Laica Tlapale Hernández siempre quiso ser enfermera militar, desde muy pequeña soñó con ayudar a la gente y ser un apoyo para mantener con vida a las personas que enfermaran. Poco a poco su sueño se hizo realidad y se convirtió en una enfermera y urgencióloga.
Cuando era niña muy cerca de su escuela había una zona militar, ella pasaba y saludaba con respeto, avisándole a la institución que algún día iba a ser parte de ellos.
Para sus 15 años, viajó a la Ciudad de México con el objetivo de incorporarse a la Escuela Militar, realizó los exámenes correspondientes y los pasó, por lo que tuvo que dejar su natal Tlaxcala para cumplir con todas sus metas.
El esfuerzo de Laica hizo que llegara al Hospital Militar Regional de Puebla, en donde laboró por 19 años y aunque tenía mucho trabajo, siempre tuvo tiempo para su familia y para sus amigos.
Además de terminar una carrera técnica como enfermera militar, concluyó una licenciatura en el Ejército, lo que la ayudó a convertirse en urgencióloga y finalizó una maestría en línea en la Universidad de Aguascalientes.
Su trabajo como urgencióloga consistía en apoyar a los pacientes con enfermedades crónicas y darles seguimiento a aquellos con varios padecimientos. Fue por ello que solicitaron su trabajo en un hospital de la Ciudad de México y llegó directamente al área de urgencias en donde tuvo que atender a pacientes con Covid-19.
Su hermana, Ma. del Cielo Tlapale Hernández, compartió que era la menor de la familia y siempre tenía una sonrisa en el rostro, era participativa, alegre y era muy estudiosa. Siempre fue parte central de las reuniones, atendía a sus sobrinos, hermanos y se desvivía por sus papás, quienes eran su fuente de energía.
“Mi hermana era una persona demasiado risueña, una persona con una capacidad moral grandísima, le gustaba hacer el bien y ayudar a las personas sin importar la condición social o económica, le encantaba el trabajo y desde que tenía tres años decía que iba a ser enfermera, como fue creciendo dijo que sería enfermera militar y lo cumplió”, compartió.
Leticia López Ibarra, es un sargento primero y asiste de enfermería jubilada, y conoció a Laica cuando ambas trabajaban en el Hospital Militar de Puebla. La recuerda como una mujer que siempre estaba actualizándose, pero aún así siempre tenía tiempo para las bromas y para ayudar a sus compañeros.
“Ella siempre fue muy buena compañera, muy humana, muy tratable, le gustaba actualizarse, iba a todos los cursos posibles, ella veía la forma de ingresar y después compartía sus conocimientos con nosotros”, expresó.
El 11 de mayo Laica les avisó a sus familiares que se estaba sintiendo mal, esto a pesar de que siguió con estricto apego todas las normas de seguridad para no contagiarse de coronavirus. Se hizo una prueba y esa misma semana les confirmó que tenía Covid-19, por lo que les avisó que la comunicación iba a ser menor, ya que en algún momento la iban a “bajar a terapia intensiva”.
“Nos dijo que iba a estar muy bien que estuviéramos tranquilos, pero nos avisaron que empeoró, cayó en un paro y falleció el pasado 30 de mayo cumpliendo con su deber”, comentó su hermana.
Sus familiares están tristes, pero también se encuentran en paz, ya que consideran que Laica se contagió haciendo lo que más amaba. Por tal motivo, invitaron a toda la ciudadanía a seguir en su casa, adoptar todas las medidas de sanidad, así como higiene y no violentar al personal médico, ya que son personas que también tienen una familia y que muchos, como Laica, están ahí por amor a su trabajo.