Puebla regresó a la incertidumbre electoral que vivió durante los cinco meses previos a la resolución de la elección a la gubernatura, pues con la muerte de la exgobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo queda vacía la vacante que tendrá que ocupar provisionalmente un gobernador interino designado por un Congreso del Estado, el cual ha estado en conflicto constante durante los últimos tres meses; y, posteriormente, por un gobernador sustituto que será designado por la ciudadanía a través de nuevas elecciones.
Además, en el accidente aéreo en que perdió la vida la exgobernadora, murió también su esposo y senador del PAN, Rafael Moreno Valle, líder del grupo político que había logrado perpetuarse en el poder por seis años más y considerado extraoficialmente como el verdadero operador de la pasada elección en Puebla.
El proceso electoral de Puebla fue el más polarizado del país, pues se resolvió en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación (TEPJF) con cuatro votos a favor de la ratificación de Alonso Hidalgo y tres votos a favor de la anulación de la elección, lo que, además, terminó por exhibir fracturas entre los integrantes de la Sala Superior.
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Transcurrieron cinco meses desde que Alonso Hidalgo recibiera la constancia de mayoría como gobernadora electa por parte del Instituto Electoral del Estado (IEE) y de que el TEPJF ratificara su triunfo tras un recurso de impugnación que presentó el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y su excandidato a la gubernatura, Luis Miguel Barbosa Huerta.
Durante ese tiempo dos fueron las versiones que permearon en la opinión pública. La primera, de Morena y sus partidos aliados, en el sentido de que hubo un fraude electoral con la complacencia de los organismos electorales locales que no garantizaron la certeza de los resultados de la elección, toda vez que se rompió la cadena de custodia de la paquetería electoral.
La segunda versión, a cargo del PAN y los partidos de la coalición Por Puebla al Frente, fue que el resultado fue legítimo, toda vez que los datos arrojados por el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), el conteo rápido realizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), el conteo distrital que hizo el IEE y el conteo voto por voto que ordenó el TEPJF siempre coincidieron dando una ventaja de 4 por ciento a Martha Erika Alonso por encima de Barbosa Huerta.
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Fue hasta el 8 de diciembre cuando Alonso Hidalgo fue declarada oficialmente gobernadora de Puebla y seis días después, el 14 de diciembre, rindió protesta ante el Pleno del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) después del clima de confrontación que había en el Congreso del Estado, donde la mayoría de los diputados es de Juntos Haremos Historia.
Sin embargo, Alonso Hidalgo solo duró diez días en el cargo después de que el pasado 24 de diciembre el helicóptero en donde viajaba junto con su esposo, Rafael Moreno Valle, colapsó y terminó con su vida.
De acuerdo con la ley, el Congreso Local puede nombrar a un gobernador interino si la ausencia absoluta del titular del Poder Ejecutivo se da en los primeros dos años del periodo constitucional, como ocurrió en este caso y, después, convocar a elecciones extraordinarias para elegir al gobernador sustituto que asumirá el cargo hasta el 2024, año en el que concluye el actual periodo de la administración estatal.
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CAMBIAN CONDICIONES EN NUEVA ELECCIÓN
Las condiciones políticas en la próxima elección serán totalmente distintas a las del pasado primero de julio, pues los morenovallistas tendrán que enfrentar este proceso sin Moreno Valle y Alonso Hidalgo a la cabeza; mientras que Morena y sus aliados no tendrán el beneficio de que Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente de la república, aparezca en las boletas.
Los tiempos de la elección los definirá la convocatoria que publique el IEE a más tardar diez días después de la designación de un gobernador o gobernadora interina; sin embargo, este proceso no deberá durar menos de tres meses ni más de cinco, tal y como lo marca la Constitución Política del Estado de Puebla.
Un nuevo líder tendrá que surgir del grupo morenovallista para tener nuevo candidato o candidata, mientras que en Morena la decisión estriba en postular nuevamente o no a Barbosa Huerta como candidato después de que fuera el adversario de la hoy fallecida gobernadora.