/ lunes 19 de diciembre de 2022

Medicamentos genéricos, una cura eficaz pero lenta y de mayor inversión

Las personas enfermas que buscan gastar menos con los genéricos, muchas veces pagan lo mismo

Baratos, pero con tardía efectividad, es como se les considera a los medicamentos genéricos desde la perspectiva de los especialistas médicos, quienes aseguran que el tiempo de sanación o curación por usarlos es mayor que el que se registra al recurrir a los fármacos de patente.

Las fuentes consultadas por este diario advierten que, aunque las personas enfermas buscan gastar menos con los genéricos, muchas veces pagan lo mismo, porque tienen que comprar más cantidades, ante su menor eficacia. Entonces, adquirir estas opciones resulta engañoso para los bolsillos de los ciudadanos, porque al hacer pequeños gastos, de a poco, no dimensionan lo que van a pagar en realidad hasta que suman todo y conocen la cantidad invertida.

Para aclarar las características de unos y otros primero hay que exponer sus diferencias

De acuerdo con José Morán Domínguez, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), los medicamentos de patente o también conocidos como innovadores son aquellos que se producen tras una investigación en un laboratorio, en donde se siguen varios procesos, tales como un análisis, estudios en animales y posteriormente en humanos para saber la seguridad y eficacia de un fármaco.

A lo anterior se le suma que se registra el medicamento a nivel internacional y con ello se obtiene la patente, es así que solo el laboratorio que lo hizo tiene la facultad para producirlo. En México esto tiene una vigencia de 20 años y en algunos casos existe la posibilidad de extender el tiempo de validez.

Una vez vencido el tiempo, otras compañías pueden solicitar los permisos para realizar una versión similar, la cual debe pasar por pruebas que demuestren la biodisponibilidad, lo que refiere que tiene que ser equivalente en seguridad y eficacia al fármaco original. Con ello recibe el aval de la Secretaría de Salud para que pueda ser comercializado.

“El medicamento genérico lo podemos definir como aquel que tiene la misma fórmula farmacéutica, igual concentración y la misma vía de administración que el medicamento de patente o innovador como se le conoce en la Secretaría de Salud”, explicó.

Control de calidad modifica la eficacia

Aunque la elaboración es parecida, intervienen factores que ocasionan que la eficacia de las medicinas se vea alterada. Según detalló Morán Domínguez, se trata de los procesos de calidad al momento de fabricar los fármacos, ya que en ocasiones no son los adecuados.

En México es la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) la que supervisa a los laboratorios para saber el modo de producción de los medicamentos y les da un certificado por cierto tiempo, pero este no significa que todos los días los realicen de la manera correcta.

Asimismo, destacó que los medicamentos genéricos no tienen todos los estudios clínicos, pues no se prueban en animales y seres humanos, sino que como los de patente ya los tenían, se salta este proceso y por ello es que cambia la efectividad.

De igual manera sostuvo que hace tiempo se dieron permisos irregulares a algunos laboratorios, ya que pese a que no cubrían los requisitos de seguridad, se les otorgó el aval para hacer fármacos.

También los excipientes pueden provocar alteraciones en la efectividad, estos son algunos ingredientes adicionales que ayudan a dar forma a los fármacos y varían en los diferentes laboratorios, si bien no deberían modificar la respuesta de la ingesta de los fármacos, en ocasiones hacen lo contrario.

Lo anterior también influye en el precio de las medicinas, puesto que los similares no tuvieron el mismo tiempo e inversión económica para su investigación que los innovadores y, por tanto, se venden a menor costo.

Como ejemplo mencionó que para realizar un medicamento innovador se gastan millones de dólares, mientras que en los genéricos se invierten millones, pero de pesos mexicanos, lo que refleja una diferencia.

“Para los medicamentos genéricos en laboratorio se dice que es equivalente al de marca, pero no se realizó una prueba en animales para ver el efecto de seguridad, así como los otros análisis, ya que se toma como referencia los estudios previamente realizados por el primer laboratorio (…) el medicamento de patente tiene un costo más elevado por todos los gastos en investigación y promoción, mientras que para los genéricos sus gastos son mínimos”, dijo.

