Lo que pareciera ser algo insignificante en la junta auxiliar de Santa María Guadalupe Tecola, del municipio de Puebla, no lo es, pues se ha convertido en una tortura. Se trata de los enjambres de mosquitos que no solo les causan alergias a los ciudadanos, sino que también provocan enfermedades a los animales y los llevan a la muerte.
Estos insectos se esconden entre el lirio de la laguna de San Baltazar Tetela, demarcación cercana a esta comunidad, en donde son una pesadilla desde el atardecer, ya que cuando empieza a oscurecer salen del agua y vuelan hacia las casas.
Durante la temporada de calor esta problemática se vuelve aún peor, pues los mosquitos invaden viviendas y corrales con un objetivo: alimentarse de sangre, ya sea de los humanos o de los animales de ganado.
El Sol de Puebla acudió a esta junta auxiliar ubicada al sur del municipio de Puebla, en donde los pobladores han optado por alternativas para que los zancudos no ingresen a sus viviendas, sin embargo, en la mayoría de los casos ha sido en vano.
Si bien ha sido un problema desde “toda la vida”, como exponen los habitantes y afectados, en los últimos años han observado cómo los moscos se vuelven más grandes y la cantidad también ha aumentado, lo que se ve reflejado no solo en su salud, sino en sus ingresos económicos.
Lo anterior debido a que en su mayoría en esta comunidad se dedican a la crianza y venta de animales de granja, por lo que el destino de los animales tiene dos vertientes. La primera, que mueran desangrados (por las picaduras constantes), y la segunda, que se les caiga de a poco el pelo, lo que les quita uno de los principales atractivos para la venta.
LA NOCHE SE VUELVE UN HORRIBLE ESCENARIO
La noche es su peor momento del día, ya que ahí pobladores buscan no solo prevenirse de picaduras, ya que en algunos casos les ocasiona alergias, sino también a su ganado.
En entrevista con esta casa editorial, Norma Jiménez, habitante de Guadalupe Tecola, expone que los moscos pican a los animales y les dañan la piel, les sacan ronchas y afectan su pelaje, por lo que no encuentran la manera de acabar con esta problemática.
Relata que hace un par de meses falleció una de sus vacas, pues la tenía en un corral a la intemperie junto con los otros animales, pero los zancudos “hicieron de las suyas” y terminaron por matar a esta especie.
“A veces también se llegan a morir los animales, las vacas, los chivos. No son pocos los moscos, llegan por montón”, revela.
Sus ingresos se vieron afectados, ya que una vaca por lo menos vale 12 mil pesos, más la producción de leche, quesos y derivados de este lácteo, lo cual se pierde por causa de los enjambres de moscos.
De igual manera, Daniel Ramírez (ganadero), apunta que los chivos pasan por una situación similar, ya que tras las picaduras constantes se les cae la pelusa. Esto los vuelve vulnerables, pues los moscos pican de nueva cuenta en ese lugar de su piel.
Esto es lo que causa que se desangren los animales o en todo caso que al venderlos solo les paguen la mitad de su valor, pues quienes los ven piensan que están enfermos, pese a que no sea cierto.
A decir de los afectados, la carne no genera enfermedades o infecciones, ya que los zancudos no transmiten enfermedades.
“Pagan menos de mil pesos, como 800 pesos, pero no cuestan eso, nosotros las vendemos en los dos mil pesos, pero varía (…) se le invierte en su comida, se compra paca de zacate y alimento, si se invierte también”, expresa.
EL HUMO, SU PRINCIPAL ALIADO
De acuerdo con otros habitantes, como Mercedes y Catalino, cada uno de los pobladores ha buscado alternativas para evitar que los moscos los piquen, ya que compran remedios para hacer humo a fin de ahuyentarlos.
Anafres, hojas quemadas y cualquier tipo de material que sirva como herramienta es la que colocan dentro de las casas y en los corrales de los animales, esto en zonas específicas donde no puedan ocasionar una tragedia.
También, en algunos casos, como el de Mercedes, colocan un tipo de malla en donde no hay paredes o hay aberturas para que haga la función de un mosquitero y estos no puedan entrar.
Ella menciona que a los porcinos es a quienes más afectan los moscos, ya que como casi no tienen pelo, es más fácil que los piquen, aunado a ello, no los sacan a pastar y siempre están dentro de su corral, por lo que, al no tener tanto movimiento, son los más vulnerables.
