José Tirso Gutiérrez, dueño por más de 45 años de uno de los negocios más antiguos de Atlixco, la Librería Centro Literario, y Gonzalo Alejo, el sacristán sabio que por más de 40 décadas trabajó en el Ex Convento de Huaquechula, perdieron la vida este fin de semana. A la distancia, son historias separadas, pero el destino terminó por equipararlos en algún momento, tras el sismo del 19 de septiembre de 2017.
Personas cercanas a ellos, admitieron que ese fenómeno natural terminó por robarles parte de su alma y anhelos. Cada uno con su propia alma mater y sus propias circunstancias.
LIBROS
El sábado murió José Tirso. Apenas el mes pasado festejó con sus clientes y familia los 48 años de existencia de la librería que atendería por casi la mitad de un siglo.
“La única manera de cerrar el changarro es que entregue los libros al creador”, dijo en tono de broma, durante una de las últimas entrevistas a propósito de los recuerdos de tantos años al frente de ese negocio.
Fue poco después de las 5:30 de la mañana, en un hospital de la capital poblana, donde Tirso Gutiérrez perdió la vida.
Enfermó de manera repentina hace tres semanas mientras atendía su librería. Por varios días estuvo en terapia intensiva y por momento parecía mejorar de salud. Sin embargo, lamentablemente ya no hubo más respuesta positiva.
Uno de los golpes más severos en la librería Centro Literario ocurrió aquel martes 19 de septiembre del 2017 con el temblor que sacudió la buena parte del país. Ese movimiento alcanzó a Gutiérrez en la segunda planta de un viejo edificio del centro de Atlixco. De milagro salvó la vida, pero los libros y todo el esfuerzo de años quedaron prácticamente en ruinas.
Durante semanas entró en depresión por quedarse sin su negocio, hasta que con ayuda de amigos y familia lograron recuperarlo y abrirlo en una calle del primer cuadro de Atlixco.
HOMBRE DE HUAQUECHULA
Después de cuidar por más de 40 años el Ex Convento de Huaquechula como sacristán, la noche del viernes murió Gonzalo Alejo considerado por habitantes de ese municipio “no sólo una de las personas más queridas, también como uno de los grandes hijos de este lugar”, escribió Silverio Reyes, exdirector de Cultura del Ayuntamiento y uno de sus alumnos y quien dio a conocer la noticia.
Tenía 95 años y ya presentaba severos problemas de salud. El cuerpo de Gonzalo es velado en su domicilio y un grupo de habitantes analizan la posibilidad de hacerle un homenaje en el propio Ex Convento.
“Lloró amargamente y con un dolor comprensible después de dimensionar los daños estructurales ocasionados por el sismo de septiembre de 2017, a la que fue su casa por cuatro décadas”, describió una de las personas más cercanas a este personaje.
Por momentos, añadió, no pudo superar la anterior situación y enfermó de depresión al grado de que sus familiares decidieron llevarlo a casa para intentar recuperarse. “Prometió regresar a su Convento... pero ya no pudo”.
Gonzalo Alejo nació el 2 de enero de 1924 y durante 42 años cumplió la tarea de sacristán. Fue miembro de la Tercera Orden Franciscana Seglar.