La comunicación se convirtió en el principal lazo entreGuillermina Vázquez, de 92 años de edad, y su hija GuadalupeReyes, de 66. Siempre, desde que se vieron por primera vez a losojos, se mantuvieron juntas y desde entonces, entre las dos secuidan, más ahora, que asisten juntas a la Casa del Abue.
A los 17 años de edad Guadalupe, prácticamente se convirtióen mamá y papá. Junto con su madre y su hermano, menor que ella,sufrió violencia intrafamiliar cuando era una niña, por lo quedecidió hacerse cargo de la casa a cambio de no seguir sufriendode maltrato.
No dejó su vida a un lado pues a los 21 años de edad seenamoró y casó, pero nunca dejó a su mamá, pues se hizo a símisma la promesa de que se mantendrían juntas sin importar lo quepasara y así lo ha cumplido durante 66 años.
De la nueva familia que comenzó a formar nacieron dos hijos,pero por diferentes causas el matrimonio no funcionó, por lo quetuvo que separarse. Para ese momento, su hermano ya era mayor deedad, sin embargo, siguió en el rol de “mamá y papá” parasus hijos y su madre a quienes intentó brindarles las mejorescondiciones de vida.
Guadalupe aceptó que no se trató de un rol fácil de asumir,pues las responsabilidades fueron muchas, tanto morales comoeconómicas; sin embargo, no se arrepiente de ninguna decisióntomada a lo largo de su vida, por el contrario, está segura que lovolvería a hacer de la misma manera.
Durante varios años trabajó como obrera en diferentes empresashasta que tuvo la oportunidad de jubilarse y con la intención detener un ingreso adicional a su pensión, junto con su mamá y sushijos ya un poco mayores, emprendió un negocio: abrieron unatienda de abarrotes.
Así se mantuvo durante un buen tiempo hasta que su mamá tuvotres caídas, en las cuales en una se dislocó el brazo, en otra selo quebró y una tercera se quebró la mano.
Fue entonces cuando tomó la decisión de dejar de trabajar ydedicarse de lleno al cuidado de su mamá, tomando en cuenta quesus hijos ya eran mayores, por lo que los papeles entre ellascambiaron: Guadalupe se convirtió en la mamá de Guillermina.
Con las caídas que sufrió Guillermina comenzó a sufrir otrotipo de problemas al grado que quedó casi inmóvil, toda vez quehubo un momento en el que no se podía levantar de la cama, por loque le recomendaron buscar especialistas que la atendieran.
Así fue como, hace siete años, les recomendaron acudir a laCasa del Abue, donde les informaron que había un ortopedista queseguramente le ayudaría a tener una mejor calidad de vida, por loque decidieron intentarlo.
Y, tal cual se lo comentaron, doña Guillermina comenzó a teneruna mejoría al grado de que ahora, a sus 92 años de edad, es unade las mejores estudiantes de zumba que se encuentra dentro de estaestancia de día y uno de los movimientos que más impresiona atodos aquellos que la conocen es que puede agacharse y tocar suspies con los dedos de sus manos sin problemas.
Más bien, la que se enfrentó a algunas dificultades de saludfue Guadalupe, pues después de que su mamá se lesionó, sintióla necesidad de cuidarla en todo momento y no alejarse de ella odejarla sola ni un solo minuto del día, pues creyó que su mamáno tendría la oportunidad de valerse por sí misma.
Sin embargo, dentro de la misma casa le enseñaron a dejar quesu mamá desempeñe actividades cotidianas como cualquier personacomo caminar o comer sin la ayuda al cien por ciento de suhija.
“Aquí fue donde me enseñaron a soltarla, dejar que ella hagasus cosas sola, sin la necesidad de que yo esté todo el tiempo conella, porque yo ya había comenzado a enfermarme, me dolía laespalda y decían que era por el estrés con el que me encontrabatodo el tiempo”, refirió.
Así fue como aprendió que tenía que dejar de sersobreprotectora y si bien sigue a lado de su mamá, pues sinimportar lo que pase se mantienen inseparables, trata de queGuillermina desarrolle actividades cotidianas.
En el hogar, aunque Guadalupe se hace cargo de todas las laboresdiarias, debido a que viven solas, su mamá en algunas ocasiones leayuda a lavar los trastes o con algunas labores de la cocina comopicar jitomate cebolla y otras preparaciones sencillas, a fin deque se mantenga en movimiento y con la certeza de que es útil.
A pesar de que cuando salen de la Casa del Abue, o “laescuelita” como le dicen sus hijos y nietos, por la tarde salen acaminar, a ver aparadores o simplemente a pasar más tiempojuntas.
Guadalupe está segura de que la comunicación ha sido laherramienta ideal entre ellas dos, toda vez que siempre se tuvieronconfianza y de esta manera afirmó, se mantienen sin discusiones,mismo ejemplo que siguió con sus dos hijos.