La Apitoxina puede encontrarse en presentaciones como solución, sublingual, inyectable, cremas y hasta ungüentos. Foto: Pixabay

Medicamentos genéricos no son ideales

Por su parte, el médico y docente de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Eduardo López Villalobos, agregó que no es recomendable utilizar medicamentos genéricos, ya que las dosis y el tiempo son más para poder quitar los malestares, pero cuando los pacientes no pueden pagar los fármacos de patente, entonces buscan otros más económicos o genéricos.

“Se necesitan más dosis y más días para curarse con medicamentos genéricos que con los de patente. Yo creo que la diferencia pudiera ser el control de calidad de los medicamentos (…) pues son la copia de los que se inventaron por primera vez”, declaró.

Precisó que no se puede saber con exactitud cuánto tiempo tardan en funcionar las medicinas de ambos tipos, pues también depende de la misma reacción del sistema inmune de las personas que los ingieren.

Apuntó que aunque no es lo mejor, en las clínicas de salud pública siempre se dan fármacos genéricos, pues es lo que les ordenan desde los gobiernos, ya que es más barato para atender a los miles de ciudadanos que hay en el país, lo que incluye el estado de Puebla.

“Resulta que son casi iguales los precios, pues si se receta por 20 días Ibuprofeno, pero se compra el barato de 10 pastillas, se tendrá que comprar otra caja para poder completar el tratamiento, y si cuesta 90 pesos y el de patente vale 180, al final es lo mismo”, destacó.

A su vez, Rogelio Hernández, médico egresado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), agregó que las medicinas innovadoras son más eficaces al momento de ingerirlas, ya que en comparación con los genéricos, no tienen la misma eficacia en las dosis.

Manifestó que aunque una pastilla diga 500 miligramos, al momento de hacer efecto no se observa de tal manera, pues la dosis es menor y por ello el tratamiento se alarga para que el paciente se cure.

“Si la economía de las personas no lo permite, pues nos vamos a ver obligados a comprar genéricos, no quiere decir que no se va a curar el paciente, no, sí se va a curar, pero a lo mejor va a tener que invertir un poco más de lo que creía para curarse y sí le va a servir”, argumentó.

Los especialistas médicos dieron algunas recomendaciones tales como que los ciudadanos no se deben automedicar, ya que hacerlo puede causar graves daños a su salud, así como adquirir los medicamentos en tiendas establecidas, pues en el mercado informal pueden estar falsificados.

Otra acción es cerciorarse de que las etiquetas del envase no estén alteradas y que especifiquen el nombre del laboratorio que lo elabora, número de lote, así como el código de barras y vigencia de los mismos.

¿Cuánto gastan los poblanos para atender su salud?

El Sol de Puebla realizó un sondeo con ciudadanos, quienes dijeron que gastan un máximo 500 pesos cuando se trata de acudir al médico. Coincidieron en que la primera elección es atenderse en un Centro de Salud o alguna institución médica en la que estén asegurados, como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ya que los medicamentos son gratuitos. Mientras que otros visitan un consultorio adherido a alguna farmacia, pues los precios son más baratos y esto afecta en menor medida su economía.

Lo anterior solo refleja las estadísticas en el país, pues de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), por cada 3 mil 27 habitantes, 275 refirieron atenderse en un lugar gratuito o con precios económicos, lo que representa el 9.1 por ciento de la muestra. Mientras tanto, el 7.1 por ciento, es decir 215 ciudadanos, se atendieron en un lugar porque no tenían otra opción.

El reporte, con fecha de 2021, especifica que Puebla se encontró entre las entidades de la región central del país donde los habitantes registraron un gasto de 400 a mil pesos (incluidos estudios médicos) por servicios de salud.

Respecto a las consultas, la cifra promedio fue de 100 pesos y un adicional por los servicios de traslado, sin embargo, esto varía conforme a los kilómetros que se desplazaron.