“Les pican y les salen como granos y ya de ahí se van desangrando. Nosotros los cubrimos con malla para que les ayude un poco, pero aun así le buscan y los animalitos se meten. Cada año es lo mismo. A nosotros nos afecta porque estamos cerca de la laguna (…) unos sí se mueren porque les acaban su sangre”, narra.
Agrega que todo el año sufren esta situación, pero en temporada de lluvias y calor es cuando se reproducen aún más, por lo que no tienen de otra que enfrentarlos como puedan.
Catalino añade que los porcinos también pierden su valor económico, pues les dejan ronchas rojas que dañan su piel y con ello su tiempo de vida se acorta o ya no son comprados.
CONTAMINACIÓN DE LA LAGUNA PRINCIPAL CAUSA
La principal causa de que los moscos afecten en esta comunidad es que la contaminación de la laguna se ha acrecentado, lo que ha acabado con las ranas y peces, animales que se comían a los moscos.
Por tanto, al no existir este ciclo, se reproducen las larvas de moscos en la laguna y al salir atacan a la demarcación. De acuerdo con Joaquín Osorio, uno de los pobladores más conocedores de este lugar, se trata de una plaga incontrolable. Afirma que para atenderla y resolverla se deben emprender acciones de fondo, definitivas.
Sugiere limpiar la laguna para retirar el lirio acuático, así como evitar la contaminación por parte de los vecinos y evitar que las descargas de drenaje lleguen ahí. Espera que las autoridades entiendan la problemática y decidan actuar para ayudarlos.
Asevera que años atrás autoridades municipales intentaron llegar a una solución, pues fumigaron cerca de la laguna, pero no se logró nada, ya que la contaminación persiste y los moscos continúan.
Manifiesta que el problema debe valorarse y conocerse, debido también a que las autoridades han llegado a limpiar el lirio, pero este vuelve a salir y no se concreta la solución definitiva.
AUTORIDAD AUXILIAR TRABAJA EN UNA PETICIÓN
Bernardino Ramírez Ramírez, presidente auxiliar de esta comunidad, informa que trabaja en una petición para el gobierno del alcalde Eduardo Rivera Pérez, en donde se solicitará que se haga una estrategia para atenderlos.
Se espera que todas las juntas auxiliares colindantes alcen la voz para que puedan ser escuchados y se haga algo al respecto, ya que como ciudadanos en años pasados limpiaron parte de la laguna e incluso colocaron un lazo en ambos extremos para prevenir que el lirio llegara.
Esto no fue suficiente, pues por momentos se lograba dejar la laguna sin lirio, pero con el tiempo la cuerda se desgastaba y volvían a lo mismo. La inversión que se necesitaba no era fácil y posteriormente se dejó de hacer.
“En la laguna hay como unos gérmenes rojos, todo eso es el mosco, en una orilla se miran millones de ese mosquito, es el que sale, ya no hay pescados, ya no se lo comen (…) se imagina exterminarlo”, manifiesta.
MEDIO AMBIENTE MUNICIPAL TRABAJA EN EL TEMA
Por su parte, la secretaria de Medio Ambiente del ayuntamiento de Puebla, Myriam Arabian Couttolenc, explica que no se puede limpiar si no se trabaja en ver quiénes vierten contaminantes a los ríos, por lo que todo lo que va al drenaje municipal debe cumplir con la normativa.
Señala que por ello se labora de a poco con el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla (SOAPAP), así como con la empresa Agua de Puebla, para verificar a las empresas que descargan de manera ilegal.
Añade que el fenómeno es consecuencia de la contaminación de ríos y muerte de manglares, que ha sido ocasionado por la mancha humana y que solo se podrá hacer algo si es que hay compromiso de los habitantes y las autoridades en conjunto.
Subraya que también la Secretaría de Salud del estado de Puebla debe intervenir para realizar una fumigación anual en esta área, a fin de que se sumen esfuerzos importantes.
Aunque pareciera que es una solución fácil, no es así, pues se trata de una contaminación de niveles graves, que seguramente tardarán en atender y por la cual a los habitantes (y sus animales) solo les quedará esperar y aguantarse de las picaduras de moscos.
