/ lunes 27 de julio de 2020

Negocios sobrevivientes urgen la reactivación

Tres renovadoras de calzado ya han pensado en el cierre definitivo, pero siguen en la lucha por recuperarse

El Covid-19 ha obligado a pequeños negocios a cerrar y los que se mantienen en pie, como las renovadoras de calzado, no ven la hora de que todo vuelva a la normalidad pues han perdido entre el 80 y 90 por ciento de sus ganancias desde marzo, cuando se vieron obligados a bajar cortina.

La renovadora familiar Arenas con tres sucursales en la entidad ha podido poco a poco volver a la normalidad, sin embargo, en algún momento pensaron en cerrar definitivamente el negocio y dejar atrás sus 15 años de experiencia.

“Desde que inició la pandemia pues obviamente nos bajó como al 90 por ciento las primeras semanas. Todos los negocios cerraron y tuvimos que cerrar como unas dos semanas completas. Trabajamos mediodía y estuvimos a punto de cerrar el negocio. Afortunadamente como tenemos dos negocios más con eso la llevamos y tratamos de sobrevivir”, comentó en entrevista con El Sol de Puebla Elias Fernández, uno de los empleados de Renovadora Arenas, que se encuentra ubicada en la 27 Poniente.

Elias dice que su negocio poco a poco está recuperándose, pero sí se las vio negras:

“Había ocasiones que diario nos entraban entre 10 y 11 pares de zapatos para reparar o chamarras y mochilas. Durante la pandemia había días en que no entraba ni un solo peso. Solo estábamos esperando a que cayera algo”.

“Ahorita gracias a Dios ya se está componiendo. Digamos que ya subió al 60, 70 por ciento”.

La Renovadora de Calzado Bostoniano, sobre la Avenida 15 Oriente, Centro, no ha tenido la misma suerte que Arenas.

“Nos ha bajado en un 80 por ciento en nuestros ingresos”, dijo Javier Martínez, empleado del lugar.

Bostoniano cerró por la pandemia durante 40 días al no haber nada de gente que requiriera de sus servicios. Hace unas semanas reabrieron sin mucha esperanza.

“Ahorita la situación sigue crítica porque no hay trabajo. De 10 zapatos que teníamos, ahora reparamos unos dos al día”.

Pero la clientela no es el único impedimento que enfrentan, sino también la renta del lugar.

“La renta también nos ha afectado bastante, aquí el dueño se ha hecho consiente, la verdad se ha puesto la mano en el corazón. No nos la están condonando, pero nos está esperando para que cuando reinicie, podamos darle lo de su renta”.

Javier espera que su trabajo se reactive y todo vuelva a ser como antes.

“Yo contemplo a mi trabajo de primera necesidad”.

Renovadora Calzado Tachuelita Dorada, otro negocio familiar, también ha visto la crisis asomarse por su ventana.

“No hay trabajo. Se tuvo que cerrar y luego abrir porque sino de dónde come uno. El factor más importante es la comida. Los gastos están atrasados, debemos por aquí, debemos por allá: renta del local y la luz, que no se puede uno atrasar porque sino la cortan. Apenas va uno al día y a veces ni al día”, mencionó Hilario Martínez, quien lleva 20 años trabajando en el negocio de calzado.

Comentó que ahora que ha vuelto abrir sólo le llega un par de zapatos al día y en ocasiones la suerte le voltea la cara y no tiene ni uno solo.

“La situación está muy complicada. La gente solo sale a lo indispensable. Vienen al centro, pero no vienen a arreglar zapatos, tal vez, vienen a arreglar una licuadora o lavadora, pero no zapatos”.

Las renovadoras de calzado al interior del municipio de Puebla se han adaptado a la nueva normalidad adaptando horarios de trabajo y cumpliendo con las normas de sanidad como gel antibacterial y el uso de cubrebocas para atender a sus clientes.



El Covid-19 ha obligado a pequeños negocios a cerrar y los que se mantienen en pie, como las renovadoras de calzado, no ven la hora de que todo vuelva a la normalidad pues han perdido entre el 80 y 90 por ciento de sus ganancias desde marzo, cuando se vieron obligados a bajar cortina.

La renovadora familiar Arenas con tres sucursales en la entidad ha podido poco a poco volver a la normalidad, sin embargo, en algún momento pensaron en cerrar definitivamente el negocio y dejar atrás sus 15 años de experiencia.

“Desde que inició la pandemia pues obviamente nos bajó como al 90 por ciento las primeras semanas. Todos los negocios cerraron y tuvimos que cerrar como unas dos semanas completas. Trabajamos mediodía y estuvimos a punto de cerrar el negocio. Afortunadamente como tenemos dos negocios más con eso la llevamos y tratamos de sobrevivir”, comentó en entrevista con El Sol de Puebla Elias Fernández, uno de los empleados de Renovadora Arenas, que se encuentra ubicada en la 27 Poniente.

Elias dice que su negocio poco a poco está recuperándose, pero sí se las vio negras:

“Había ocasiones que diario nos entraban entre 10 y 11 pares de zapatos para reparar o chamarras y mochilas. Durante la pandemia había días en que no entraba ni un solo peso. Solo estábamos esperando a que cayera algo”.

“Ahorita gracias a Dios ya se está componiendo. Digamos que ya subió al 60, 70 por ciento”.

La Renovadora de Calzado Bostoniano, sobre la Avenida 15 Oriente, Centro, no ha tenido la misma suerte que Arenas.

“Nos ha bajado en un 80 por ciento en nuestros ingresos”, dijo Javier Martínez, empleado del lugar.

Bostoniano cerró por la pandemia durante 40 días al no haber nada de gente que requiriera de sus servicios. Hace unas semanas reabrieron sin mucha esperanza.

“Ahorita la situación sigue crítica porque no hay trabajo. De 10 zapatos que teníamos, ahora reparamos unos dos al día”.

Pero la clientela no es el único impedimento que enfrentan, sino también la renta del lugar.

“La renta también nos ha afectado bastante, aquí el dueño se ha hecho consiente, la verdad se ha puesto la mano en el corazón. No nos la están condonando, pero nos está esperando para que cuando reinicie, podamos darle lo de su renta”.

Javier espera que su trabajo se reactive y todo vuelva a ser como antes.

“Yo contemplo a mi trabajo de primera necesidad”.

Renovadora Calzado Tachuelita Dorada, otro negocio familiar, también ha visto la crisis asomarse por su ventana.

“No hay trabajo. Se tuvo que cerrar y luego abrir porque sino de dónde come uno. El factor más importante es la comida. Los gastos están atrasados, debemos por aquí, debemos por allá: renta del local y la luz, que no se puede uno atrasar porque sino la cortan. Apenas va uno al día y a veces ni al día”, mencionó Hilario Martínez, quien lleva 20 años trabajando en el negocio de calzado.

Comentó que ahora que ha vuelto abrir sólo le llega un par de zapatos al día y en ocasiones la suerte le voltea la cara y no tiene ni uno solo.

“La situación está muy complicada. La gente solo sale a lo indispensable. Vienen al centro, pero no vienen a arreglar zapatos, tal vez, vienen a arreglar una licuadora o lavadora, pero no zapatos”.

Las renovadoras de calzado al interior del municipio de Puebla se han adaptado a la nueva normalidad adaptando horarios de trabajo y cumpliendo con las normas de sanidad como gel antibacterial y el uso de cubrebocas para atender a sus clientes.



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