/ miércoles 7 de junio de 2023

Investigación, pasión y disciplina caracterizan a los periodistas de larga trayectoria

Silvia de Julián, Pilar Bravo, Irma Sánchez y Silvestre Salazar comparten sus vivencias y su forma de ver el periodismo

La investigación se convirtió en el arma más poderosa de quienes decidieron elegir como profesión el periodismo. Como detectives implacables, siguen las pistas que conducen al corazón de cada historia. Horas interminables cotejando datos, llamadas telefónicas frenéticas, el sonido del tecleo frente a la máquina de escribir o los impecables enlaces radiofónicos se convirtieron en el día a día de figuras como Silvia de Julián, Silvestre Salazar, Irma Sánchez y Pilar Bravo, quienes hoy son reconocidos por su labor periodística en Puebla, la cual han desempeñado durante más de 45 años.

Cada uno, desde sus espacios de trabajo, compartió sus inicios, sus vivencias y los retos que ha enfrentado para no dejar de escribir en el escenario de la verdad. A pesar de ser entrevistados en diversos momentos, los decanos de esta profesión coincidieron en una misma esencia: no perder el ímpetu de la indagación y jamás olvidar la disciplina, la pasión y gran responsabilidad que esto conlleva.

Cada línea escrita, cada intervención en vivo, cada entrevista y cada apunte es una declaración de amor al periodismo, un tributo a la responsabilidad de contar la historia de aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos. La pasión arde en su interior y se refleja en cada palabra que comparten.

Los cuatro coincidieron en que el periodista no se amedrenta ante los desafíos que se presentan en su camino, sino que los enfrenta con coraje y audacia. La “nota” y “el dato duro” son sus compañeros persistentes para los que invierten tiempo y energía sin cesar en la búsqueda de aquellas historias que merecen ser contadas, como las de ellos, que hoy vale la pena conocer de viva voz, justo en el Día de la Libertad de Expresión.

“Hay que adentrarnos a la investigación”: Silvestre Salazar

A lo largo de 50 años de trayectoria, Silvestre Salazar Aguilar, periodista radiofónico, ha trabajado en cuatro medios escritos, tres radiofónicos y durante una pequeña temporada también incursionó en la televisión. Con la voz firme que lo caracteriza, compartió el placer de mantenerse vigente en la radio poblana.

Aunque su rostro se muestra muy serio, su trato es amigable y relajado. En el diálogo no hay cabida para el titubeo o la duda. Es directo, pero siempre respetuoso. La sinceridad de sus pensamientos lo caracteriza, virtud que en su momento también lo hizo acreedor de fuertes llamadas de atención en su ejercicio profesional.

Antes de adentrarse en ese capítulo de su carrera, recordó con gusto sus inicios en el periodismo. Su primer trabajo fue en La Opinión de Puebla, posteriormente pasó al Diario de Puebla y de ahí migró a Novedades. Más tarde trabajó en El Sol de Puebla, y aunque escribir en medios impresos fue una gran experiencia, sería la radio la que lo atraparía para siempre.

La oportunidad llegó en los años ochenta, cuando recibió la invitación de Rafael Cañedo Benítez, en aquel momento, director del grupo radiofónico HR, que luego se convirtió en Grupo Acir, hoy Cinco Radio.

“Primero me inicié en el área de seguridad (nota roja) y después en diversas fuentes de información. El medio que siempre me ha gustado es el radiofónico y la televisión, pero en aquel entonces te prohibían estar en las dos partes. Ahora han cambiado las cosas totalmente”, compartió.

Pero los cambios a los que se refirió no solo evocaron a las políticas laborales, sino también a las herramientas que se empleaban para desempeñar su trabajo. “Antes teníamos que escribir en máquina. Yo tenía una Underwood, viejísima, y en ese entonces éramos conocidos como los tunde máquinas”, recordó entre risas y con gran satisfacción.

Silvestre Salazar cuenta con una trayectoria de 50 años en la que su primer trabajo fue en La Opinión de Puebla. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

La llegada del fax, los celulares y las primeras computadoras también fueron cambios que vivió de primera mano, sin embargo, la transformación más significativa para él fue la manera de hacer periodismo.

“Antes tú tenías que ir a reportear, tú tenías que ir a sacar la nota, ahora ya esperan el boletín. Yo tuve la oportunidad de tener clases con Julio Scherer, cuando él era director de Excélsior, y siempre nos inculcó una cosa: la investigación. Por ejemplo, él nos decía, ‘no solo se trata de ir con el funcionario a ver la inauguración de la obra. No, no te quedes con eso; si en el evento te encuentras a la tesorera o al responsable de los mercados, pregúntale, ¿por qué no los dignifican? ¿Por qué están en manos de cuatro o cinco personas? ¿Por qué hay líderes que venden los lugares? ¿Esto nunca se va a acabar?’ Pero para hacer esas preguntas ya tuviste que haber rascado un poquito y decirte a ti mismo ‘vamos a ver qué está pasando’”.

Bajo esta misma esencia abrió un espacio para incluir las enseñanzas que recibió del ya fallecido Efraín Llaguno Mondragón, director editorial de La Voz de Puebla (hoy extinta), de quien dice, apostaba por la verdad y las buenas notas.

“¿Qué nos decía Efraín? ‘órale, nos la jugamos’, porque descubrimos que un empleado de Finanzas se robaba el dinero, y decía ‘órale, sí nos la jugamos’ y se publicaba. Obviamente en ocasiones sí se molestaban don Alfonso Neri Castaneira – en ese entonces director de La Voz de Puebla- y nos decía ‘oigan, ustedes están muy aventados, ¿no?’, pero uno también debe saber cómo decir las cosas”.

Durante su estancia en algunas redacciones fue reprendido en al menos 10 ocasiones, las cuales, reconoció, fueron de manera severa, mismas que fueron ocasionadas por una misma razón: hablar con la verdad. Aun con ello, supo sortear las restricciones y exponer la realidad con profesionalismo y con evidencias.

