/ lunes 22 de julio de 2024

Gentrificación en San Andrés: este fenómeno empieza a desplazar a población originaria

Encarecimiento de vivienda y poca adaptación a costumbres provoca gentrificación en Cholula

Paulatinamente, la llegada de más residentes extranjeros a San Andrés Cholula se convierte en un problema social para los habitantes originarios. El encarecimiento de la vivienda y de los alimentos, así como la no adaptación a sus tradiciones y costumbres, son los primeros signos de dicha movilidad al municipio.

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De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), este territorio alberga población de 26 países del mundo.

Este proceso de gentrificación, definido como un fenómeno en el que se rehabilitan zonas deterioradas de una zona, atrayendo a personas de alto poder adquisitivo y desplazando a los residentes empobrecidos, fue motivado por la detonación de desarrollos inmobiliarios y, de no regularse por las autoridades locales, puede impactar severamente en la accesibilidad de vivienda, advierte Fabrizio Pizar Rojas, maestro en Administración de Empresas de Servicio por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Si bien este fenómeno muestra un avance ligero, la demanda de vivienda por la llegada de nuevos residentes extranjeros es y será la afectación más significativa para la población originaria, pues viviendas situadas en sitios que eran catalogados como “populares” hoy rebasan el millón de pesos de su valor comercial, apunta.

San Andrés Cholula siempre ha sido presionada hacia la renta y venta de inmuebles, eso detonó en desarrollos inmobiliarios en varias zonas: la comercial (Sonata), la residencial (Lomas de Angelópolis) y el centro (zona arqueológica), la renta mensual en esas zonas que hace ocho años estaba en seis u ocho mil pesos, hoy están arriba de los 10 mil pesos estima.

El municipio ha atravesado por una serie de transformaciones en el territorio y a nivel cultural, pues no solo ha tenido que adaptarse a los cambios de su propia población, sino a la demanda de viviendas de estudiantes de las universidades situadas en él y, además, a los intereses de habitantes de otros países.

Es muy probable que los precios empiecen a subir cada vez más, porque tiene una demanda mixta entre estudiantes locales y extranjeros que empiezan a llegar”, señala.

La gentrificación no ha pasado desapercibida para los habitantes de San Andrés Cholula. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Rechazo a sus tradiciones es la principal inconformidad

Con base en un sondeo realizado a habitantes originarios, los entrevistados coinciden en que el arribo de nuevos residentes y los impactos que genera no pasan desapercibidos.

Janith Flores, comerciante, observa diariamente a extranjeros por el zócalo de San Andrés, donde vende tamales. A su decir, el rechazo hacia las tradiciones de la comunidad son la principal inconformidad de los habitantes originarios, pues son pocos los nuevos residentes que se adaptan al modo de vida del lugar.

Afectan los usos y costumbres, por ejemplo, los cuetes y la pirotecnia son parte de la tradición del pueblo y quieren empezar a prohibirlos porque les molesta, afortunadamente la gente no se ha dejado expresa.

Si alguien nuevo tiene el interés de habitar el municipio, debe adaptarse a lo que es, no al contrario, opina.

Un testimonio similar es el Aurora Tomé, quien señala que el intento por regular las fiestas patronales es evidente por parte de los nuevos residentes, lo que despierta un descontento entre la comunidad.

Si bien la llegada de nuevas personas al territorio favorece el turismo y, en consecuencia, los ingresos de quienes se dedican al comercio, también trajo consigo el incremento de la percepción de la inseguridad para otra parte de la población, pues pasaron de ser una comunidad pequeña, en la que todos se conocían, a un lugar en el que poco a poco se dejan de ver rostros conocidos, narra María Ángela Pérez.

No hablamos de una regulación, ni tampoco de una prohibición, pero a veces no sabemos ni quién llega ni qué es lo que hacen, eso nos hace sentir inseguros”, expresa Aurora Tomé, otra habitante del municipio.

Pocos son los extranjeros que llegan al municipio y se adaptan a las costumbres y a la gastronomía del sitio. María Obdulia, quien tiene una pequeña fonda en el corazón de San Andrés, atiende máximo a dos personas extranjeras a la semana. La mayoría de ellos prefiere consumir en otros sitios, señala.

Sí se ven caras nuevas, yo que salgo a la calle todos los días noto algo distinto, pero me es indiferente, porque ellos no consumen nuestros productos, tal vez en aquellos comercios que se promueven con letreros en inglés si tienen un impacto diferente”, agrega Alberto Díaz, quien vende yogurth artesanal por las calles de San Andrés.

