/ lunes 15 de julio de 2024

Ley Vicaria: A dos años de su aprobación son escasas las mujeres que se han beneficiado

Las autoridades desconocen el término y sigue la revictimización a quienes buscan apoyo por medio de la Ley Vicaria

El 15 de julio del 2022 los diputados locales aprobaron en Puebla la Ley Vicaria, la cual, se supone que debe de sancionar con 11 años de cárcel a los hombres que utilizan a los hijos como medio para dañar, controlar, intimidar o ejercer poder sobre su pareja o expareja. Sin embargo, a dos años de su implementación, han sido pocas las beneficiadas, con un total de 5 mujeres, dos han logrado vinculación a proceso, así como cárcel preventiva y el resto, solamente que el término se agregue en su carpeta de investigación.

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Para las mujeres que han sufrido este tipo de violencia y activistas, esta situación es resultado de la poca capacitación de los servidores encargados en emitir justicia, ya que desde que acuden a denunciar “violencia vicaria”, el personal desconoce el término, se burlan de ellas y terminan diciéndoles que no pueden denunciar algo que no existe, que mejor interpongan una denuncia por sustracción de menor.

En suma, la revictimización se hace presente en todo momento, culpando a las madres por “su mala elección” en la pareja y las autoridades no quieren proceder argumentando que los niños están con sus padres y que no hay peligro. Por ello, hicieron un exhorto a la Fiscalía y al Poder Judicial, para que capaciten a su funcionariado, ya que no solo mejorará su desempeño individual, sino que también contribuirá para que se cumplan las normas legales.

¿Qué es la Ley Vicaria?

En entrevista con este medio, Gabriela Rosas, víctima de este tipo de violencia y activista, lamentó que, a dos años, el tema siga siendo desconocido para muchos servidores y la ciudadanía en general. La Ley Vicaria, no es como tal una ley, sino que son varias modificaciones al Código Penal dentro del delito de violencia familiar y se toma en cuenta como un agravante.

Al ser un agravante pueden afectar tanto la calificación del delito como la determinación de la pena a imponer, esto es importante, ya que al agregar “vicaria” en la carpeta de investigación, puede aumentar la gravedad del delito o la responsabilidad penal del acusado.

Gabriela, quien también es parte de la colectiva Por el Derecho al Cuidado, explicó que la violencia vicaria es la que se ejerce de manera indirecta sobre una madre a través de sus hijos o hijas. Incluyen amenazar con quitar la custodia, hacer comentarios intimidantes o descalificativos sobre la capacidad de crianza.

También se niega el acceso a recursos económicos necesarios para la manutención, como alimentos, ropa, atención médica e intentar alejar emocional/ físicamente a los hijos, dificultar las visitas y manipularlos emocionalmente para que se alejen del otro progenitor.

Gabriela en carne propia ha tenido que vivir la violencia vicaria y como en muchos casos, comenzó cuando le exigió a su ex pareja que pagara la pensión alimenticia tras el divorcio. En el 2017 comenzó a incumplir y desde esa fecha, este hombre ha ejecutado varios tipos de violencia y ha intentado quitarle a sus hijos, la última vez lo logró, quedándose con los niños por 30 días pese a que ella tiene la custodia.

Desde su óptica, los hombres que ejercen violencia vicaria, no se dan cuenta del año que le están causando a las infancias, ya que muchos de ellos a la larga, registran estrés, ansiedad, depresión y se vuelven personas inseguras.

La mayoría de los violentadores cuentan con personalidades narcisistas y les cuesta aceptar que están mal, no asumen consecuencias de sus actos y en este afán de querer controlar a las madres, pasa desapercibido el daño que se le hace a los hijos criticó.

A dos años de que el Congreso avaló la Ley Vicaria, la activista cree que no hay avances, por lo menos en su colectiva, no hay ni una mujer con este término dentro de su carpeta. Los servidores son el principal obstáculo.

Llegamos y nos dicen que no saben qué es la violencia vicaria, los pocos que sí saben nos dicen que no la estamos viviendo porque no están desaparecidos y que sí los podemos ver, otro argumento es que él es el papá, que es su trabajo controlar a los niños y tenerlos”, comentó.

Para Gabriela lo primero que se tiene que hacer para que exista un verdadero avance es que se nombre, ya que si se nombra, existe y luego los siguientes puntos: Capacitar a profesionales como trabajadores sociales, abogados y jueces sobre cómo identificar y manejar casos de violencia vicaria de manera efectiva y sensible; establecer redes de apoyo donde las madres puedan buscar orientación y compartir experiencias; promover prácticas que desalienten la alienación parental, asegurando que los hijos mantengan relaciones saludables con ambos progenitores.

