El padre Gustavo Rodríguez Zarate era una voz en defensa de los migrantes centroamericanos que pasaban por Puebla, con su partida, hay un vacío en la protección de los derechos humanos y los viajantes se encuentran en un estado de vulnerabilidad, así lo consideró José Luis Sánchez Gavi, profesor e investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Sánchez Gavi trabaja en la temática de migración y compartió a El Sol de Puebla su preocupación ante la ausencia del padre Gustavo, pero para entender su contexto se fue mucho tiempo atrás, a su niñez: Gustavo nació en el año de 1946 en Tlaxcala, su padre fue un líder obrero y tuvieron que abandonar su hogar por amenazas que sufrieron por dicha actividad.
La familia se trasladó a Atlixco, donde el párroco era el hermano de su madre, Ignacio Zárate, un sacerdote cercano a la gente pobre. Ahí, desde muy niño conoció su vocación religiosa, fue monaguillo y cuando terminó la primaria ya pensaba en la carrera eclesiástica, ingresó al Seminario Palafoxiano a los 18 años.
Su formación como padre no fue sencilla, pues fue muy rebelde y aunque era una persona religiosa, no estaba conforme con todo lo que la Iglesia marcaba. Días antes de su ordenación fueron asesinados 3 estudiantes universitarios en la ciudad de Puebla, lo que generó violencia durante el gobierno de Gonzalo Bautista. Él conoció a algunos de los estudiantes por lo que sus familiares acudieron a él.
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Sus familiares querían organizarles ceremonias religiosas, pero eran negadas en los templos porque eran acusados de comunistas. Ante esto, solicitó el uso del edificio Carolino y ahí fue el servicio religioso, en el “Salón Paraninfo”. Fue la tercera misa que ofició, aunque no precisamente en un espacio religioso.
Oficio una misa para estudiantes acusados de comunistas
Para el investigador de la BUAP, este hecho marcó la postura del sacerdote, pues ofició una misa para estudiantes acusados de comunistas y lo hizo fuera de un recinto religioso, por lo que en lo largo de su carrera “fue marginando” de la Iglesia.
El primer acercamiento del padre con los migrantes fue a través del padre Marcos Sotomayor, el segundo fue enviado de la Arquidiócesis a Ixcamilpa de Guerrero, cerca de Chiautla, donde se adentró al tema migratorio. Marcos falleció en el 2003 cuando intentó estrechar vínculos con los poblanos de Nueva York, después de los atentados de las torres gemelas.
El representante de Dios continúo el trabajo con la Asociación Tepeyac de Nueva York, también prosiguió apoyando la Carrera de la Antorcha Guadalupana, que año con año se llevó a cabo hasta cancelarse en 2020 por la pandemia de la Covid-19. Con el padre Gustavo, el tema migratorio entró en la agenda de la Iglesia católica y fue de los primeros padres que pidieron a la ciudadanía, así como gobernantes ser sensibles al fenómeno de movilidad.
Gracias a él, los párrocos brindaban una labor asistencial a los migrantes, destacando las parroquias de Esperanza, Amozoc, San Hipólito Soltepec, San Pablo Xochimehuacán, San Felipe Hueyotlipan, Santa Margarita Mizapiltepec, Tlacotepec y algunas de la ciudad de Puebla. Sin embargo, José Luis Sánchez cree que, desde la ausencia de Gustavo, esta ruta ahora es menos frecuentada.
Apoyaba a migrantes en sus parroquias
El padre Gustavo trataba de mantener comunicación con las parroquias a fin de estar al tanto de la problemática, sobre todo de violaciones a sus derechos humanos. Apoyaba, sobre todo con ropa, calzado y mochilas, prendas básicas que llegan muy gastadas por su recorrido.
En la ciudad de Puebla, trabajó para que los migrantes centroamericanos encontrarán apoyo y refugio en algunas parroquias cercanas a las vías del ferrocarril. Pero el 24 de junio de 2021 murió por complicaciones en los pulmones.
“Se despidió Gustavo, el padre del morral, el padre de los migrantes, dejando una tarea que exigirá un gran esfuerzo, con la esperanza que siempre inspiró. El consejo Tiyat Tlali, conformado por diferentes agrupaciones defensoras del territorio, escribió: lamentamos la partida de Gustavo Rodríguez Zarate; nos duele a todos y todas, migrantes, organizaciones, campesinos, hombres y mujeres de la Sierra Norte, la Mixteca y la Sierra Negra, por donde deja una huella profunda”, escribió Sánchez Gavi.
El Sol de Puebla ya había publicado que, hasta el momento, no hay un líder social que siga su camino. El padre Manuel Romero, es ahora el representante de la Comisión de Movilidad Humana en el estado, pero a diferencia de Gustavo, no hace actividades y es menos frecuente ver a los migrantes en los espacios religiosos de Puebla.