Ganarse un lugar frente al micrófono no es fácil, por eso, tener maestros en el camino es parte esencial de quienes se adentran al periodismo escrito o radiofónico, por lo que recordar la memoria de Javier López Díaz, quien fue conocido como el rey del rating, también es parte fundamental de su trayectoria, que no puede pasar por alto.

“La verdad, el que más me dolió fue Javier López Díaz, mi maestro que me jaló, que me ayudó y que no fue una persona que apapachó. Exigió y exigió con responsabilidad. También me dolió mucho Manuel Alarcón, quien trabajó en el Diario de Puebla, y que, de la noche a la mañana, escribiendo en una máquina pierde la vida. Él se metía en esto del periodismo, siempre estaba despierto y siempre estaba a las vivas, pero me dolió mucho ver cómo terminó y eso siempre se va a quedar en mi mente y aquí en el corazón”, compartió con sensibilidad al recordar a grandes colegas.

Para él, mantenerse vigente a lo largo de 50 años sí tiene una fórmula, y esta es trabajar con pasión en lo que verdaderamente se ama, no un día, ni dos, sino todos los días de manera inquebrantable.

“No les voy a dar clases a mis compañeros (colegas periodistas), pero únicamente sí les diría que se adentren a la investigación y no sean boletineros. Que investiguen, que investiguen bien en sus fuentes. Hay que cumplir con los lineamientos de cada medio respetable, pero vayan a la investigación y luchen todos por un pedacito de una columna. Esta profesión que amo y que me hace muy feliz requiere de una gran responsabilidad, a la que también hay que dedicarse con respeto”, finalizó.

Silvestre afirmó que supo sortear las restricciones y exponer la realidad con profesionalismo y con evidencias. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El periodismo es parte de mi ADN: Irma Sánchez

La disciplina se convierte en un pilar fundamental en la vida del periodista. A pesar de las adversidades y los obstáculos que puedan surgir en su camino, se mantiene firme en su propósito y aun con los cambios, sigue a la vanguardia. Así, con esa gran convicción, es como Irma del Carmen Sánchez Meneses, periodista con 50 años de trayectoria -de los cuales 47 los ha dedicado a Grupo Tribuna- es como ha consolidado su camino.

Desde “chiquitina”, como dice ella, se dio cuenta de que quería ir detrás de la noticia. Esas emocionantes historias que leía en el periódico no solo las quería revivir a través de los textos y fotografías, sino que deseaba ser ella quien estuviera en el lugar de los hechos para contarle a los lectores lo que sus ojos veían. Y lo consiguió.

“Cuando era muy chiquitina y comenzaba a leer, mi mamá me ponía a leerle el periódico Excélsior, y le leía las noticias, sobre todo las de primera plana. En esa época me tocó la resonancia de la boda de Jacqueline Kennedy con John Kennedy y entonces, hablaban de ella, de la reportera gráfica, de cómo se desenvolvía en los medios, de cómo llegó a destacar internacionalmente y bueno, que después encontró, entre comillas, a su príncipe azul.

Pero a mí el príncipe azul no me preocupaba. A mí lo que me interesaba era ver cómo los periodistas se desplazaban, sobre todo los corresponsales de guerra, de cómo andaban en la lluvia de balas y de cómo un reportero podía estar en primera fila de los grandes acontecimientos”, recordó.

Fue así como empezó a engendrar ese deseo de investigar, por eso, cuando salió de la prepa, incursionó en la carrera de Ciencias y Técnicas de la Información. Ahí se dio cuenta de que la disciplina y constancia eran prioritarias.

“Desde temprano a leer los periódicos y a ponerle atención a los noticieros. En esa época el único que estaba al aire era el maestro Jacobo Zabludovsky, y después don Pedro Ferriz de Con, pero el de él era una revista de comentarios. Así me fui enganchando y empecé a ser consciente de que en este ejercicio comienza la jornada con un barril sin fondo que hay que llenar”, indicó.

Pero no fue hasta que entró a laborar con Enrique Montero Ponce- periodista y fundador de Grupo Tribuna- con quien descubrió que lo importante no era llenar ese “barril” de muchas notas, sino de notas buenas.

Irma Sánchez cuenta con una carrera de 50 años dentro del periodismo, 47 de ellos los ha dedicado a Grupo Tribuna. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


“Era muy interesante porque tenías que ir cargando una grabadora que era un armazón enorme. Al principio tenía que grabarlo todo, porque uno tiene temores de perder la información relevante, pero con el tiempo vas escuchando la paja, y cuando te das cuenta de que ya va a caer la nota, ahí es cuando empezabas a grabar para no llenar todo tu casete y ocupar solo un minuto”, compartió.

Con los años fue puliendo sus habilidades, mismas que le permitieron hacer coberturas de gran impacto, como lo fue la visita a Puebla del Papa Juan Pablo II, quien encabezó la Tercera Conferencia del Episcopado Latinoamericano, un hecho histórico para la sociedad en general y para ella como profesional de la información.

“Para Valentina Alazraki (periodista encargada de cubrir el Vaticano como corresponsal desde 1974 para Televisa) es el pan de cada día, pero para mí era algo que no se vuelve a repetir en tu vida, fue algo impresionante”, destacó.

Pero, así como esos eventos de talla internacional, en el plano local, agradece el apoyo incondicional de los ciudadanos, quienes también han sido parte fundamental para el desempeño de su labor. En una ocasión un tren arroyó a un automovilista. El accidente fue por demás aparatoso y ella tenía que presentar la nota en vivo.

“Llegábamos al lugar de los hechos y don Casimiro, chofer de don Enrique Montero, se ponía a tocar de puerta en puerta, y decía, ‘oiga, mire, somos de radio, somos del programa de don Enrique Montero Ponce. La reportera está ahí, recabando los datos, ¿nos da la oportunidad de hablar por teléfono y enlazarnos?’ y le decían ‘Claro que sí, adelante’, pero ¿sabes? Definitivamente, eran otros tiempos, hoy no le abres tan fácilmente la puerta de tu casa a dos personas que no conoces, y a mí me recibían. Y entonces era la emoción: yo con todos los datos recabados, ya había entrevistado a los testigos, ya tenía en la línea a don Enrique, entraba la música de identificación de ¡último momento!, yo tenía que estar lista con mi <grabadorsota>, me daban la indicación… y entraba al aire. Así era como trabajábamos”, recuerda con ferviente emoción.

