/ viernes 2 de junio de 2023

Matanza de Pantepec de 1982: De 240 campesinos que trabajaban en Rancho Nuevo, asesinaron a 39

El motivo fue una petición de tierras por parte de campesinos olvidados de esta región; unos días antes, unos 250 campesinos habían ocupado unas cinco hectáreas

Al cumplirse 41 años de la matanza en Pantepec, donde fueron asesinados 26 indígenas, sigue sin cumplirse el reclamo de justicia por parte de los deudos sobrevivientes y castigo para los responsables que ni siquiera han sido detenidos o señalados por las autoridades encargadas de impartir justicia, a pesar de la magnitud de los hechos y de que hubo llamados desde del entonces Congreso de los Estados Unidos Mexicanos.

Venían montando a caballo "de repente que oigo 'sobre estos hijos de la chingada'. En medio de los tiros me echo sobre el zacate, me hago bolita y me quedo quieto. Sentía que el corazón se me salía. Así más de una hora", cuenta la reseña de Raimundo Santiago, reproducida en la crónica periodística del 2 de julio de 1982, hecha por el diario español El País sobre la matanza ocurrida, un mes antes, en la que fueron asesinados 26 campesinos totonacos y tepehuas de la comunidad de Rancho Nuevo, de este municipio de la sierra norte de Puebla.

El motivo fue una petición de tierras por parte de campesinos olvidados de esta región. Poco antes de las 6 de la mañana, de aquel miércoles, Gilberto Merchant, acompañado de un grupo de ganaderos que montaban a caballo y armados con rifles y pistolas cabalgaba en, por el camino real a la Progreso de Allende, con la intención de llegar al lugar desde el cual unos días antes, unos 250 campesinos habían ocupado unas cinco hectáreas.

¿Cómo ocurrió el ataque?

Hoy se sabe que, un día antes de este ataque, Merchant se reunió con varios parvifundistas para pedirles apoyo; contrataron a Venustiano Cabrera para agrupar golpeadores y dirigir el ataque, la expectativa era que sumaron 450 hombres. Hubo varias reuniones. El plan incluía que, después del ataque, subirían hasta que las cosas volvieron a la calma. La decisión se había tomado porque, un año atrás, el mismo grupo había invadido su propiedad, le quitó una superficie de 80 hectáreas en Colotla, Puebla, por la vía legal.

Decoró la reconstrucción hecha desprendida de diferentes crónicas periodísticas, la más importante de ellas la publicada el 13 de junio de 1982, por el periodista David Siller en el periódico Unomásuno, con motivo del 32 aniversario de esta matanza, así como información facilitada por Guadalupe Pérez Rodríguez, hijo del activista desaparecido Tomás Pérez Francisco, el 1 de mayo de 1990:

Se sabe que la ocupación por parte de los indígenas había iniciado 29 de mayo anterior, alrededor de las 5:00 de la mañana por parte de campesinos procedentes de La mayúscula inicial Cañada, Pisaflores y Rancho Nuevo; eran propiedad de Merchant y de Marcelo Ibarra. Al parecer, había ocurrido intentos previos de diálogo con ellos y la respuesta había sido infructuosa.

En algún momento, los campesinos se dieron cuenta y se prepararon para lo que pudiera ocurrir; palas, machetes y algunas escopetas eran parte del plan de reacción. Su estrategia de contraataque incluía cavar hoyos a manera de trampas para los caballos; se acomodaron en filas. No sucedía nada. Cuatro horas más tarde se podían divisar a los ganaderos, quienes esperaron unos minutos. El nerviosismo se empezaba a sentir mientras una voz rompía que el tenso silencio: "no se muevan, compañeros no se muevan, no se muevan" gritaban los indígenas. Del otro lado, el grito que se escuchaba sobre estos hijos de la chingada".

Así comenzó el ataque que se acompañó de gritos, balas por todos lados y los primeros chorros de sangre. Cayó uno de los ganaderos, Alfonso Flores Casados, expresidente municipal de Mecapalapa, los indígenas intentaron huir mientras eran alcanzados por las balas, por la espalda. Hubo momentos de silencio que eran rotos por la nueva oleada de balas.

Ya eran casi las 11:20 horas de aquella mañana merculina cuando el silencio se hizo más frío. Dentro de la polvareda se escuchaba: "ya no tiren, por piedad, ya no tiren… Ya nos vamos" gritaban las voces de los indígenas campesinos. Dejaron el lugar… dejaron sus 27 muertos; dejaron su complemento que quedó destruido. De lado de los ganaderos solamente hubo cinco heridos y un muerto.

Hasta la actualidad, se sigue señalando a Juan Basurto, Samuel Islas, Juan Yáñez, Sergio Sánchez, Sergio y Marcelo Ibarra, Cirilo Rodríguez, Abdias Ibarra, Adrián Pelcastre, Ismael Nochebuena, Juana Montiel, Venustiano Cabrera, Enrique Barbeux y Mario Salas, entre otros.

SUMAN 41 AÑOS

A 41 años de esa masacre, ocurrida bajo el gobierno de Guillermo Jiménez Morales, irónicamente oriundo de Huauchinango (un municipio ubicado a unos 80 kilómetros del lugar de los hechos) hoy sólo se habla de ocho detenidos, de los 51 presuntos responsables, en los que se acusa a "guardias blancas", un grupo de matones y a policías tanto de Pantepec como de lo que hoy es Francisco Z Mena.

Testimonios como el de Juan Valderrama brindan detalles más directos: "240 campesinos trabajábamos en Rancho Nuevo, cuando entraron policía estatal y asesinos a sueldos mataron a 39 compañeros campesinos. A mí me agarró un pistolero me disparó, yo me defendí con mi machete", según el testimonio que compartió durante el segundo diálogo organizado por el Mecanismo para el Esclarecimiento Histórico o Comisión de la Verdad que reúne relatos de testigos.

