Alrededor de 200 mil católicos de cinco estados y de la región visitaron la imagen de la Preciosa Sangre de Cristo a cuatro siglos de su llegada a la Villa de El Verde, detalló el cronista Maximino Pérez Aguilar, donde los peregrinos agradecieron los favoreces recibidos en sus cosechas, comercios, salud y problemas jurídicos.
Es toda una tradición de los lugareños salir el Domingo de Resurrección desde temprana hora de sus comunidades para caminar por varias horas hasta llegar al santuario de El Verde, donde escuchan misa, pasan a besar a la imagen y después adquieren diversos alimentos en familia y llegada la tarde parten a sus hogares.
Mientras que desde el Viernes Santo hasta el Domingo de Resurrección al santuario llegan peregrinaciones en autobuses de los estados de Hidalgo, Tlaxcala, México, Oaxaca, Veracruz y la Ciudad de México a postrarse ante la imagen de Jesús, quienes tras escuchar misa y visitar la imagen se llevan agua y aceite bendito, así como trípticos, revistas y carteles donde se narra la historia de la llegada de la imagen milagrosa.
Pérez Aguilar narró que el relato de la llegada de la imagen ha pasado de generación a generación de manera oral, y no hay ningún testimonio escrito de su origen en los libros parroquiales, pero unos dicen que fue en el último tercio del siglo XVI, otros que al inicio del XVII, que llegó primero la imagen de la preciosa sangre de Cristo a la comunidad de la Preciosita, junta auxiliar del municipio de Tlahuapan, sin embargo se desconoce la razón del porqué no quedó en ese lugar.
Posteriormente llegaría a San Martín Tlauhtzinteco, hoy Texmelucan, la imagen que era transportada en una caja a cuestas por una mulita, ésta, se metió al atrio del Convento de Santa María Magdalena, pero ahí, el sacristán del templo, la corrió a palos, la mulita continuó su peregrinar tomando camino para San Salvador Tetzmelucan, hoy El Verde, antes de llegar se detuvo en San Gregorio Aztotoacan, ahí, según cuenta la leyenda, extenuada y sedienta, con su pezuña, al remover unas rocas hizo brotar un enorme manantial, donde sació su sed.
Al llegar al Verde, se metió al atrio de la parroquia y se disponía a descansar, cuando el sacristán al igual que el otro, se escandalizó y decidió sacarla, sin embargo, al ver que el animal traía unas llaves atadas al pescuezo, abrió la caja y se dio cuenta que era la imagen milagrosa, notificó de inmediato al sacerdote, quien tras inspeccionar la caja, ordenó al sacristán llamar al pueblo, pero la mulita al cumplir su tarea, se metió al panteón, ahí se echó y murió, pero los fieles al notar esto, en señal de gratitud, le dieron sepultura en el mismo sitio.