Y aunque aquellos tiempos fueron únicos, para “Manzanita” -como es conocida por algunos colegas por el icónico nombre de su columna- el adaptarse a las nuevas modalidades, tecnologías, formatos y generaciones es lo que le permite al periodista mantenerse durante muchos años.

“Ustedes se darán cuenta de que estoy convencida de que el periodismo es parte de mi ADN, de mi vida, es algo a lo que me he entregado con pasión 24/7 y aprendiendo ahora de los jóvenes. Había ocasiones que me tocaba cubrir la misa de gallo o festividades en las que tenía que dejar a la familia, y me decían ‘te sacrificas’, y yo les decía, ‘te sacrificas, mangos’. Y sabes por qué, porque vas feliz a tu trabajo, a hacer lo que te gusta y a tener la satisfacción de hacer las cosas con el corazón”, concluyó.

Adaptarse a las nuevas modalidades, tecnologías, formatos y generaciones es lo que le permite al periodista mantenerse durante muchos años, consideró Irma Sánchez. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El periodismo es como una adicción: Silvia de Julián Anguiano

El periodista no se toma a la ligera su profesión. El periodista abraza su quehacer diario como un compromiso sagrado. Las adversidades y responsabilidades personales que cada uno lleva consigo a veces generan melancolía y preocupación, pero también avivan el fuego de ese espíritu para no soltar el compromiso de seguir en la búsqueda de nuevas historias y compartirlas con el mundo.

Silvia de Julián Anguiano, periodista poblana con 45 años de trayectoria, ha demostrado su indiscutible entrega en este mundo de la información, en el que recibir la motivación de su familia, sus hijos y su equipo integrado por gente joven le ha dado el empuje para innovarse y seguir activa.

Con voz dulce y sonrisa amigable, recordó esa primera oportunidad que recibió del periodista Enrique Montero Ponce. “La idea de incursionar en los medios de comunicación surgió porque mi madre solía escuchar a Enrique Montero Ponce en Esquina Radiofónica, en la HR 190 de AM”.

Durante mis últimos años en la preparatoria, en la Escuela Benito Juárez, me debatía entre estudiar derecho o periodismo. Sin embargo, en esa época no había escuelas de periodismo en Puebla y solo había en la Ciudad de México. Tenía la intención de irme a estudiar allí, pero cuando se lo comuniqué a mis padres, se opusieron rotundamente”, expresó.

“Entonces, mi madre me dijo que si realmente quería estudiar periodismo y sentía que era mi vocación, debíamos ir a hablar con Montero Ponce. Juntos decidiríamos si era el camino correcto o no. Durante nuestra conversación, Montero Ponce me advirtió sobre la dificultad de la profesión: que el periodismo implica trabajar las 24 horas del día, ya que las noticias no tienen horario ni días festivos. Aun así, me animó a comenzar a practicar en su programa y me dijo que, si realmente era mi vocación, tendría todo el último semestre para decidir”, agregó.

Los periodistas coincidieron en que no se debe perder el ímpetu de la indagación y jamás olvidar la disciplina, la pasión y gran responsabilidad en la práctica del periodismo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Fue así que desde que entró a su oficina aceptó la exigencia, y continuó con él durante 28 años. Al principio, como todo aprendiente, no sabía cómo redactar una nota, pero aseguró que tuvo la suerte de contar con los mejores maestros de Puebla: Enrique Montero Ponce, don Efraín Mondragón y José Luis González Gallo. En una ocasión también conoció a Antonio García Quevedo, exdirector de La Voz de Puebla, a quien le contó su deseo de aprender y el cual de inmediato le dijo: "Yo te enseñaré el ABC del periodismo".

Fue así que empezó a recibir orientación por las tardes. Pasaron dos años aprendiendo de sus maestros, hasta que llegó el momento de presentar su primera nota para el noticiero en vivo, lo cual fue un sueño hecho realidad y desde entonces, dijo, “no volví a mirar atrás”.

Su trayectoria empezó a despuntar, pero también despertó su deseo de ser madre, sin embargo, dejar la profesión no era opción, así que tomo fuerza para enfrentar esta doble responsabilidad.

“Cuando nació mi primer hijo, a veces tenía quien me ayudaba a cuidarlo, pero otras veces no, y entonces me lo llevaba conmigo al trabajo. Cuando comenzaba el noticiero, a las 6 am, lo colocaba en una banca que estaba afuera, pasaba mis notas y luego me salía para volver a apapacharlo y cuidarlo como siempre lo hice. Era una tarea difícil, pero cuando tienes pasión y una meta, sigues adelante”, relató.

El tiempo pasó y llegó su hija. Para este tiempo tuvo el apoyo de su esposo, padres y hermanas, quienes se encargaron de cuidar a sus pequeños mientras ella continuaba trabajando. “Recuerdo que cuando nació mi hija no hice la cuarentena completa, a los 28 días ya estaba de vuelta en circulación, porque el periodismo se volvió mi pasión. Para mí, el periodismo es como una adicción, porque una vez que entras, en verdad, no puedes dejarlo”, reconoció en un contexto de furor.

Aunque un eco de tristeza invade su ser al recordar que se perdió de algunos momentos importantes y festivales de sus hijos, hoy se siente feliz de que ellos se sientan orgullosos de lo que ha construido en conjunto con la familia.

“Veintiocho años estuve con don Enrique Montero, y cuando decidí salir de ese gran equipo que habíamos construido fue una decisión muy difícil. Lloré muchísimo, lloré durante varios días, porque a veces sientes que ha llegado el momento de cerrar ese ciclo, pero no es así”, aseguró.

