El pasado 20 de noviembre fue el último día que los trabajadores del café Rieti vieron al comunicador Javier López Díaz, este lugar lo frecuentaba desde hace cinco años para desayunar o tomar un café en las tardes. Por ello, al enterarse de su fallecimiento, los empleados pensaron que se trataba de una mala broma y que este miércoles lo verían entrar como cualquier otro día.
María Elena Tovar, una de las trabajadoras de Rieti, compartió a este medio que todavía la mañana del 23 de noviembre escuchó el tradicional noticiario matutino. Entre los pasteleros y la gente que trabaja en la cocina se preguntaron ¿cuándo regresará el señor?, pues llevaba tres días que no acudía.
Para el miércoles su pregunta fue respondida, pero desgraciadamente la respuesta es una de esas que nunca quieres escuchar, pues el líder de la radio poblana había fallecido a causa de un paro cardíaco y ya no iba a regresar por ese café que tanto le gustaba.
EL DESAYUNO FAVORITO DE LÓPEZ DÍAZ
María comentó que en este lugar tenía dos lugares preferidos, la primera mesa entrando a la derecha, que es la número tres y la mesa que estaba de lado izquierdo justo enfrente de la cocina. Le gustaba pedir huevo en salsa de la casa hecha de molcajete con frijoles y en la tarde regresaba por un café americano a leer, escribir, recibir llamadas y hasta a veces tenía citas con amigos de los medios de comunicación.
Marcela Méndez, otra de las trabajadoras, dio a conocer que en reiteradas ocasiones los comensales se acercaban a él, le decían que si se tomaban una foto con ellos y él siempre accedía. Como trabajadores también querían a veces acercarse a él, platicarles los problemas de sus colonias, pero preferían dejarlo “comer con tranquilidad”.
Él sólo les preguntaba que cómo estaban, que si necesitaban algo y no especificó los apoyos, pero Marcela aseguró que recibieron mucha ayuda de su parte, por lo que su pérdida será irreparable, ya que no lo veían como un comensal más, sino como un amigo.
Este 24 de noviembre para los miembros del café fue triste, pues desde que entraban a trabajar solían prender la radio para escucharlo dar las noticias, pero hoy al no tenerlo en sintonía salió a relucir la tristeza, sólo queda el recuero, pero adelantaron que siempre seguirán sintonizando la misma estación como una especie de tributo a su buen amigo Javier.