Al cumplirse 41 años de la matanza en Pantepec, donde fueron asesinados 26 indígenas, sigue sin cumplirse el reclamo de justicia por parte de los deudos sobrevivientes y castigo para los responsables que ni siquiera han sido detenidos o señalados por las autoridades encargadas de impartir justicia, a pesar de la magnitud de los hechos y de que hubo llamados desde del entonces Congreso de los Estados Unidos Mexicanos.

Venían montando a caballo "de repente que oigo 'sobre estos hijos de la chingada'. En medio de los tiros me echo sobre el zacate, me hago bolita y me quedo quieto. Sentía que el corazón se me salía. Así más de una hora", cuenta la reseña de Raimundo Santiago, reproducida en la crónica periodística del 2 de julio de 1982, hecha por el diario español El País sobre la matanza ocurrida, un mes antes, en la que fueron asesinados 26 campesinos totonacos y tepehuas de la comunidad de Rancho Nuevo, de este municipio de la sierra norte de Puebla.

El motivo fue una petición de tierras por parte de campesinos olvidados de esta región. Poco antes de las 6 de la mañana, de aquel miércoles, Gilberto Merchant, acompañado de un grupo de ganaderos que montaban a caballo y armados con rifles y pistolas cabalgaba en, por el camino real a la Progreso de Allende, con la intención de llegar al lugar desde el cual unos días antes, unos 250 campesinos habían ocupado unas cinco hectáreas.

¿Cómo ocurrió el ataque?

Hoy se sabe que, un día antes de este ataque, Merchant se reunió con varios parvifundistas para pedirles apoyo; contrataron a Venustiano Cabrera para agrupar golpeadores y dirigir el ataque, la expectativa era que sumaron 450 hombres. Hubo varias reuniones. El plan incluía que, después del ataque, subirían hasta que las cosas volvieron a la calma. La decisión se había tomado porque, un año atrás, el mismo grupo había invadido su propiedad, le quitó una superficie de 80 hectáreas en Colotla, Puebla, por la vía legal.

Decoró la reconstrucción hecha desprendida de diferentes crónicas periodísticas, la más importante de ellas la publicada el 13 de junio de 1982, por el periodista David Siller en el periódico Unomásuno, con motivo del 32 aniversario de esta matanza, así como información facilitada por Guadalupe Pérez Rodríguez, hijo del activista desaparecido Tomás Pérez Francisco, el 1 de mayo de 1990:

Se sabe que la ocupación por parte de los indígenas había iniciado 29 de mayo anterior, alrededor de las 5:00 de la mañana por parte de campesinos procedentes de La mayúscula inicial Cañada, Pisaflores y Rancho Nuevo; eran propiedad de Merchant y de Marcelo Ibarra. Al parecer, había ocurrido intentos previos de diálogo con ellos y la respuesta había sido infructuosa.

En algún momento, los campesinos se dieron cuenta y se prepararon para lo que pudiera ocurrir; palas, machetes y algunas escopetas eran parte del plan de reacción. Su estrategia de contraataque incluía cavar hoyos a manera de trampas para los caballos; se acomodaron en filas. No sucedía nada. Cuatro horas más tarde se podían divisar a los ganaderos, quienes esperaron unos minutos. El nerviosismo se empezaba a sentir mientras una voz rompía que el tenso silencio: "no se muevan, compañeros no se muevan, no se muevan" gritaban los indígenas. Del otro lado, el grito que se escuchaba sobre estos hijos de la chingada".

Así comenzó el ataque que se acompañó de gritos, balas por todos lados y los primeros chorros de sangre. Cayó uno de los ganaderos, Alfonso Flores Casados, expresidente municipal de Mecapalapa, los indígenas intentaron huir mientras eran alcanzados por las balas, por la espalda. Hubo momentos de silencio que eran rotos por la nueva oleada de balas.

Ya eran casi las 11:20 horas de aquella mañana merculina cuando el silencio se hizo más frío. Dentro de la polvareda se escuchaba: "ya no tiren, por piedad, ya no tiren… Ya nos vamos" gritaban las voces de los indígenas campesinos. Dejaron el lugar… dejaron sus 27 muertos; dejaron su complemento que quedó destruido. De lado de los ganaderos solamente hubo cinco heridos y un muerto.

Hasta la actualidad, se sigue señalando a Juan Basurto, Samuel Islas, Juan Yáñez, Sergio Sánchez, Sergio y Marcelo Ibarra, Cirilo Rodríguez, Abdias Ibarra, Adrián Pelcastre, Ismael Nochebuena, Juana Montiel, Venustiano Cabrera, Enrique Barbeux y Mario Salas, entre otros.

SUMAN 41 AÑOS

A 41 años de esa masacre, ocurrida bajo el gobierno de Guillermo Jiménez Morales, irónicamente oriundo de Huauchinango (un municipio ubicado a unos 80 kilómetros del lugar de los hechos) hoy sólo se habla de ocho detenidos, de los 51 presuntos responsables, en los que se acusa a "guardias blancas", un grupo de matones y a policías tanto de Pantepec como de lo que hoy es Francisco Z Mena.

Testimonios como el de Juan Valderrama brindan detalles más directos: "240 campesinos trabajábamos en Rancho Nuevo, cuando entraron policía estatal y asesinos a sueldos mataron a 39 compañeros campesinos. A mí me agarró un pistolero me disparó, yo me defendí con mi machete", según el testimonio que compartió durante el segundo diálogo organizado por el Mecanismo para el Esclarecimiento Histórico o Comisión de la Verdad que reúne relatos de testigos.

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