Los hombres que ejercen violencia vicaria, no se dan cuenta del año que le están causando a las infancias, aseguró la activista. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Sólo cinco mujeres han sido beneficiadas

Andrea Lezama fue la primera mujer en Puebla que logró que su violentador fuera vinculado a proceso y que tuviera prisión preventiva por violencia vicaria mientras se le dicta una sentencia. Ella, es una de las cinco mujeres que han logrado que este tipo de violencia sea castigada o por lo menos visibilizada en su carpeta de investigación.

Tras la violencia que sufrió, impulsó la colectiva Madres Exigiendo Justicia contra la Violencia Vicaria, en donde han logrado que varias mujeres recuperen a sus hijos, que su carpeta de investigación avance, pero, aceptó, que de todas las integrantes que tienen, muy pocas llevan el término vicaria en su indagatoria. Al día de hoy, sólo hay cinco mujeres que han sido beneficiadas por la Ley Vicaria, siendo Erick N., Ricardo N., Mauricio N., y dos hombres más, los que actualmente tienen un proceso.

Para ella, es lamentable que las autoridades sigan sin saber que esta violencia y peor aún, que no tengan un protocolo de atención inmediata para saber actuar cuando una mujer acude a denunciar este tipo de hechos. Estos protocolos podrían garantizar una respuesta rápida, coordinada y efectiva que proteja a las víctimas, asegure evidencias cruciales para la investigación y facilite la captura de los responsables.

Han pasado dos años de que la Ley Vicaria se aprobó, pero seguimos enfrentándonos a muchos obstáculos. Las autoridades siguen regentes a no querer atender las denuncias, no hay capacitación, pero tampoco hay falta de voluntad. Lo único bueno es que luego de su anuncio, ya hay muchas mamás que nos buscan, que quieren prevenir y gracias a nuestra experiencia podemos prevenir una probable sustracción expuso.

Son contados los funcionarios que saben qué es la violencia vicaria y cuando las mujeres acuden por ayuda, principalmente a la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia de Género contra las Mujeres, las quieren convencer de que no denuncien, que los menores no corren riesgo por estar con su padre y hasta les dicen que se quitará un peso de encima, pues ahora los niños ya estarán a cargo de su papá.

¿Cuál sería la solución?, Andrea sugiere un protocolo de atención inmediato para establecer procedimientos claros que deben seguirse después de que ocurre la violencia. También capacitación y hacer hincapié en la revictimización, ya que juzgar a la madre implica causarle un daño adicional o perpetuar el trauma que ya ha experimentado.

Andrea continúa apoyando a las mujeres debido a que el padre de su hijo lo sustrajo y se enfrentó a una serie de obstáculos para poder acceder a la justicia y recuperarlo. Al ver que la violencia vicaria era desconocida en Puebla, tuvo que estudiar derecho para saber cómo actuar jurídicamente, tras 6 años separados, hoy ya están juntos.

Las autoridades siguen sin saber qué es esta violencia y peor aún, no tienen un protocolo de atención inmediata, señaló la activista. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla


Los rostros de la violencia vicaria: Maggy y Tamara luchan por tener a sus hijos a su lado y se enfrentan a la revictimización

La ex pareja de Tamara planeó por casi cinco meses una denuncia para quitarle la custodia de su hijo y denunciarla por pensión alimenticia. Esto lo hizo a sus espaldas y cuando todavía estaban viviendo juntos. Un día, él se llevó al menor y a las autoridades le dijo que ella lo había abandonado. ¿Por qué lo hizo?, Tamara sólo tiene una respuesta: para hacerme daño.

Por 16 días no supo nada de su bebé, así que fue a manifestarse a Volkswagen, que es el lugar de trabajo de este hombre. El caso se hizo tan mediático que tuvo que devolverle el bebé a su madre, pero desde ahí, este sujeto sigue la batalla legal para quitarle al niño y hasta la ha denunciado por daño moral tras hacer público este hecho.

Utilizó a mi bebé de arma para dañarme. Yo lo que hice fue pedir apoyo al Frente Poblano de Mujeres, me ayudaron a recuperar a mi hijo porque hicimos un paro. Desde ese momento seguimos en demandas. Yo tengo la custodia y él lo visita cada 15 días, pero vivo con miedo, él me sigue violentado, me dice que él sí tiene dinero y que él y su familia harán todo para poder quitármelo, no sé cuándo esto va a terminar”, subrayó.

