La crisis económica y la contingencia sanitaria del Covid-19 que se vive en el país ha generado que las ventas del tradicional pan de temporada de muertos hayan caído hasta un 60 por ciento, porque muchas de las familias de la región de Texmelucan solo gastan lo necesario para adquirir dicho producto para el consumo familiar y en la colocación de las ofrendas.
Y es que, en este año, los accesos al mercado municipal Domingo Arenas no se vieron abarrotados de puestos informales de comerciantes que se dedican a la venta del tradicional pan de temporada, derivado de que el Ayuntamiento no permitió la instalación para evitar la propagación del virus y quienes lo lograron hacer, es porque los arrendatarios les permitieron ocupar un pequeño espacio frente a su negocio.
Como es el caso de la señora Margarita Escobar Bravo, quien nos platicó que su papá fue quien inició con el oficio de panadero casero hace 41 años y desde entonces han pasado cuatro generaciones que se ha dedicado a este trabajo de cada año, por lo que para la temporada de muertos se preparan con 6 mil piezas de hojaldras, muñecos y ombligos, sin embargo, ahora solo prepararon la mitad ante el temor de que no pudieran venderlos por la falta de permisos y la falta de recursos por la pandemia.
Explicó que desde el 25 de octubre se da a la tarea de adquirir los productos para elaborar el pan, como la harina, colorantes, nuez, guayaba, naranja, leche, huevo, levadura entre otras cosas, así como compran la leña y lavan el horno echo de barro y ladrillo, para que a partir del 26 del mismo mes, alrededor de 10 personas de su familia se dediquen a preparar la masa, realizar las piezas, después lo hornean para que esté listo el pan para la venta.
Es por ello, dijo Margarita Escobar, que cada año desde temprana hora del último domingo previo al inicio de temporada de muertos, se colocaban en los accesos al mercado municipal para comercializar el pan de temporada, que son las tradicionales hojaldras, de sabor guayaba, nuez, pasas y chocolate, con precios que van de los 8, 10, 15, 20 o 30 pesos, dependiendo el tamaño, así como el pan colorado con una figura humana y el pan blanco como especie de yoyo u ombligo, pero este año no se vivió de la misma manera derivado de la contingencia sanitaria.