A pesar de las lágrimas, el llamado de su profesión le volvería a susurrar al oído. Tras una invitación, inició el proyecto “Cinco mujeres, Cinco Radio”, el cual el próximo 2 de julio cumplirá 16 años al aire. “Digamos que, como todo hijo pródigo, regresé a mis orígenes, a la HR 1090 de AM de Cinco Radio”.

Silvia de Julián Anguiano cuenta con proyectos como “Cinco mujeres, Cinco Radio”, el cual el próximo 2 de julio cumplirá 16 años al aire. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Pero aún sentía esa necesidad de dar más de ella. “Mi hija y un grupo de colaboradores jóvenes inquietos me ofrecieron una segunda oportunidad para expandir mi labor periodística, fue entonces que nació la revista impresa Única y que actualmente llevamos 12 años con este proyecto. Seguimos creciendo y esto me llevó a publicar libros. Empecé con Crónicas de Puebla 50 años, luego incursioné en temas de plantas medicinales y sexualidad, en este último con el libro Sexo, luego existo.

Ser la primera reportera en cubrir un trasplante de riñón en el Hospital San José es algo que la llena de satisfacción, pero más allá de eso, le llena el saber que en cada nota y en cada proyecto ha dejado el corazón, como ese primer día al frente del micrófono.

“En resumen, el periodismo es mi pasión y mi vida. A lo largo de mi carrera, he enfrentado desafíos y sacrificios, especialmente al combinar el trabajo periodístico con la maternidad. Pero cuando tienes un objetivo claro y el apoyo adecuado, puedes superar cualquier obstáculo. Siento gratitud por los maestros y personas que han sido parte de mi trayectoria, así como por las oportunidades que me han permitido crecer y evolucionar en este apasionante campo llamado periodismo”, remató.

Fui muy feliz cuando me gané la beca para viajar a Ecuador y Sudamérica: Pilar Bravo

En un mundo donde la desinformación y las falsas narrativas proliferan, el periodista se convierte en un defensor de la verdad y la transparencia. Su responsabilidad social es un escudo contra la manipulación y una guía para la comunidad, escenario en el que Pilar Bravo Martínez, reportera en activo de Tribuna Noticias, se ha desempeñado en este oficio durante más de 50 años.

Aunque sus padres querían que fuera química o maestra, ella defendió su voz, como siempre lo ha hecho, y les pidió que la apoyaran en seguir ese sueño, camino en el que coincidió con figuras que también se hicieron de un nombre. “A pesar de sus dudas, ellos me llevaron a la Ibero, en la Ciudad de México. Allí me encontré con grandes figuras, como Joaquín López-Dóriga, Lolita Ayala, entre otros. Ellos ya eran unos estudiantes destacados, mientras que yo era una principiante. En aquel entonces nadie imaginaba que esos estudiantes llegarían a ser tan famosos. Era una época en la que compartíamos experiencias y aprendíamos juntos”, recordó.

Si bien su intención era continuar en esa escuela, había limitaciones en casa que le impidieron seguir ese camino. “A pesar de tener la oportunidad de irme a México con la beca, mis padres seguían teniendo limitaciones económicas, y en aquel entonces era difícil pensar en trasladarme. Así que me quedé en Puebla y continué buscando trabajo en el periodismo local. No era fácil conseguir oportunidades, sobre todo para las mujeres, pero perseveré”, dijo.

Aunque reconoció que el periodismo es muy demandante, las satisfacciones también son grandes, afirmó Pilar Bravo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Afortunadamente encontró la oportunidad de trabajar en el canal 3 de televisión en Puebla. “Fuimos los encargados de iniciar el primer noticiero en la ciudad, lo cual fue emocionante. Aunque al principio no contábamos con suficiente personal ni recursos, José Ramón Fernández, quien estaba a cargo, nos orientaba y nos motivaba a dar lo mejor de nosotros”, mencionó.

Pero las sorpresas para ella aún estaban por llegar. “Mi primera nota importante fue sobre un accidente ferroviario en San Felipe. Fue una tragedia espantosa con múltiples heridos y quemados. A pesar de la dureza del momento, tomé las notas y reporté la noticia. Fue mi primer encuentro con la realidad del periodismo, y a pesar de las dificultades, me sentí satisfecha de poder informar sobre algo tan importante y con mucha seguridad”, compartió desde la redacción de Grupo Tribuna.

Aunque estas eran sus primeras impresiones dentro del ámbito reporteril, las recompensas por haber sido dedicada, profesional y empeñada, le permitieron vivir el viaje de sus sueños. Buscó una beca para viajar al extranjero.

“Yo estaba buscando y dije ‘no puede ser que no haya ninguna de periodismo’, pero seguí buscando y efectivamente encontré una de la Organización de Estados Americanos la OEA, que sí financiaba periodismo científico, dije ‘¿periodismo científico? Bueno’, y me postulé”.

Tras varias semanas de peripecias y con la “capa caída” de pensar que no había sido elegida, se enteró que la andaban buscando para decirle que ese mismo día tenía que irse a Ecuador para emprender su beca. “Y ese fue mi gran experiencia”.

Pilar Bravo cuenta con una experiencia de 50 años dentro del periodismo y actualmente es reportera en activo de Tribuna Noticias. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Durante su estancia en Ecuador dejó tan buena impresión que la recomendaron para irse a Sudamérica, aventura que comparte con gran cariño. “Yo le dije al canciller de Relaciones Exteriores que a no me alcanzaba para mi boleto, pero él me dijo ‘yo le voy a ayudar para que se compre su boleto kilométrico’, y entonces recorrí Colombia, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay Argentina, me eché toda Sudamérica en dos meses”, recordó con un brillo especial en los ojos.

Y es que, aunque reconoció que el periodismo es muy demandante, las satisfacciones también son grandes, pero estas llegan cuando se demuestra en el día a día el verdadero compromiso y dedicación por lo que se ama.

“Es una maravilla todo lo que he vivido, desde los cambios en los equipos tecnológicos para desempeñar nuestro trabajo, hasta los retos del día a día, pero la esencia para lograr algo es investigar, y creo que mi recomendación sería esa, regresar al origen del periodismo e investigar hasta encontrar lo que queremos”, cerró.