Tamara hace público su caso porque tiene medidas de protección y también por su seguridad, ya que tiene miedo de las acciones que este hombre pueda hacer en su contra. Para ella, la violencia vicaria es un precedente para la violencia extrema, por lo cual, las autoridades deberían prestarle más atención.

Margarita solo pide que juzguen su caso con perspectiva de género y que eviten la revictimización. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

En el caso de Margarita Cuautle, su caso sucedió el 16 de junio del 2023. Se separó de su ex pareja y él le pidió que regresaran, como ella no quiso, un día que le tocaba su convivencia, no regresó a los menores. Ella pidió apoyo de las autoridades, quienes respaldaron al padre, le dijeron que los niños querían quedarse con él y que ella ya no podía hacer nada.

Promovió una denuncia por sustracción, por violencia familiar e inició su juicio, pero lo que Maggy no sabía, era que este hombre meses atrás ya había promovido varias denuncias en contra de ella para llevar la ventaja legal y lo logró, pues desde ese momento, ella perdió la custodia y solo puede ver a sus hijos tres días a la semana.

Margarita ha tratado de hablar con la jueza que lleva su caso, pero nunca ha querido atenderla, en cambio, a su ex pareja y a sus abogados sí los atiende y pasan varias horas charlando. De igual modo, ha querido agregar el término “violencia vicaria” a su carpeta, pero la abogada de oficio le ha dicho que, si hace esto, se perderá tipo crucial y que no le conviene porque se tendría que hacer otro expediente.

Me decía que si no regresaba con él me iba a quitar a mis hijos, yo no lo creí capaz, pero sí lo hizo. Es una clara venganza porque ya no me tenía, ya no ejercía ese control sobre mí, ya no podía violentarme y la única forma que tiene para seguir viéndome, para seguir haciéndome daño es quitándomelos. Yo solo quiero sepan que nunca voy a dejar de luchar para recuperarlos enfatizó.

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Hoy en día, solo pide que juzguen su caso con perspectiva de género y que eviten la revictimización, principalmente los profesionales que interactúan con las víctimas, como policías, abogados y trabajadores sociales. Además, que estén capacitados en enfoques sensibles al trauma y conscientes de las dinámicas de género.


El 15 de julio del 2022 los diputados locales aprobaron en Puebla la Ley Vicaria, la cual, se supone que debe de sancionar con 11 años de cárcel a los hombres que utilizan a los hijos como medio para dañar, controlar, intimidar o ejercer poder sobre su pareja o expareja. Sin embargo, a dos años de su implementación, han sido pocas las beneficiadas, con un total de 5 mujeres, dos han logrado vinculación a proceso, así como cárcel preventiva y el resto, solamente que el término se agregue en su carpeta de investigación.

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Para las mujeres que han sufrido este tipo de violencia y activistas, esta situación es resultado de la poca capacitación de los servidores encargados en emitir justicia, ya que desde que acuden a denunciar “violencia vicaria”, el personal desconoce el término, se burlan de ellas y terminan diciéndoles que no pueden denunciar algo que no existe, que mejor interpongan una denuncia por sustracción de menor.

En suma, la revictimización se hace presente en todo momento, culpando a las madres por “su mala elección” en la pareja y las autoridades no quieren proceder argumentando que los niños están con sus padres y que no hay peligro. Por ello, hicieron un exhorto a la Fiscalía y al Poder Judicial, para que capaciten a su funcionariado, ya que no solo mejorará su desempeño individual, sino que también contribuirá para que se cumplan las normas legales.

¿Qué es la Ley Vicaria?

En entrevista con este medio, Gabriela Rosas, víctima de este tipo de violencia y activista, lamentó que, a dos años, el tema siga siendo desconocido para muchos servidores y la ciudadanía en general. La Ley Vicaria, no es como tal una ley, sino que son varias modificaciones al Código Penal dentro del delito de violencia familiar y se toma en cuenta como un agravante.

Al ser un agravante pueden afectar tanto la calificación del delito como la determinación de la pena a imponer, esto es importante, ya que al agregar “vicaria” en la carpeta de investigación, puede aumentar la gravedad del delito o la responsabilidad penal del acusado.

Gabriela, quien también es parte de la colectiva Por el Derecho al Cuidado, explicó que la violencia vicaria es la que se ejerce de manera indirecta sobre una madre a través de sus hijos o hijas. Incluyen amenazar con quitar la custodia, hacer comentarios intimidantes o descalificativos sobre la capacidad de crianza.