Limitan acceso a su población

El desplazamiento de una parte de la población originaria, por el incremento de los trámites de escrituración o de impuestos como el predial, han orillado a diversas familias a mudarse a otros lugares del estado y vender sus terrenos o viviendas para construir nuevos departamentos u espacios de entretenimiento, asegura Anahí Flores, habitante de San Andrés.

Hay una diferencia entre los que llegan de visita y los que se quedan a vivir, eso es lo que eleva los costos, sobre todo en viviendas cercanas a la zona arqueológica (…) He conversado con varias personas nativas a las que han intentado comprarles sus terrenos y la necesidad las orilla, tan solo en frente de donde vivo, construyeron edificios y hace un mes llegaron a habitarlos personas de varias nacionalidades afirma.

José Francisco Cuauhuel opina que esta movilidad constante apunta a ser un problema leve o severo a futuro. El incremento de las rentas es un problema que se da en varias ciudades, pero el desplazamiento de su población no. La llegada de caras nuevas también es normal en varios espacios, explica, pero desconocer completamente a la comunidad no lo es.

Por donde vivo no se les observa, porque prefieren pasear por la 14 (Oriente) y como van en sus coches ni nos damos cuenta cuando pasan por acá, ya tiene rato que van llegando”, finaliza Eliuth Tepanecatl, quien lleva más de 50 años viviendo en San Andrés.

Para la población, si bien la llegada de nuevas personas al territorio favorece el turismo, también trajo consigo el incremento de la percepción de la inseguridad. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

San Andrés, a tiempo de regularse

Finalmente, el académico refiere que, pese a esto, la autoridad municipal aún está a tiempo de controlar la gentrificación en San Andrés Cholula y que este no alcance impactos negativos severos, por ejemplo, el desplazamiento de toda la población originaria.

San Andrés está a tiempo de definir qué tanto se detona la gentrificación, esto con la regulación de la infraestructura y las licencias de construcción que otorgue en sus comunidades para que no afecte a los locales explica.

Con la llegada de una nueva administración en el gobierno municipal también existe la oportunidad de que la gentrificación no sea símbolo de precios exhorbitantes en la vivienda. Aún existe la posibilidad de detonar ciertas áreas y respetar los límites de construcción en aquellas áreas donde la llegada de desarrollos inmobiliarios afecten a la población.

Hoy está en manos del Ayuntamiento el control de los mercados”, finaliza.

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Paulatinamente, la llegada de más residentes extranjeros a San Andrés Cholula se convierte en un problema social para los habitantes originarios. El encarecimiento de la vivienda y de los alimentos, así como la no adaptación a sus tradiciones y costumbres, son los primeros signos de dicha movilidad al municipio.

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De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), este territorio alberga población de 26 países del mundo.

Este proceso de gentrificación, definido como un fenómeno en el que se rehabilitan zonas deterioradas de una zona, atrayendo a personas de alto poder adquisitivo y desplazando a los residentes empobrecidos, fue motivado por la detonación de desarrollos inmobiliarios y, de no regularse por las autoridades locales, puede impactar severamente en la accesibilidad de vivienda, advierte Fabrizio Pizar Rojas, maestro en Administración de Empresas de Servicio por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Si bien este fenómeno muestra un avance ligero, la demanda de vivienda por la llegada de nuevos residentes extranjeros es y será la afectación más significativa para la población originaria, pues viviendas situadas en sitios que eran catalogados como “populares” hoy rebasan el millón de pesos de su valor comercial, apunta.

San Andrés Cholula siempre ha sido presionada hacia la renta y venta de inmuebles, eso detonó en desarrollos inmobiliarios en varias zonas: la comercial (Sonata), la residencial (Lomas de Angelópolis) y el centro (zona arqueológica), la renta mensual en esas zonas que hace ocho años estaba en seis u ocho mil pesos, hoy están arriba de los 10 mil pesos estima.

El municipio ha atravesado por una serie de transformaciones en el territorio y a nivel cultural, pues no solo ha tenido que adaptarse a los cambios de su propia población, sino a la demanda de viviendas de estudiantes de las universidades situadas en él y, además, a los intereses de habitantes de otros países.

Es muy probable que los precios empiecen a subir cada vez más, porque tiene una demanda mixta entre estudiantes locales y extranjeros que empiezan a llegar”, señala.

La gentrificación no ha pasado desapercibida para los habitantes de San Andrés Cholula. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

Rechazo a sus tradiciones es la principal inconformidad

Con base en un sondeo realizado a habitantes originarios, los entrevistados coinciden en que el arribo de nuevos residentes y los impactos que genera no pasan desapercibidos.