La investigación se convirtió en el arma más poderosa de quienes decidieron elegir como profesión el periodismo. Como detectives implacables, siguen las pistas que conducen al corazón de cada historia. Horas interminables cotejando datos, llamadas telefónicas frenéticas, el sonido del tecleo frente a la máquina de escribir o los impecables enlaces radiofónicos se convirtieron en el día a día de figuras como Silvia de Julián, Silvestre Salazar, Irma Sánchez y Pilar Bravo, quienes hoy son reconocidos por su labor periodística en Puebla, la cual han desempeñado durante más de 45 años.

Cada uno, desde sus espacios de trabajo, compartió sus inicios, sus vivencias y los retos que ha enfrentado para no dejar de escribir en el escenario de la verdad. A pesar de ser entrevistados en diversos momentos, los decanos de esta profesión coincidieron en una misma esencia: no perder el ímpetu de la indagación y jamás olvidar la disciplina, la pasión y gran responsabilidad que esto conlleva.

Cada línea escrita, cada intervención en vivo, cada entrevista y cada apunte es una declaración de amor al periodismo, un tributo a la responsabilidad de contar la historia de aquellos que no pueden hacerlo por sí mismos. La pasión arde en su interior y se refleja en cada palabra que comparten.

Los cuatro coincidieron en que el periodista no se amedrenta ante los desafíos que se presentan en su camino, sino que los enfrenta con coraje y audacia. La “nota” y “el dato duro” son sus compañeros persistentes para los que invierten tiempo y energía sin cesar en la búsqueda de aquellas historias que merecen ser contadas, como las de ellos, que hoy vale la pena conocer de viva voz, justo en el Día de la Libertad de Expresión.

“Hay que adentrarnos a la investigación”: Silvestre Salazar

A lo largo de 50 años de trayectoria, Silvestre Salazar Aguilar, periodista radiofónico, ha trabajado en cuatro medios escritos, tres radiofónicos y durante una pequeña temporada también incursionó en la televisión. Con la voz firme que lo caracteriza, compartió el placer de mantenerse vigente en la radio poblana.

Aunque su rostro se muestra muy serio, su trato es amigable y relajado. En el diálogo no hay cabida para el titubeo o la duda. Es directo, pero siempre respetuoso. La sinceridad de sus pensamientos lo caracteriza, virtud que en su momento también lo hizo acreedor de fuertes llamadas de atención en su ejercicio profesional.

Antes de adentrarse en ese capítulo de su carrera, recordó con gusto sus inicios en el periodismo. Su primer trabajo fue en La Opinión de Puebla, posteriormente pasó al Diario de Puebla y de ahí migró a Novedades. Más tarde trabajó en El Sol de Puebla, y aunque escribir en medios impresos fue una gran experiencia, sería la radio la que lo atraparía para siempre.

La oportunidad llegó en los años ochenta, cuando recibió la invitación de Rafael Cañedo Benítez, en aquel momento, director del grupo radiofónico HR, que luego se convirtió en Grupo Acir, hoy Cinco Radio.

“Primero me inicié en el área de seguridad (nota roja) y después en diversas fuentes de información. El medio que siempre me ha gustado es el radiofónico y la televisión, pero en aquel entonces te prohibían estar en las dos partes. Ahora han cambiado las cosas totalmente”, compartió.

Pero los cambios a los que se refirió no solo evocaron a las políticas laborales, sino también a las herramientas que se empleaban para desempeñar su trabajo. “Antes teníamos que escribir en máquina. Yo tenía una Underwood, viejísima, y en ese entonces éramos conocidos como los tunde máquinas”, recordó entre risas y con gran satisfacción.

Silvestre Salazar cuenta con una trayectoria de 50 años en la que su primer trabajo fue en La Opinión de Puebla. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

La llegada del fax, los celulares y las primeras computadoras también fueron cambios que vivió de primera mano, sin embargo, la transformación más significativa para él fue la manera de hacer periodismo.

“Antes tú tenías que ir a reportear, tú tenías que ir a sacar la nota, ahora ya esperan el boletín. Yo tuve la oportunidad de tener clases con Julio Scherer, cuando él era director de Excélsior, y siempre nos inculcó una cosa: la investigación. Por ejemplo, él nos decía, ‘no solo se trata de ir con el funcionario a ver la inauguración de la obra. No, no te quedes con eso; si en el evento te encuentras a la tesorera o al responsable de los mercados, pregúntale, ¿por qué no los dignifican? ¿Por qué están en manos de cuatro o cinco personas? ¿Por qué hay líderes que venden los lugares? ¿Esto nunca se va a acabar?’ Pero para hacer esas preguntas ya tuviste que haber rascado un poquito y decirte a ti mismo ‘vamos a ver qué está pasando’”.

Bajo esta misma esencia abrió un espacio para incluir las enseñanzas que recibió del ya fallecido Efraín Llaguno Mondragón, director editorial de La Voz de Puebla (hoy extinta), de quien dice, apostaba por la verdad y las buenas notas.

“¿Qué nos decía Efraín? ‘órale, nos la jugamos’, porque descubrimos que un empleado de Finanzas se robaba el dinero, y decía ‘órale, sí nos la jugamos’ y se publicaba. Obviamente en ocasiones sí se molestaban don Alfonso Neri Castaneira – en ese entonces director de La Voz de Puebla- y nos decía ‘oigan, ustedes están muy aventados, ¿no?’, pero uno también debe saber cómo decir las cosas”.

Durante su estancia en algunas redacciones fue reprendido en al menos 10 ocasiones, las cuales, reconoció, fueron de manera severa, mismas que fueron ocasionadas por una misma razón: hablar con la verdad. Aun con ello, supo sortear las restricciones y exponer la realidad con profesionalismo y con evidencias.

Ganarse un lugar frente al micrófono no es fácil, por eso, tener maestros en el camino es parte esencial de quienes se adentran al periodismo escrito o radiofónico, por lo que recordar la memoria de Javier López Díaz, quien fue conocido como el rey del rating, también es parte fundamental de su trayectoria, que no puede pasar por alto.