También se niega el acceso a recursos económicos necesarios para la manutención, como alimentos, ropa, atención médica e intentar alejar emocional/ físicamente a los hijos, dificultar las visitas y manipularlos emocionalmente para que se alejen del otro progenitor.

Gabriela en carne propia ha tenido que vivir la violencia vicaria y como en muchos casos, comenzó cuando le exigió a su ex pareja que pagara la pensión alimenticia tras el divorcio. En el 2017 comenzó a incumplir y desde esa fecha, este hombre ha ejecutado varios tipos de violencia y ha intentado quitarle a sus hijos, la última vez lo logró, quedándose con los niños por 30 días pese a que ella tiene la custodia.

Desde su óptica, los hombres que ejercen violencia vicaria, no se dan cuenta del año que le están causando a las infancias, ya que muchos de ellos a la larga, registran estrés, ansiedad, depresión y se vuelven personas inseguras.

La mayoría de los violentadores cuentan con personalidades narcisistas y les cuesta aceptar que están mal, no asumen consecuencias de sus actos y en este afán de querer controlar a las madres, pasa desapercibido el daño que se le hace a los hijos criticó.

A dos años de que el Congreso avaló la Ley Vicaria, la activista cree que no hay avances, por lo menos en su colectiva, no hay ni una mujer con este término dentro de su carpeta. Los servidores son el principal obstáculo.

Llegamos y nos dicen que no saben qué es la violencia vicaria, los pocos que sí saben nos dicen que no la estamos viviendo porque no están desaparecidos y que sí los podemos ver, otro argumento es que él es el papá, que es su trabajo controlar a los niños y tenerlos”, comentó.

Para Gabriela lo primero que se tiene que hacer para que exista un verdadero avance es que se nombre, ya que si se nombra, existe y luego los siguientes puntos: Capacitar a profesionales como trabajadores sociales, abogados y jueces sobre cómo identificar y manejar casos de violencia vicaria de manera efectiva y sensible; establecer redes de apoyo donde las madres puedan buscar orientación y compartir experiencias; promover prácticas que desalienten la alienación parental, asegurando que los hijos mantengan relaciones saludables con ambos progenitores.

Los hombres que ejercen violencia vicaria, no se dan cuenta del año que le están causando a las infancias, aseguró la activista. Foto: Erik Guzmán / El Sol de Puebla

Sólo cinco mujeres han sido beneficiadas

Andrea Lezama fue la primera mujer en Puebla que logró que su violentador fuera vinculado a proceso y que tuviera prisión preventiva por violencia vicaria mientras se le dicta una sentencia. Ella, es una de las cinco mujeres que han logrado que este tipo de violencia sea castigada o por lo menos visibilizada en su carpeta de investigación.

Tras la violencia que sufrió, impulsó la colectiva Madres Exigiendo Justicia contra la Violencia Vicaria, en donde han logrado que varias mujeres recuperen a sus hijos, que su carpeta de investigación avance, pero, aceptó, que de todas las integrantes que tienen, muy pocas llevan el término vicaria en su indagatoria. Al día de hoy, sólo hay cinco mujeres que han sido beneficiadas por la Ley Vicaria, siendo Erick N., Ricardo N., Mauricio N., y dos hombres más, los que actualmente tienen un proceso.

Para ella, es lamentable que las autoridades sigan sin saber que esta violencia y peor aún, que no tengan un protocolo de atención inmediata para saber actuar cuando una mujer acude a denunciar este tipo de hechos. Estos protocolos podrían garantizar una respuesta rápida, coordinada y efectiva que proteja a las víctimas, asegure evidencias cruciales para la investigación y facilite la captura de los responsables.

Han pasado dos años de que la Ley Vicaria se aprobó, pero seguimos enfrentándonos a muchos obstáculos. Las autoridades siguen regentes a no querer atender las denuncias, no hay capacitación, pero tampoco hay falta de voluntad. Lo único bueno es que luego de su anuncio, ya hay muchas mamás que nos buscan, que quieren prevenir y gracias a nuestra experiencia podemos prevenir una probable sustracción expuso.

Son contados los funcionarios que saben qué es la violencia vicaria y cuando las mujeres acuden por ayuda, principalmente a la Fiscalía Especializada en Investigación de Delitos de Violencia de Género contra las Mujeres, las quieren convencer de que no denuncien, que los menores no corren riesgo por estar con su padre y hasta les dicen que se quitará un peso de encima, pues ahora los niños ya estarán a cargo de su papá.

