En cada Halloween o Día de Muertos el señor Rafael Domínguez se encarga de que muchas personas se conviertan en monstruos, personajes de ficción y hasta superhéroes, esto se debe a que en su fábrica ubicada en Yehualtepec hacen las máscaras más creativas de México. Ha tenido tanto auge que no sólo vende sus productos en las tiendas poblanas, sino que envía a todo el país y de vez en cuando a lugares del extranjero.
Rafael comenzó a hacer máscaras hace 34 años, iba en la preparatoria y uno de sus profesores tenía conocimiento de esta elaboración, le dio mucha curiosidad, se acercó a su maestro y le enseñó a hacer máscaras básicas.
Con el tiempo él por su cuenta aprendió a hacer las máscaras de látex y no sólo eso, sino el modelado en plastilina, concretar su diseño en arcilla y cocer o pintar para darle vida a los personajes.
Lo que comenzó como una curiosidad se volvió una pasión y hoy en día, es el sustento de su familia, incluso Rafael aceptó que estas máscaras ayudaron a que sus hijos salieran adelante y a que tuvieran una mejor calidad de vida. Actualmente, uno de sus hijos sigue sus pasos y lo acompaña en el taller haciendo máscaras.
Cada año tratan de renovar sus personajes, incluso, al finalizar cada temporada, investigan la cartelera próxima a estrenarse y de ahí sacan ideas. Su catálogo es de más de 500 personajes, pero este año el más pedido fue el de los soldados y la muñeca de la serie el Juego del Calamar.
Dicha serie lo hizo trabajar al doble, ya que su estreno y boom fue en septiembre y para esa fecha usualmente ya tiene el molde de todas las máscaras que lanzarán para esta temporada; pero a sus clientes lo que pidan, así que tuvieron que hacer moldes de última hora.
A diferencia de años pasados los clientes ya no piden tanto la imagen de políticos, pero las máscaras que nunca fallan son las de Chucky, el payaso Eso, Freddy Krueger, el asesino de la película Scream, Michael Myers de las películas Halloween y en últimos años lo que más solicitan son payasos diabólicos.
Así como renueva en personajes también ha evolucionado la forma de hacer este tipo de productos, aseguró que el proceso ya es más amigable con el ambiente y buscan actualizarse para que el resultado sea más ecológico.
“Desde que yo comencé fui experimentado, fui investigando, haciendo pruebas y a medida que pasó el tiempo encontré la formula exacta para que mis máscaras quedaran resistentes y de buena calidad. En los últimos años mi producto ya se renovó, desde hace seis años utilizamos materiales naturales y hasta los pigmentos son base de agua cuando en un inicio eran solventes”, agregó.
Además, esta fábrica ayuda a la economía local de Yehualtepec, pues les da trabajo a los pobladores, antes de la pandemia laboraban 30 personas oriundas de esta demarcación, pero hoy en día, sólo están 14. Espera que como se vayan reactivando la economía, pueda ir recuperando los empleos que perdió. De igual modo, por la pandemia, las ventas bajaron considerablemente y su producción ha bajado casi un 40 por ciento.
Pese a todo esto, el señor Rafael sigue optimista y se siente orgulloso de ser un referente en este gremio y no sólo en Puebla, sino a nivel nacional.