“La verdad, el que más me dolió fue Javier López Díaz, mi maestro que me jaló, que me ayudó y que no fue una persona que apapachó. Exigió y exigió con responsabilidad. También me dolió mucho Manuel Alarcón, quien trabajó en el Diario de Puebla, y que, de la noche a la mañana, escribiendo en una máquina pierde la vida. Él se metía en esto del periodismo, siempre estaba despierto y siempre estaba a las vivas, pero me dolió mucho ver cómo terminó y eso siempre se va a quedar en mi mente y aquí en el corazón”, compartió con sensibilidad al recordar a grandes colegas.

Para él, mantenerse vigente a lo largo de 50 años sí tiene una fórmula, y esta es trabajar con pasión en lo que verdaderamente se ama, no un día, ni dos, sino todos los días de manera inquebrantable.

“No les voy a dar clases a mis compañeros (colegas periodistas), pero únicamente sí les diría que se adentren a la investigación y no sean boletineros. Que investiguen, que investiguen bien en sus fuentes. Hay que cumplir con los lineamientos de cada medio respetable, pero vayan a la investigación y luchen todos por un pedacito de una columna. Esta profesión que amo y que me hace muy feliz requiere de una gran responsabilidad, a la que también hay que dedicarse con respeto”, finalizó.

Silvestre afirmó que supo sortear las restricciones y exponer la realidad con profesionalismo y con evidencias. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El periodismo es parte de mi ADN: Irma Sánchez

La disciplina se convierte en un pilar fundamental en la vida del periodista. A pesar de las adversidades y los obstáculos que puedan surgir en su camino, se mantiene firme en su propósito y aun con los cambios, sigue a la vanguardia. Así, con esa gran convicción, es como Irma del Carmen Sánchez Meneses, periodista con 50 años de trayectoria -de los cuales 47 los ha dedicado a Grupo Tribuna- es como ha consolidado su camino.

Desde “chiquitina”, como dice ella, se dio cuenta de que quería ir detrás de la noticia. Esas emocionantes historias que leía en el periódico no solo las quería revivir a través de los textos y fotografías, sino que deseaba ser ella quien estuviera en el lugar de los hechos para contarle a los lectores lo que sus ojos veían. Y lo consiguió.

“Cuando era muy chiquitina y comenzaba a leer, mi mamá me ponía a leerle el periódico Excélsior, y le leía las noticias, sobre todo las de primera plana. En esa época me tocó la resonancia de la boda de Jacqueline Kennedy con John Kennedy y entonces, hablaban de ella, de la reportera gráfica, de cómo se desenvolvía en los medios, de cómo llegó a destacar internacionalmente y bueno, que después encontró, entre comillas, a su príncipe azul.

Pero a mí el príncipe azul no me preocupaba. A mí lo que me interesaba era ver cómo los periodistas se desplazaban, sobre todo los corresponsales de guerra, de cómo andaban en la lluvia de balas y de cómo un reportero podía estar en primera fila de los grandes acontecimientos”, recordó.

Fue así como empezó a engendrar ese deseo de investigar, por eso, cuando salió de la prepa, incursionó en la carrera de Ciencias y Técnicas de la Información. Ahí se dio cuenta de que la disciplina y constancia eran prioritarias.

“Desde temprano a leer los periódicos y a ponerle atención a los noticieros. En esa época el único que estaba al aire era el maestro Jacobo Zabludovsky, y después don Pedro Ferriz de Con, pero el de él era una revista de comentarios. Así me fui enganchando y empecé a ser consciente de que en este ejercicio comienza la jornada con un barril sin fondo que hay que llenar”, indicó.

Pero no fue hasta que entró a laborar con Enrique Montero Ponce- periodista y fundador de Grupo Tribuna- con quien descubrió que lo importante no era llenar ese “barril” de muchas notas, sino de notas buenas.

Irma Sánchez cuenta con una carrera de 50 años dentro del periodismo, 47 de ellos los ha dedicado a Grupo Tribuna. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla


“Era muy interesante porque tenías que ir cargando una grabadora que era un armazón enorme. Al principio tenía que grabarlo todo, porque uno tiene temores de perder la información relevante, pero con el tiempo vas escuchando la paja, y cuando te das cuenta de que ya va a caer la nota, ahí es cuando empezabas a grabar para no llenar todo tu casete y ocupar solo un minuto”, compartió.

Con los años fue puliendo sus habilidades, mismas que le permitieron hacer coberturas de gran impacto, como lo fue la visita a Puebla del Papa Juan Pablo II, quien encabezó la Tercera Conferencia del Episcopado Latinoamericano, un hecho histórico para la sociedad en general y para ella como profesional de la información.

“Para Valentina Alazraki (periodista encargada de cubrir el Vaticano como corresponsal desde 1974 para Televisa) es el pan de cada día, pero para mí era algo que no se vuelve a repetir en tu vida, fue algo impresionante”, destacó.

Pero, así como esos eventos de talla internacional, en el plano local, agradece el apoyo incondicional de los ciudadanos, quienes también han sido parte fundamental para el desempeño de su labor. En una ocasión un tren arroyó a un automovilista. El accidente fue por demás aparatoso y ella tenía que presentar la nota en vivo.

“Llegábamos al lugar de los hechos y don Casimiro, chofer de don Enrique Montero, se ponía a tocar de puerta en puerta, y decía, ‘oiga, mire, somos de radio, somos del programa de don Enrique Montero Ponce. La reportera está ahí, recabando los datos, ¿nos da la oportunidad de hablar por teléfono y enlazarnos?’ y le decían ‘Claro que sí, adelante’, pero ¿sabes? Definitivamente, eran otros tiempos, hoy no le abres tan fácilmente la puerta de tu casa a dos personas que no conoces, y a mí me recibían. Y entonces era la emoción: yo con todos los datos recabados, ya había entrevistado a los testigos, ya tenía en la línea a don Enrique, entraba la música de identificación de ¡último momento!, yo tenía que estar lista con mi <grabadorsota>, me daban la indicación… y entraba al aire. Así era como trabajábamos”, recuerda con ferviente emoción.