¿Cuál sería la solución?, Andrea sugiere un protocolo de atención inmediato para establecer procedimientos claros que deben seguirse después de que ocurre la violencia. También capacitación y hacer hincapié en la revictimización, ya que juzgar a la madre implica causarle un daño adicional o perpetuar el trauma que ya ha experimentado.

Andrea continúa apoyando a las mujeres debido a que el padre de su hijo lo sustrajo y se enfrentó a una serie de obstáculos para poder acceder a la justicia y recuperarlo. Al ver que la violencia vicaria era desconocida en Puebla, tuvo que estudiar derecho para saber cómo actuar jurídicamente, tras 6 años separados, hoy ya están juntos.

Las autoridades siguen sin saber qué es esta violencia y peor aún, no tienen un protocolo de atención inmediata, señaló la activista. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla


Los rostros de la violencia vicaria: Maggy y Tamara luchan por tener a sus hijos a su lado y se enfrentan a la revictimización

La ex pareja de Tamara planeó por casi cinco meses una denuncia para quitarle la custodia de su hijo y denunciarla por pensión alimenticia. Esto lo hizo a sus espaldas y cuando todavía estaban viviendo juntos. Un día, él se llevó al menor y a las autoridades le dijo que ella lo había abandonado. ¿Por qué lo hizo?, Tamara sólo tiene una respuesta: para hacerme daño.

Por 16 días no supo nada de su bebé, así que fue a manifestarse a Volkswagen, que es el lugar de trabajo de este hombre. El caso se hizo tan mediático que tuvo que devolverle el bebé a su madre, pero desde ahí, este sujeto sigue la batalla legal para quitarle al niño y hasta la ha denunciado por daño moral tras hacer público este hecho.

Utilizó a mi bebé de arma para dañarme. Yo lo que hice fue pedir apoyo al Frente Poblano de Mujeres, me ayudaron a recuperar a mi hijo porque hicimos un paro. Desde ese momento seguimos en demandas. Yo tengo la custodia y él lo visita cada 15 días, pero vivo con miedo, él me sigue violentado, me dice que él sí tiene dinero y que él y su familia harán todo para poder quitármelo, no sé cuándo esto va a terminar”, subrayó.

Tamara hace público su caso porque tiene medidas de protección y también por su seguridad, ya que tiene miedo de las acciones que este hombre pueda hacer en su contra. Para ella, la violencia vicaria es un precedente para la violencia extrema, por lo cual, las autoridades deberían prestarle más atención.

Margarita solo pide que juzguen su caso con perspectiva de género y que eviten la revictimización. Foto: Bibiana Diaz / El Sol de Puebla

En el caso de Margarita Cuautle, su caso sucedió el 16 de junio del 2023. Se separó de su ex pareja y él le pidió que regresaran, como ella no quiso, un día que le tocaba su convivencia, no regresó a los menores. Ella pidió apoyo de las autoridades, quienes respaldaron al padre, le dijeron que los niños querían quedarse con él y que ella ya no podía hacer nada.

Promovió una denuncia por sustracción, por violencia familiar e inició su juicio, pero lo que Maggy no sabía, era que este hombre meses atrás ya había promovido varias denuncias en contra de ella para llevar la ventaja legal y lo logró, pues desde ese momento, ella perdió la custodia y solo puede ver a sus hijos tres días a la semana.

Margarita ha tratado de hablar con la jueza que lleva su caso, pero nunca ha querido atenderla, en cambio, a su ex pareja y a sus abogados sí los atiende y pasan varias horas charlando. De igual modo, ha querido agregar el término “violencia vicaria” a su carpeta, pero la abogada de oficio le ha dicho que, si hace esto, se perderá tipo crucial y que no le conviene porque se tendría que hacer otro expediente.

Me decía que si no regresaba con él me iba a quitar a mis hijos, yo no lo creí capaz, pero sí lo hizo. Es una clara venganza porque ya no me tenía, ya no ejercía ese control sobre mí, ya no podía violentarme y la única forma que tiene para seguir viéndome, para seguir haciéndome daño es quitándomelos. Yo solo quiero sepan que nunca voy a dejar de luchar para recuperarlos enfatizó.

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Hoy en día, solo pide que juzguen su caso con perspectiva de género y que eviten la revictimización, principalmente los profesionales que interactúan con las víctimas, como policías, abogados y trabajadores sociales. Además, que estén capacitados en enfoques sensibles al trauma y conscientes de las dinámicas de género.


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