Automedicarse para ahorrar

Aunque la salud es importante, los ciudadanos buscan economizar lo más que se pueda, por lo que prefieren consultarse en algún lugar donde sea más barato, ya que el monto que se utiliza pudiera ser destinado a una comida de la semana o alguna otra necesidad.

En entrevista con esta casa editorial, Rubén Sánchez Domínguez, quien es obrero en la capital poblana, argumentó que como padre de familia es importante que sepa en qué va a gastar su salario, por lo que cuando se trata de un malestar mínimo no acude al doctor y compra medicamentos genéricos para “componerse”, ya que son fáciles de adquirir.

Por su parte, Renata Cuautle, vecina de San Pedro Cholula, aseguró que pese a que nadie depende de ella, trata de ahorrar lo más que se pueda. Cada vez que acude al Centro de Salud y termina un tratamiento médico guarda los fármacos que le sobran y los reutiliza cuando sabe que es un padecimiento menor, puesto que así evita gastar en próximas ocasiones.

Relató que las acciones que lleva a cabo tienen el fin de que le rinda su salario, que va de 800 a mil 200 pesos semanales (conforme a las ganancias del restaurante en donde trabaja como mesera), por tanto es que opta por evitar comprar fármacos de marca, ya que “traen poco y cuestan mucho”.

“Hay medicamentos muy caros, los de patente luego cuestan más de 500 pesos y traen bien poquito. Uno no puede gastar tanto, porque, imagínate, si compras dos cajas de algún medicamento caro, gastas más de mil pesos y todavía pagas consulta, ¡no alcanza!, por eso mejor me consulto en donde se puede”, opinó.

Un caso similar es el de Rodolfo Cortés, quien aseveró que de manera recurrente compra medicinas similares para curar algún malestar, puesto que para adquirirlas no se necesita receta y esto le resulta benéfico para no gastar en una consulta.

Los ciudadanos también argumentaron que los medicamentos genéricos no causan ningún daño, pero han constatado que es más tardado el proceso de curación que con los fármacos de patente.

Es así que ante una difícil situación económica los poblanos deciden adquirir lo que les cueste menos, aunque al final pueda ser un monto parecido al de la compra de medicamentos de patente sin que ellos se den cuenta.

Baratos, pero con tardía efectividad, es como se les considera a los medicamentos genéricos desde la perspectiva de los especialistas médicos, quienes aseguran que el tiempo de sanación o curación por usarlos es mayor que el que se registra al recurrir a los fármacos de patente.

Las fuentes consultadas por este diario advierten que, aunque las personas enfermas buscan gastar menos con los genéricos, muchas veces pagan lo mismo, porque tienen que comprar más cantidades, ante su menor eficacia. Entonces, adquirir estas opciones resulta engañoso para los bolsillos de los ciudadanos, porque al hacer pequeños gastos, de a poco, no dimensionan lo que van a pagar en realidad hasta que suman todo y conocen la cantidad invertida.

Para aclarar las características de unos y otros primero hay que exponer sus diferencias

De acuerdo con José Morán Domínguez, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), los medicamentos de patente o también conocidos como innovadores son aquellos que se producen tras una investigación en un laboratorio, en donde se siguen varios procesos, tales como un análisis, estudios en animales y posteriormente en humanos para saber la seguridad y eficacia de un fármaco.

A lo anterior se le suma que se registra el medicamento a nivel internacional y con ello se obtiene la patente, es así que solo el laboratorio que lo hizo tiene la facultad para producirlo. En México esto tiene una vigencia de 20 años y en algunos casos existe la posibilidad de extender el tiempo de validez.

Una vez vencido el tiempo, otras compañías pueden solicitar los permisos para realizar una versión similar, la cual debe pasar por pruebas que demuestren la biodisponibilidad, lo que refiere que tiene que ser equivalente en seguridad y eficacia al fármaco original. Con ello recibe el aval de la Secretaría de Salud para que pueda ser comercializado.

“El medicamento genérico lo podemos definir como aquel que tiene la misma fórmula farmacéutica, igual concentración y la misma vía de administración que el medicamento de patente o innovador como se le conoce en la Secretaría de Salud”, explicó.

