Por Miguel Ceballos
CUETZALAN, Pue.- Son las 10 de la noche, la lluvia es fuerte yconstante en el centro de Cuetzalan, las calles escurrenprácticamente como ríos y a lo lejos se escucha el motor de untractocamión mientras hombres mujeres y niños, turistas y localessalen a las calles para ser parte de esta experiencia: frente a susojos pasa el nuevo mástil, aquel en el que los Voladoresdanzarán para la naturaleza y sus dioses.
El ritual de sustitución del tronco inició a las 8 de lamañana, el traslado les ha llevado prácticamente nueve horas,al fin llega al atrio de la iglesia principal de Cuetzalan, todoestá listo para iniciar su colocación pero la lluvia arrecia yluego de algunas maniobras finalmente los pobladores desisten yconvocan al día siguiente para terminar la tarea.
Es martes 5 de septiembre, son las 9 de la mañana y todo estalisto. En torno al tronco de 33 metros de altura y 10 toneladas depeso que descansa sobre el tractocamión, se reúnen el sacerdote,el presidente municipal y los Voladores, allí el cura bendice elboquete en el que será colocado el nuevo mástil.
Luego de la pequeña ceremonia religiosa es el turno de losVoladores, ataviados en sus característicos trajes colorados conbordados que dan cuenta de su riqueza cultural, entran por unapuerta lateral a la parroquia de San Francisco de Asís, allí enuna ceremonia casi privada en la que solo están ellos, el párrocoy el edil bailan frente su santo patrono para presentarle susrespetos.
Reverencias y vueltas en círculo se combinan con el zapateadode su danza que junto con su música tradicional de tambor y flautaresuenan entre las paredes de la iglesia.
Es hora de salir y completar el rito, uno a uno los danzantesaparecen por la puerta principal de la parroquia y en fila lleganhasta el orificio ubicado en el centro del atrio, ahí tambiéndanzan y entonces sobreviene una de las partes cruciales de laceremonia, la ofrenda a la naturaleza que es sepultada junta con labase del nuevo tronco y que incluye un guajolote vivo. “A cambio, se le da la vida deun guajolote para protección de todosnosotros”
Así lo cuenta para El Sol de Puebla María del Carmen OrtizGarcía, una de las primeras mujeres a las que se les permitióformar parte de esta danza y quien detalla que la ofrenda consta detodos los ingredientes y condimentos del mole, además de colocaraguardiente, un sahumerio, flores y veladoras, todo quedará serátriturado por la base del mástil al ser colocado.
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Durante el ritual el guajolote pasa por las manos de cada unode los danzantes quienes con el hacen una cruz al aire, luego esentregado al edil, Oscar Paula Cruz, quien está al fondo delboquete para colocar uno a uno los elementos de la ofrenda.
Todo está listo, es momento de colocar el tronco. Con tresretroexcavadoras y en una operación milimétrica, casi como si se tratada de desarmar una bomba, poco a poco el mástil se colocaen su lugar; para logarlo se requiere un ejército de hombresquienes guían su caída mientras otros lo apuntalan con cuerdasque jalan desde cuatro puntos para finalmente nivelarlo.
Las complicaciones son varias, pero luego de prácticamente 28horas, finalmente el ritual se ha completado y los Voladores deCuetzalan tienen un nuevo mástil para volar por los aires.