ATLIXCO, Pue. Tres meses después de desaparecida, los restos deAlejandra Esther, de 15 años de edad, fueron localizados enterrenos de la junta auxiliar de la Magdalena Axocopan, confirmaronayer viernes familiares de la estudiante del bachillerato, quienesperdieron de esta forma la esperanza no solo de encontrarla convida, sino de tenerla de regreso en casa.
Y la familia cerró el caso. No hablará más del temapúblicamente. Y espera obtener la osamenta, ropa, parte del cuerpoy de cabello hallado para cumplir con el ritual de darle cristianasepultura.
Las autoridades judiciales correspondientes hasta la fechaofrecen mínimos detalles de los restos humanos encontrados estasemana en un predio de Santa Rita, localidad de la MagdalenaAxocopan.
El último contacto entre la chica y la familia fue víatelefónica en los alrededores de la colonia Valle Sur. “Estoy apunto de llegar a casa”, habría dicho según la versiónofrecida por su mamá pocas horas después de reportarla comodesaparecida.
Alejandra desapareció el 12 de octubre de 2017. Más de 120días después, un campesino de esa comunidad rural, y muy cercadel nuevo clúster industrial de Atlixco, logró sin querer elhallazgo:
Ropa interior de color rojo, pantalón de mezclilla, tenis,sudadera negra y gorra con la palabra Aero, así como cabello. Enun primer momento, las autoridades dejaron entrever que era unhombre. Sin embargo, las cosas cambiaron.
El último rastro de la chica quedó en una solicitud desde elcelular a su mamá: “Pones a calentar agua porque llegaré abañarme. Acabo de salir del trabajo” en un puesto de frutas ylegumbres en el mercado Benito Juárez.
Y la última noticia, lamentablemente, es el descubrimiento desus restos. Estudiaba el primer semestre en el Centro deBachilleratos Tecnológico, Industriales y de Servicio número 16(CBTIS) de esta ciudad.
El temblor del pasado 19 de septiembre la llevó a buscartrabajo por una razón: tendría mucho tiempo libre al asistirúnicamente dos días a la semana por los problemas estructuralesen la institución. Y de paso ayudaría a su familiaeconómicamente.
La responsable de contratarla aquella fatídica noche laacompañó hasta la combi con destino a la colonia Valle Sur.Todavía una vecina platicó con ella en el transporte públicometros antes la esquina donde debería descender.
Pero nunca bajó del auto público. Las cámaras de vigilanciaregistraron el paso de la unidad, pero no hubo rastros de lachica.