Control de calidad modifica la eficacia

Aunque la elaboración es parecida, intervienen factores que ocasionan que la eficacia de las medicinas se vea alterada. Según detalló Morán Domínguez, se trata de los procesos de calidad al momento de fabricar los fármacos, ya que en ocasiones no son los adecuados.

En México es la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) la que supervisa a los laboratorios para saber el modo de producción de los medicamentos y les da un certificado por cierto tiempo, pero este no significa que todos los días los realicen de la manera correcta.

Asimismo, destacó que los medicamentos genéricos no tienen todos los estudios clínicos, pues no se prueban en animales y seres humanos, sino que como los de patente ya los tenían, se salta este proceso y por ello es que cambia la efectividad.

De igual manera sostuvo que hace tiempo se dieron permisos irregulares a algunos laboratorios, ya que pese a que no cubrían los requisitos de seguridad, se les otorgó el aval para hacer fármacos.

También los excipientes pueden provocar alteraciones en la efectividad, estos son algunos ingredientes adicionales que ayudan a dar forma a los fármacos y varían en los diferentes laboratorios, si bien no deberían modificar la respuesta de la ingesta de los fármacos, en ocasiones hacen lo contrario.

Lo anterior también influye en el precio de las medicinas, puesto que los similares no tuvieron el mismo tiempo e inversión económica para su investigación que los innovadores y, por tanto, se venden a menor costo.

Como ejemplo mencionó que para realizar un medicamento innovador se gastan millones de dólares, mientras que en los genéricos se invierten millones, pero de pesos mexicanos, lo que refleja una diferencia.

“Para los medicamentos genéricos en laboratorio se dice que es equivalente al de marca, pero no se realizó una prueba en animales para ver el efecto de seguridad, así como los otros análisis, ya que se toma como referencia los estudios previamente realizados por el primer laboratorio (…) el medicamento de patente tiene un costo más elevado por todos los gastos en investigación y promoción, mientras que para los genéricos sus gastos son mínimos”, dijo.

La Apitoxina puede encontrarse en presentaciones como solución, sublingual, inyectable, cremas y hasta ungüentos. Foto: Pixabay

Medicamentos genéricos no son ideales

Por su parte, el médico y docente de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Eduardo López Villalobos, agregó que no es recomendable utilizar medicamentos genéricos, ya que las dosis y el tiempo son más para poder quitar los malestares, pero cuando los pacientes no pueden pagar los fármacos de patente, entonces buscan otros más económicos o genéricos.

“Se necesitan más dosis y más días para curarse con medicamentos genéricos que con los de patente. Yo creo que la diferencia pudiera ser el control de calidad de los medicamentos (…) pues son la copia de los que se inventaron por primera vez”, declaró.

Precisó que no se puede saber con exactitud cuánto tiempo tardan en funcionar las medicinas de ambos tipos, pues también depende de la misma reacción del sistema inmune de las personas que los ingieren.

Apuntó que aunque no es lo mejor, en las clínicas de salud pública siempre se dan fármacos genéricos, pues es lo que les ordenan desde los gobiernos, ya que es más barato para atender a los miles de ciudadanos que hay en el país, lo que incluye el estado de Puebla.

“Resulta que son casi iguales los precios, pues si se receta por 20 días Ibuprofeno, pero se compra el barato de 10 pastillas, se tendrá que comprar otra caja para poder completar el tratamiento, y si cuesta 90 pesos y el de patente vale 180, al final es lo mismo”, destacó.

A su vez, Rogelio Hernández, médico egresado de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), agregó que las medicinas innovadoras son más eficaces al momento de ingerirlas, ya que en comparación con los genéricos, no tienen la misma eficacia en las dosis.

Manifestó que aunque una pastilla diga 500 miligramos, al momento de hacer efecto no se observa de tal manera, pues la dosis es menor y por ello el tratamiento se alarga para que el paciente se cure.

“Si la economía de las personas no lo permite, pues nos vamos a ver obligados a comprar genéricos, no quiere decir que no se va a curar el paciente, no, sí se va a curar, pero a lo mejor va a tener que invertir un poco más de lo que creía para curarse y sí le va a servir”, argumentó.