Y aunque aquellos tiempos fueron únicos, para “Manzanita” -como es conocida por algunos colegas por el icónico nombre de su columna- el adaptarse a las nuevas modalidades, tecnologías, formatos y generaciones es lo que le permite al periodista mantenerse durante muchos años.

“Ustedes se darán cuenta de que estoy convencida de que el periodismo es parte de mi ADN, de mi vida, es algo a lo que me he entregado con pasión 24/7 y aprendiendo ahora de los jóvenes. Había ocasiones que me tocaba cubrir la misa de gallo o festividades en las que tenía que dejar a la familia, y me decían ‘te sacrificas’, y yo les decía, ‘te sacrificas, mangos’. Y sabes por qué, porque vas feliz a tu trabajo, a hacer lo que te gusta y a tener la satisfacción de hacer las cosas con el corazón”, concluyó.

Adaptarse a las nuevas modalidades, tecnologías, formatos y generaciones es lo que le permite al periodista mantenerse durante muchos años, consideró Irma Sánchez. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El periodismo es como una adicción: Silvia de Julián Anguiano

El periodista no se toma a la ligera su profesión. El periodista abraza su quehacer diario como un compromiso sagrado. Las adversidades y responsabilidades personales que cada uno lleva consigo a veces generan melancolía y preocupación, pero también avivan el fuego de ese espíritu para no soltar el compromiso de seguir en la búsqueda de nuevas historias y compartirlas con el mundo.

Silvia de Julián Anguiano, periodista poblana con 45 años de trayectoria, ha demostrado su indiscutible entrega en este mundo de la información, en el que recibir la motivación de su familia, sus hijos y su equipo integrado por gente joven le ha dado el empuje para innovarse y seguir activa.

Con voz dulce y sonrisa amigable, recordó esa primera oportunidad que recibió del periodista Enrique Montero Ponce. “La idea de incursionar en los medios de comunicación surgió porque mi madre solía escuchar a Enrique Montero Ponce en Esquina Radiofónica, en la HR 190 de AM”.

Durante mis últimos años en la preparatoria, en la Escuela Benito Juárez, me debatía entre estudiar derecho o periodismo. Sin embargo, en esa época no había escuelas de periodismo en Puebla y solo había en la Ciudad de México. Tenía la intención de irme a estudiar allí, pero cuando se lo comuniqué a mis padres, se opusieron rotundamente”, expresó.

“Entonces, mi madre me dijo que si realmente quería estudiar periodismo y sentía que era mi vocación, debíamos ir a hablar con Montero Ponce. Juntos decidiríamos si era el camino correcto o no. Durante nuestra conversación, Montero Ponce me advirtió sobre la dificultad de la profesión: que el periodismo implica trabajar las 24 horas del día, ya que las noticias no tienen horario ni días festivos. Aun así, me animó a comenzar a practicar en su programa y me dijo que, si realmente era mi vocación, tendría todo el último semestre para decidir”, agregó.

Los periodistas coincidieron en que no se debe perder el ímpetu de la indagación y jamás olvidar la disciplina, la pasión y gran responsabilidad en la práctica del periodismo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Fue así que desde que entró a su oficina aceptó la exigencia, y continuó con él durante 28 años. Al principio, como todo aprendiente, no sabía cómo redactar una nota, pero aseguró que tuvo la suerte de contar con los mejores maestros de Puebla: Enrique Montero Ponce, don Efraín Mondragón y José Luis González Gallo. En una ocasión también conoció a Antonio García Quevedo, exdirector de La Voz de Puebla, a quien le contó su deseo de aprender y el cual de inmediato le dijo: "Yo te enseñaré el ABC del periodismo".

Fue así que empezó a recibir orientación por las tardes. Pasaron dos años aprendiendo de sus maestros, hasta que llegó el momento de presentar su primera nota para el noticiero en vivo, lo cual fue un sueño hecho realidad y desde entonces, dijo, “no volví a mirar atrás”.

Su trayectoria empezó a despuntar, pero también despertó su deseo de ser madre, sin embargo, dejar la profesión no era opción, así que tomo fuerza para enfrentar esta doble responsabilidad.

“Cuando nació mi primer hijo, a veces tenía quien me ayudaba a cuidarlo, pero otras veces no, y entonces me lo llevaba conmigo al trabajo. Cuando comenzaba el noticiero, a las 6 am, lo colocaba en una banca que estaba afuera, pasaba mis notas y luego me salía para volver a apapacharlo y cuidarlo como siempre lo hice. Era una tarea difícil, pero cuando tienes pasión y una meta, sigues adelante”, relató.

El tiempo pasó y llegó su hija. Para este tiempo tuvo el apoyo de su esposo, padres y hermanas, quienes se encargaron de cuidar a sus pequeños mientras ella continuaba trabajando. “Recuerdo que cuando nació mi hija no hice la cuarentena completa, a los 28 días ya estaba de vuelta en circulación, porque el periodismo se volvió mi pasión. Para mí, el periodismo es como una adicción, porque una vez que entras, en verdad, no puedes dejarlo”, reconoció en un contexto de furor.

Aunque un eco de tristeza invade su ser al recordar que se perdió de algunos momentos importantes y festivales de sus hijos, hoy se siente feliz de que ellos se sientan orgullosos de lo que ha construido en conjunto con la familia.

“Veintiocho años estuve con don Enrique Montero, y cuando decidí salir de ese gran equipo que habíamos construido fue una decisión muy difícil. Lloré muchísimo, lloré durante varios días, porque a veces sientes que ha llegado el momento de cerrar ese ciclo, pero no es así”, aseguró.

A pesar de las lágrimas, el llamado de su profesión le volvería a susurrar al oído. Tras una invitación, inició el proyecto “Cinco mujeres, Cinco Radio”, el cual el próximo 2 de julio cumplirá 16 años al aire. “Digamos que, como todo hijo pródigo, regresé a mis orígenes, a la HR 1090 de AM de Cinco Radio”.