Janith Flores, comerciante, observa diariamente a extranjeros por el zócalo de San Andrés, donde vende tamales. A su decir, el rechazo hacia las tradiciones de la comunidad son la principal inconformidad de los habitantes originarios, pues son pocos los nuevos residentes que se adaptan al modo de vida del lugar.

Afectan los usos y costumbres, por ejemplo, los cuetes y la pirotecnia son parte de la tradición del pueblo y quieren empezar a prohibirlos porque les molesta, afortunadamente la gente no se ha dejado expresa.

Si alguien nuevo tiene el interés de habitar el municipio, debe adaptarse a lo que es, no al contrario, opina.

Un testimonio similar es el Aurora Tomé, quien señala que el intento por regular las fiestas patronales es evidente por parte de los nuevos residentes, lo que despierta un descontento entre la comunidad.

Si bien la llegada de nuevas personas al territorio favorece el turismo y, en consecuencia, los ingresos de quienes se dedican al comercio, también trajo consigo el incremento de la percepción de la inseguridad para otra parte de la población, pues pasaron de ser una comunidad pequeña, en la que todos se conocían, a un lugar en el que poco a poco se dejan de ver rostros conocidos, narra María Ángela Pérez.

No hablamos de una regulación, ni tampoco de una prohibición, pero a veces no sabemos ni quién llega ni qué es lo que hacen, eso nos hace sentir inseguros”, expresa Aurora Tomé, otra habitante del municipio.

Pocos son los extranjeros que llegan al municipio y se adaptan a las costumbres y a la gastronomía del sitio. María Obdulia, quien tiene una pequeña fonda en el corazón de San Andrés, atiende máximo a dos personas extranjeras a la semana. La mayoría de ellos prefiere consumir en otros sitios, señala.

Sí se ven caras nuevas, yo que salgo a la calle todos los días noto algo distinto, pero me es indiferente, porque ellos no consumen nuestros productos, tal vez en aquellos comercios que se promueven con letreros en inglés si tienen un impacto diferente”, agrega Alberto Díaz, quien vende yogurth artesanal por las calles de San Andrés.

Limitan acceso a su población

El desplazamiento de una parte de la población originaria, por el incremento de los trámites de escrituración o de impuestos como el predial, han orillado a diversas familias a mudarse a otros lugares del estado y vender sus terrenos o viviendas para construir nuevos departamentos u espacios de entretenimiento, asegura Anahí Flores, habitante de San Andrés.

Hay una diferencia entre los que llegan de visita y los que se quedan a vivir, eso es lo que eleva los costos, sobre todo en viviendas cercanas a la zona arqueológica (…) He conversado con varias personas nativas a las que han intentado comprarles sus terrenos y la necesidad las orilla, tan solo en frente de donde vivo, construyeron edificios y hace un mes llegaron a habitarlos personas de varias nacionalidades afirma.

José Francisco Cuauhuel opina que esta movilidad constante apunta a ser un problema leve o severo a futuro. El incremento de las rentas es un problema que se da en varias ciudades, pero el desplazamiento de su población no. La llegada de caras nuevas también es normal en varios espacios, explica, pero desconocer completamente a la comunidad no lo es.

Por donde vivo no se les observa, porque prefieren pasear por la 14 (Oriente) y como van en sus coches ni nos damos cuenta cuando pasan por acá, ya tiene rato que van llegando”, finaliza Eliuth Tepanecatl, quien lleva más de 50 años viviendo en San Andrés.

Para la población, si bien la llegada de nuevas personas al territorio favorece el turismo, también trajo consigo el incremento de la percepción de la inseguridad. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

San Andrés, a tiempo de regularse

Finalmente, el académico refiere que, pese a esto, la autoridad municipal aún está a tiempo de controlar la gentrificación en San Andrés Cholula y que este no alcance impactos negativos severos, por ejemplo, el desplazamiento de toda la población originaria.

San Andrés está a tiempo de definir qué tanto se detona la gentrificación, esto con la regulación de la infraestructura y las licencias de construcción que otorgue en sus comunidades para que no afecte a los locales explica.

Con la llegada de una nueva administración en el gobierno municipal también existe la oportunidad de que la gentrificación no sea símbolo de precios exhorbitantes en la vivienda. Aún existe la posibilidad de detonar ciertas áreas y respetar los límites de construcción en aquellas áreas donde la llegada de desarrollos inmobiliarios afecten a la población.

Hoy está en manos del Ayuntamiento el control de los mercados”, finaliza.

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