Entre un ambiente de desinterés, de molestia ciudadana y austeridad se llevó a cabo el quinto y último Grito de Independencia de la administración que encabeza Ernestina Fernández Méndez, quien desairó el desfile del 16 de septiembre, al que acudieron solo 6 de los 12 regidores del municipio.
Lo que para muchos sería la mejor de las celebraciones por ser el último año de gobierno resultó en una evidente austeridad, producto de cómo fue planeada, ya que el evento no llegó a los 25 minutos, contando desde la ceremonia cívica hasta la quema de los juegos pirotécnicos.
Una vez que se anunció que el acto protocolario se llevaría a cabo en punto de las 22:30 horas se esperaba la llegada de los regidores para ocupar sus espacios en la parte superior de los balcones, sin embargo, el desinterés se evidenció con la presencia de solo de seis de ellos, quienes acompañaron a la presidenta en este último año.
Luego de que la alcaldesa recibiera la bandera su salida al balcón fue motivo para que se escucharan las rechiflas en su contra, así como uno que otro grito, en donde le recordaban que solo faltaba poco tiempo para que ya terminara esta administración.
Ante una explanada llena Fernández Méndez hacía pausas por instantes, como si se le olvidara el texto, sin embargo, ondeó la bandera de México al mismo tiempo en que todos respondían un “¡Viva México¡”,“¡!Viva Puebla!” y un “¡Viva Tehuacán!”, el cual se escuchó con poca energía.
Una vez sonadas las campanas se pidió que todos disfrutaran de los juegos pirotécnicos, los cuales se colocaron sobre la misma explanada municipal y a los pocos minutos el castillo se iluminó con las palabras de “VIVA MÉXICO” y después se fue apagando. Aunque los asistentes esperaban atentos a que nuevamente se iluminara el cielo con la pirotecnia, lo que se escuchó fue el agradecimiento por la presencia, lo que desató una nueva rechifla de los presentes.