Los especialistas médicos dieron algunas recomendaciones tales como que los ciudadanos no se deben automedicar, ya que hacerlo puede causar graves daños a su salud, así como adquirir los medicamentos en tiendas establecidas, pues en el mercado informal pueden estar falsificados.

Otra acción es cerciorarse de que las etiquetas del envase no estén alteradas y que especifiquen el nombre del laboratorio que lo elabora, número de lote, así como el código de barras y vigencia de los mismos.

¿Cuánto gastan los poblanos para atender su salud?

El Sol de Puebla realizó un sondeo con ciudadanos, quienes dijeron que gastan un máximo 500 pesos cuando se trata de acudir al médico. Coincidieron en que la primera elección es atenderse en un Centro de Salud o alguna institución médica en la que estén asegurados, como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ya que los medicamentos son gratuitos. Mientras que otros visitan un consultorio adherido a alguna farmacia, pues los precios son más baratos y esto afecta en menor medida su economía.

Lo anterior solo refleja las estadísticas en el país, pues de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), por cada 3 mil 27 habitantes, 275 refirieron atenderse en un lugar gratuito o con precios económicos, lo que representa el 9.1 por ciento de la muestra. Mientras tanto, el 7.1 por ciento, es decir 215 ciudadanos, se atendieron en un lugar porque no tenían otra opción.

El reporte, con fecha de 2021, especifica que Puebla se encontró entre las entidades de la región central del país donde los habitantes registraron un gasto de 400 a mil pesos (incluidos estudios médicos) por servicios de salud.

Respecto a las consultas, la cifra promedio fue de 100 pesos y un adicional por los servicios de traslado, sin embargo, esto varía conforme a los kilómetros que se desplazaron.

Automedicarse para ahorrar

Aunque la salud es importante, los ciudadanos buscan economizar lo más que se pueda, por lo que prefieren consultarse en algún lugar donde sea más barato, ya que el monto que se utiliza pudiera ser destinado a una comida de la semana o alguna otra necesidad.

En entrevista con esta casa editorial, Rubén Sánchez Domínguez, quien es obrero en la capital poblana, argumentó que como padre de familia es importante que sepa en qué va a gastar su salario, por lo que cuando se trata de un malestar mínimo no acude al doctor y compra medicamentos genéricos para “componerse”, ya que son fáciles de adquirir.

Por su parte, Renata Cuautle, vecina de San Pedro Cholula, aseguró que pese a que nadie depende de ella, trata de ahorrar lo más que se pueda. Cada vez que acude al Centro de Salud y termina un tratamiento médico guarda los fármacos que le sobran y los reutiliza cuando sabe que es un padecimiento menor, puesto que así evita gastar en próximas ocasiones.

Relató que las acciones que lleva a cabo tienen el fin de que le rinda su salario, que va de 800 a mil 200 pesos semanales (conforme a las ganancias del restaurante en donde trabaja como mesera), por tanto es que opta por evitar comprar fármacos de marca, ya que “traen poco y cuestan mucho”.

“Hay medicamentos muy caros, los de patente luego cuestan más de 500 pesos y traen bien poquito. Uno no puede gastar tanto, porque, imagínate, si compras dos cajas de algún medicamento caro, gastas más de mil pesos y todavía pagas consulta, ¡no alcanza!, por eso mejor me consulto en donde se puede”, opinó.

Un caso similar es el de Rodolfo Cortés, quien aseveró que de manera recurrente compra medicinas similares para curar algún malestar, puesto que para adquirirlas no se necesita receta y esto le resulta benéfico para no gastar en una consulta.

Los ciudadanos también argumentaron que los medicamentos genéricos no causan ningún daño, pero han constatado que es más tardado el proceso de curación que con los fármacos de patente.

Es así que ante una difícil situación económica los poblanos deciden adquirir lo que les cueste menos, aunque al final pueda ser un monto parecido al de la compra de medicamentos de patente sin que ellos se den cuenta.

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