“Ser tecuanero es más que bailar, es más que presentarse en cualquier lugar, es llevar en las venas la sangre y corazón de ser Tecuán, y sentirse muy orgulloso de ser Tecuán en cualquier lugar”, coincidieron danzantes de Tecuanes en el marco del día de su celebración.
Entrevistados para El Sol de Puebla, danzantes y tamboreros coincidieron que ser Tecuán es sentirse orgulloso de lo que son, de que cada que suena el tambor una vibración corre por sus venas y, cuando suena la flauta, el corazón papita mucho más rápido.
Para Edgar Hernández, integrante de la danza de Tecuanes de la Ciudad de México, ser Tecuán es “la cosa más bonita” que lleva siempre en el corazón, y que no nada más es bailar la danza, sino de verdad sentirla y sentirse orgullosa de ella.
La danza tiene una representación especial, un ritual, conocido como “La lucha con el Jaguar”. Para el danzante, este acto representa una lucha interna contra los problemas, contra las adversidades.
Agregó que lleva 30 años bailando, y que la tradición le fue heredada por sus padres. Espera, sin embargo, que las nuevas generaciones continúen bailando, llevando con orgullo a los Tecuanes.
Para José Antonio Márquez Pérez, mejor conocido como “Tonchis Márquez”, quien es uno de los tamboreros más reconocidos de la región, cuando toca con el corazón no siente el cansancio ni el esfuerzo. La gran recompensa que obtiene son los aplausos del público.
El danzante consideró que es importante la unión entre los integrantes de las distintas cuadrillas, para que la fortaleza de los Tecuanes siga saliendo adelante y en cualquier lugar.
Para Antonia Lourdes Nieto, una de las mujeres que participa en la danza, es una emoción muy grande estar bailando, es un sentimiento que no se puede describir, pero que la hace sentirse muy orgullosa de ser parte de esta tradición.
Aunque dijo que lleva cuatro años bailando, considera que cada vez hay más espacios para las mujeres y que a pesar de ser maestra jubilada siempre trata de integrarse con los demás danzantes jóvenes, quienes le enseñan cosas nuevas.
El traje no es pesado, únicamente el sombrero, pero no lo siente debido a que baila con el corazón en cualquier lugar que se presenta.
UN FESTEJO EN CRECIMIENTO
Las actividades del Día del Tecuán iniciaron desde el viernes 2 de agosto con la presentación de la danza de las cuadrillas “Orgullo Acateco MX” y “Nsika’a Davi”, mientras que el 3 de agosto se realizó un homenaje y reconocimiento a personas destacadas por su trayectoria en esta danza tradicional, además de la presentación estelar de “La Muerte del Jaguar”, que estuvo conformada por integrantes de diferentes danzas.
A las personas que les entregaron reconocimientos fueron: Alfonso López Márquez, Juan Hernández, Silvino Martínez, Juan Martínez, Maximino Castelán, Francisco Salazar e Hilario Sánchez.
Además de que también el 3 de agosto se realizó un Concurso Gastronómico.
SE REÚNEN CIENTOS DE DANZANTES EN LA MIXTECA
Al igual que el año anterior, cerca de 800 danzantes se reunieron el día de ayer frente al monumento al Tecuán, desde donde emprendieron un recorrido por las principales calles de Acatlán.
Los danzantes se congregaron en el centro de la cabecera municipal, para después realizar el tradicional saludo masivo. Esta vez, el tamborero fue Eric Castillo Bravo, quien al sonido de su tambor y flauta todos los danzantes bailaron al mismo tiempo.
A los danzantes no les importo el calor, el cansancio, lo único que importaba era danzar y sacar sus mejores pasos.
Además, por la mañana de este domingo 4 de agosto se realizó un recorrido por los 14 murales que se realizaron en diferentes puntos de la ciudad, alusivos al Día del Tecuán.
De acuerdo con Edgar Hernández, quien es parte del comité organizador, es laborioso coordinar la actividad, no difícil, ya que se requiere de mucha organización para lograr acuerdos y que el evento sea un éxito.
Refirió que se congregaron más de 50 cuadrillas de danzantes, quienes esta vez se juntaron para honrar su día, establecido desde hace tres años.
Para José Antonio Márquez Pérez, su propuesta de unir varias danzas era casi un juego, sin embargo, se logró la hermandad entre los danzantes, por lo que agradeció la participación de cada uno de ellos.