Silvia de Julián Anguiano cuenta con proyectos como “Cinco mujeres, Cinco Radio”, el cual el próximo 2 de julio cumplirá 16 años al aire. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Pero aún sentía esa necesidad de dar más de ella. “Mi hija y un grupo de colaboradores jóvenes inquietos me ofrecieron una segunda oportunidad para expandir mi labor periodística, fue entonces que nació la revista impresa Única y que actualmente llevamos 12 años con este proyecto. Seguimos creciendo y esto me llevó a publicar libros. Empecé con Crónicas de Puebla 50 años, luego incursioné en temas de plantas medicinales y sexualidad, en este último con el libro Sexo, luego existo.

Ser la primera reportera en cubrir un trasplante de riñón en el Hospital San José es algo que la llena de satisfacción, pero más allá de eso, le llena el saber que en cada nota y en cada proyecto ha dejado el corazón, como ese primer día al frente del micrófono.

“En resumen, el periodismo es mi pasión y mi vida. A lo largo de mi carrera, he enfrentado desafíos y sacrificios, especialmente al combinar el trabajo periodístico con la maternidad. Pero cuando tienes un objetivo claro y el apoyo adecuado, puedes superar cualquier obstáculo. Siento gratitud por los maestros y personas que han sido parte de mi trayectoria, así como por las oportunidades que me han permitido crecer y evolucionar en este apasionante campo llamado periodismo”, remató.

Fui muy feliz cuando me gané la beca para viajar a Ecuador y Sudamérica: Pilar Bravo

En un mundo donde la desinformación y las falsas narrativas proliferan, el periodista se convierte en un defensor de la verdad y la transparencia. Su responsabilidad social es un escudo contra la manipulación y una guía para la comunidad, escenario en el que Pilar Bravo Martínez, reportera en activo de Tribuna Noticias, se ha desempeñado en este oficio durante más de 50 años.

Aunque sus padres querían que fuera química o maestra, ella defendió su voz, como siempre lo ha hecho, y les pidió que la apoyaran en seguir ese sueño, camino en el que coincidió con figuras que también se hicieron de un nombre. “A pesar de sus dudas, ellos me llevaron a la Ibero, en la Ciudad de México. Allí me encontré con grandes figuras, como Joaquín López-Dóriga, Lolita Ayala, entre otros. Ellos ya eran unos estudiantes destacados, mientras que yo era una principiante. En aquel entonces nadie imaginaba que esos estudiantes llegarían a ser tan famosos. Era una época en la que compartíamos experiencias y aprendíamos juntos”, recordó.

Si bien su intención era continuar en esa escuela, había limitaciones en casa que le impidieron seguir ese camino. “A pesar de tener la oportunidad de irme a México con la beca, mis padres seguían teniendo limitaciones económicas, y en aquel entonces era difícil pensar en trasladarme. Así que me quedé en Puebla y continué buscando trabajo en el periodismo local. No era fácil conseguir oportunidades, sobre todo para las mujeres, pero perseveré”, dijo.

Aunque reconoció que el periodismo es muy demandante, las satisfacciones también son grandes, afirmó Pilar Bravo. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Afortunadamente encontró la oportunidad de trabajar en el canal 3 de televisión en Puebla. “Fuimos los encargados de iniciar el primer noticiero en la ciudad, lo cual fue emocionante. Aunque al principio no contábamos con suficiente personal ni recursos, José Ramón Fernández, quien estaba a cargo, nos orientaba y nos motivaba a dar lo mejor de nosotros”, mencionó.

Pero las sorpresas para ella aún estaban por llegar. “Mi primera nota importante fue sobre un accidente ferroviario en San Felipe. Fue una tragedia espantosa con múltiples heridos y quemados. A pesar de la dureza del momento, tomé las notas y reporté la noticia. Fue mi primer encuentro con la realidad del periodismo, y a pesar de las dificultades, me sentí satisfecha de poder informar sobre algo tan importante y con mucha seguridad”, compartió desde la redacción de Grupo Tribuna.

Aunque estas eran sus primeras impresiones dentro del ámbito reporteril, las recompensas por haber sido dedicada, profesional y empeñada, le permitieron vivir el viaje de sus sueños. Buscó una beca para viajar al extranjero.

“Yo estaba buscando y dije ‘no puede ser que no haya ninguna de periodismo’, pero seguí buscando y efectivamente encontré una de la Organización de Estados Americanos la OEA, que sí financiaba periodismo científico, dije ‘¿periodismo científico? Bueno’, y me postulé”.

Tras varias semanas de peripecias y con la “capa caída” de pensar que no había sido elegida, se enteró que la andaban buscando para decirle que ese mismo día tenía que irse a Ecuador para emprender su beca. “Y ese fue mi gran experiencia”.

Pilar Bravo cuenta con una experiencia de 50 años dentro del periodismo y actualmente es reportera en activo de Tribuna Noticias. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

Durante su estancia en Ecuador dejó tan buena impresión que la recomendaron para irse a Sudamérica, aventura que comparte con gran cariño. “Yo le dije al canciller de Relaciones Exteriores que a no me alcanzaba para mi boleto, pero él me dijo ‘yo le voy a ayudar para que se compre su boleto kilométrico’, y entonces recorrí Colombia, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay Argentina, me eché toda Sudamérica en dos meses”, recordó con un brillo especial en los ojos.

Y es que, aunque reconoció que el periodismo es muy demandante, las satisfacciones también son grandes, pero estas llegan cuando se demuestra en el día a día el verdadero compromiso y dedicación por lo que se ama.

“Es una maravilla todo lo que he vivido, desde los cambios en los equipos tecnológicos para desempeñar nuestro trabajo, hasta los retos del día a día, pero la esencia para lograr algo es investigar, y creo que mi recomendación sería esa, regresar al origen del periodismo e investigar hasta encontrar lo que queremos”, cerró.

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