En la comunidad de Rancho Viejo alrededor de 300 personas luchan por sobrevivir sin agua, pues la única forma que tienen de conseguirla es por las lluvias que llevan años siendo detenidas por los terratenientes y empresas que lanzan bombas antigranizo en cuanto las nubes se forman.
Para llegar a Rancho Viejo se debe recorrer un camino de una hora subiendo la montaña que hace años derramaba agua por todas sus paredes, Don Marcos Rodríguez Rodríguez es el representante de la comunidad en el municipio de Libres que lleva más de 50 años viendo como sus cultivos, familias y bosques se degradan por la falta de lluvias.
Imposibilitados para hacer un pozo profundo por su condición geográfica, la única forma de obtener agua con la que cuentan son dos tanques de captación pluvial que el gobierno federal instaló en 2017, mismos que nunca han visto llenos, o siquiera a la mitad de su capacidad y de donde tienen que beber agua cuando las cubetas que dejan afuera de sus casas no alcanzan a juntar líquido suficiente.
Marcos Rodríguez destacó que en su comunidad ya se perciben problemas sociales por la constante pelea por el agua entre los vecinos, pues muchos deben caminar una hora o más para llegar a uno de estos tanques y cuando esta se termina es imposible conseguir otro poco.
Con cientos de ranas croando al fondo del tanque, el representante de Rancho Viejo comenta que el agua captada con las dos lluvias de este año fue usada para regar sus campos de cultivo, lavar la ropa, dar a los animales, e incluso para que los pobladores bebieran, aunque se trate de agua estancada.
Marcos, junto a su hermano menor ha visto como su comunidad se ha enfrentado a sequías, incendios, desabasto de alimentos y conflictos entre vecinos desde que detectaron que seguidos de los truenos de los rayos continuaban los estruendos de las bombas antigranizo que han podido grabar con sus celulares.
Las casas ubicadas en las alturas no se pueden ver desde los campos de los terratenientes porque cedros y encinos cada vez más secos cubren la vista de la comunidad, aunque antes los árboles propios de la zona boscosa ayudaban a que la temperatura no se elevara y los agricultores continuaran con sus jornadas de trabajo en un ambiente fresco.
Por otra parte, los hermanos Rodríguez comentaron que han visto un aumento en la cantidad de incendios de Rancho Viejo, a la vez que explicaron que todos han sido provocados, y si no fuera por su vigilancia no podrían salvar lo que queda de sus bosques.
Asimismo, el camino que lleva a su comunidad se ha desgastado en los últimos años, pues mientras en 2015 todavía era posible ver el agua “chorreando” por las paredes rocosas, ahora las poblaciones vecinas las detonan para llevarse las piedras de laja y venderlas.
Recordaron que la exigencia de los campesinos afectados por las bombas antigranizo es que se les indemnice la inversión perdida por sus cosechas y se instalen pozos profundos para regar los cultivos venideros, pero en Rancho Viejo no es posible hacer pozos debido a la altura en la que está ubicado, y ellos sólo quieren que se detengan los bombardeos para que las lluvias regresen a dar vida a su comunidad.
Destacaron que a pesar que están en temporada de lluvias, los empresarios no han permitido que el agua caiga del cielo, “ya no se conforman con sacar el agua del suelo, también quieren llevarse lo que cae del cielo”, lamentan.
Además, Marcos denuncia que en las mañanas lanzan líquidos con avionetas, aunque no saben qué es, no crean que sea algo bueno pues “huele a huevo podrido por las mañanas, quisiéramos que hubiera agua para tirar, pero no hay nada”, lamentan los hermanos Rodríguez.