques de ansiedad estando ahí adentro. Mis guardias son nocturnas de casi 12 horas. Y al final deseo quitarme los utensilios de protección sin error”, es el pensamiento, quizá temor, de una mujer atlixquence laborando en un hospital por donde vive, ronda o asusta el Covid-19.
“Hay días no tan buenos. Tuve un cambio en el trabajo y estoy en uno de los municipios más grandes de Puebla. De hecho, durante mes y medio no regresé a Atlixco por el miedo. Y como hay guardias, me toca estar en zona Covid... imagínate. Incluso este fin de semana dudé en regresar a casa”, contó a la distancia.
Es una mujer joven dedicada a la limpieza y con la esperanzan de millones de personas en la tierra: “ojalá esto acabe pronto”. En respuesta, amigos cercanos y sobre todo familiares no desentonan en esa idea: “Ánimo... ya está por finalizar”.
Insiste: “Hay días más difíciles, comparados con otros. Y esa es la esperanza”. Cuestionada sobre si es valiente, es clara y contundente: “No tanto, a veces el miedo invade todo”. Los mensajes recibidos invitan a no claudicar: “Ten fe. Dios cuida de ti. Y nosotros oramos por ustedes, los trabajadores del sector salud en un lugar como ese”.
También hay lugar para las bromas y el buen humor. Son momentos de transpiración a raudales y de estar durante 12 horas con un traje especial, mascarillas y quizá pérdida de peso por el estrés y la actividad. “Ese sauna terminará por dejarme una figura como la de Ninel Conde”, acepta.
La mujer de igual manera tiene claro un par de aspectos: “sabemos muchos compañeros de éste riego, pero es nuestro trabajo y debemos seguir adelante. Y se trata de un esfuerzo el cual genera respeto entre muchas personas”. Hoy queda, y en pleno aumento de la pandemia, “seguir al pie de la letra todos los protocolos de seguridad y sanidad”, finalizó.
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