Metepec es el “pueblo negado a morir”, sentenció una vez más la frase inventada por uno de los cronistas de la Junta Auxiliar más grande de Atlixco: Rafael Martínez. Y muchos de los lugareños suman algo: “A pesar de la pandemia del Covid-19”.
Más allá de la reactivación económica local de la mancha urbana de Atlixco, la cual llegó de la mano de la nueva realidad, está marcar la pauta de este nuevo comienzo en una comunidad medio rural y medio citadina y desentrañar cómo quienes viven ahí o tienen un negocio sobreviven a una serie de crisis.
“AQUÍ SEGUIMOS”
Y las “crisis”, platicó Javier Fuentes, un viejo ex obrero sentado a las afueras de su casa en un largo camellón cerca del estadio de béisbol y quien luego comenzó su paseo en bicicleta, incluyen golpes sociales, estructurales, políticos, laborales y de salud en los últimos sesenta años o más.
“Fue el cierre de la fábrica textil, la segunda de mayor importancia del país en sus tiempos en la década de los sesentas, el fin del centro de rehabilitación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en los ochentas, el temblor del pasado 19 de septiembre del 2017, el cierre del Centro Vacacional de ese lugar por más de cuatro meses y hoy el Coronavirus”.
De acuerdo con cifras ofíciales y recientes del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en Metepec, ubicado a ocho kilómetros de la cabecera, viven aproximadamente 7 mil 800 personas. La mayoría hombres, con un 53 por cientos, y mujeres con 47 por ciento.
El 67 por ciento son personas económicamente activas entre los 18 y los 60 años de edad. El sector más prevaleciente para generar dinero es comercio local con 53 por ciento, servicios profesionales con 22 por ciento y prestadores de servicios con el resto 25 por ciento. “Es decir, el 78 por ciento de los metepequences dependen financieramente de vender algo o trabajar en el ramo turístico. Pero llevan cuatro meses encerrados como todo el mundo. Y la pregunta es: ¿cómo sobreviven?”, alcanzó a comentar un miembro de la Junta Auxiliar.
Marco Francisco Lozano Pérez, presidente auxiliar, dijo durante una entrevista “poco a poco la economía de Metepec está abriéndose. Las tiendas de la comunidad trabajan con precaución, algunos de los habitantes regresaron a laborar normalmente a sus empresas. Pero cosas fundamentales y básicas aún deben esperar: la apertura de los campos deportivos de béisbol y fútbol, capaces de generar mucho dinero, y el hecho de trabajar el Centro Vacacional, fuente inagotable de empleos y divisas, al 30 por ciento”.
DON VICK
En una de esas calles de Metepec con olor a tela, historia y sindicalismo, está el negocio denominado Anita: es un Internet convertido a papelería para no naufragar con los últimos tiempos. Dañado el inmueble por el sismo del pasado 19 de Septiembre, desde hace dos o tres semanas volvió a abrir sus puertas a ratos.
Don Víctor García es el dueño. Y no pierde la esperanza de también recuperar algo de las pérdidas, primero por el temblor, y después por la pandemia del Covid-19. “Llevamos meses repararlo estructuralmente tras el temblor. Y estuvo cerrado un tiempo considerable. Luego apareció la pandemia y de nueva cuenta a cerrar todo. Así no podemos”.
A ese sitio llegan a cuenta gotas los clientes para comparar algo. Existe una esperanza: con las clases en línea quizá algunos estudiantes busquen una computadora y requieran del establecimiento. Mientras, en Metepec, a diferencia de finales de julio pasado cuando volvieron a cerrar todo en la comunidad, comercialmente hablando, por estar a punto de salirse de control los contagios de esa enfermedad, hoy ondean las banderas tricolores en casas y hasta cumbias pueden escucharse entre las largas calles construidas con estilo francés hace más de dos siglos.