La tradición, su paisaje y el deseo de pasar un buen momento fuera de la rutina, atrajeron a cientos de familias de Puebla, Tlaxcala y hasta de la Ciudad de México, este Sábado de Gloria a la Laguna de Alchichica.
Desde muy temprano, como cada año, organizados y a bordo de autos y camionetas, padres, madres, jóvenes y pequeños, llegaron dispuestos a aprovechar los días de asueto para cumplir con la costumbre de mojarse y de paso, relajarse este Sábado Santo en la orilla de este peculiar cuerpo de agua.
Entre quienes llegaron, estuvieron los 20 hermanos, cuñadas, cuñados y primos de la familia Moreno Hernández, todos oriundos de Huamantla, Tlaxcala, quienes decidieron tomar la carretera para buscar algo más que los ríos y lagunas de su estado que han visitado en el pasado, y prefirieron aventurarse este año a la Laguna de Alchichica, un sitio que habían visto a través de páginas de internet y que estaban deseosos por encontrar.
Para la ocasión, se prepararon con carne, longaniza, papas y nopales, que empezaron a cocinar casi inmediatamente después de que se instalaron a unos cuantos pasos de la laguna y el fuego de una pequeña fogata cubrió el comal.
Mientras, los más pequeños y jóvenes, como Axel de apenas tres años pedía sonriente y sin una sola expresión de miedo a su papá que lo sumergiera una y otra vez en el agua para sentir como que nadaba, y a la par en que Yoselin y Julio, trataban de contener el frío producido por la baja temperatura del agua aunque sin renunciar a las travesuras de empaparse mutuamente salpicándose o disparándose chorros con una pistola de agua.
Minutos más tarde, cuando el agua abrió el apetito de los más pequeños se reunieron alrededor de la fogata para entrar en calor y saciar el hambre, y un rato después, cuando ya la comida les había hecho digestión a todos y el sol calentó el ambiente, los adultos se sumaron a la exploración de la laguna para disfrutar del agua.