/ lunes 13 de diciembre de 2021

Violencia y pobreza, lo que obliga a niños centroamericanos a migrar solos

Antes de llegar a Puebla, los menores deben atravesar la selva del Darién, considerada la ruta más peligrosa del mundo

El flujo de niños y adolescentes migrantes no acompañados que cruzaron Centroamérica y que llegaron al estado de Puebla casi se duplicó en 2021, comparado con el último dato registrado antes de la pandemia, al pasar de 335 en todo 2019 a 610 únicamente de enero a octubre de 2021, así se desprende del reporte de la “Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas” publicado en noviembre de este año por el gobierno de México.

Incluso, la movilidad de la población infantil ha sido tal que al comparar la cifra de los primeros 10 meses del 2021 con los cinco años previos a la contingencia sanitaria (2015-2019), esta es mayor a la de cualquier año que se elija.

De acuerdo con el informe, el flujo migratorio tuvo una reducción en 2020 que coincide con los meses de confinamiento derivado por la pandemia de Covid-19, año en que el estado registró el arribo de únicamente 82 menores no acompañados que oscilaban entre los 0 y 17 años de edad.

Flujo de niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados que llegaron a Puebla. Gráfico: Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla

Eliasen, de 15 años, es originario de Haití. El 9 de septiembre salió de su país natal y el 9 de diciembre se encontraba en Puebla. Su historia forma parte de los 610 niños y adolescentes no acompañados que ingresaron a México enfrentando los riesgos de la migración con tal de cumplir el “sueño americano”.

LA SELVA DEL DARIÉN, EL CAMINO MORTAL

Para él, cruzar la selva del Darién -la frontera natural entre Colombia y Panamá, considerada la ruta de inmigrantes más peligrosa del mundo- fue el punto más arriesgado que enfrentó antes de llegar al centro de México. Asegura que pasar por esta selva es como haber “cruzado el cerro del Satán”.

Y es que en este cruce, los migrantes mueren por ataques de la fauna exótica (serpientes y monos), por ahogamiento en los ríos, por hambre o deshidratación, pero también se arriesgan a ser reclutados por los grupos criminales, ser violados o asesinados. Por estas razones, llegar a tierras poblanas representa para ellos un primer logro y salvación, debido a que muchos se quedan en el camino.

Niños y adolescentes migrantes no acompañados. Foto: Pedro Alonso | El Sol de Puebla

Encontramos ladrones, pero cuando Dios les toca el corazón no nos pasa nada. Eran cuatro hombres caminando en la selva, tenían pistolas, pero no eran soldados. (Íbamos caminando) y solo nos saludaron. Sé que hay otro camino donde les dicen ´saca lo que tienes, saca plata o te matamos´”, compartió Eliasen en un español semifluido, pese a que su lengua original es el criollo haitiano.

Mikerson, de 12 años, también viaja solo pero prefiere ser cauteloso al hablar. Lo único que comparte es que viene caminando desde Centroamérica y que su lugar de destino es Miami. Su objetivo es estudiar y trabajar. De sus padres no dio referencias.

En este contexto, especialistas en temas migratorios comparten que el hecho de reconocer abiertamente su condición de viaje los expone a que las autoridades los retengan y regresen a su país de origen, por lo que algunos prefieren asegurar que viajan acompañados, aunque así no sea.

Los niños deben cruzar la selva del Darién, una de las más peligrosas del mundo. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

HUYEN DE LA VIOLENCIA QUE HAY EN SU PATRIA

María de Lourdes Rosas López, académica de la Facultad de Política y Gobierno de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP) e investigadora especializada en temas de Migración Internacional, indicó que en el mundo se ha observado que los menores salen huyendo, principalmente por la violencia que hay en su patria.

Señaló que en el caso específico del triángulo de Centroamérica -que comprende Guatemala, Salvador y Honduras- la situación estructural de violencia es terrible, la cual está relacionada directamente con la presencia del crimen organizado y las pandillas, motivo por el que huyen ante las amenazas de reclutamiento.

Los amenazan diciéndoles que si no se unen a las pandillas, pueden matar a alguien de su familia. Sus padres, en un intento de protegerlos, los sacan del país”, mencionó.

La especialista agregó que un segundo factor por el que migran, es buscar un mejor futuro traducido en progreso social y gozar de los beneficios del desarrollo. “En este sentido, hablamos de la posibilidad de acceso a la educación, tener un empleo seguro, contar con atención médica, tener una vivienda y darle lo necesario a su familia (…) esto es muy normal, porque cualquier ser humano busca un mejor futuro. Ningún ser humano está obligado a quedarse en un lugar donde no habrá esperanza”.

La académica agregó que la reunificación familiar es otro factor determinante para que los menores tomen la decisión de abandonar o huir de su país, debido a que salen en busca de sus familiares.

Menores huyen por la violencia que hay en su patria. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

“DESDE LOS 14 AÑOS ME OBLIGARON A ENTRAR A LAS MARAS”

La doctora Rosas López compartió que en la caravana de 2018 -que tuvo su paso por la entidad poblana- entrevistó a varios menores sin acompañamiento, entre ellos a un adolescente que venía huyendo de la Mara Salvatrucha, organización conocida por dedicarse a actividades criminales que incluyen violación, narcotráfico, extorsión, contrabando de armas, secuestro, robo y asesinatos por encargo.

Recuerdo mucho a un joven hondureño que en un principio pensé que era mayor de edad. Hablé con él muy rápido porque se notaba sumamente nervioso. Le pregunté por qué salía de su país y me dijo: ´desde los 14 años me obligaron a entrar a Las Maras, pero ya no quiero esa vida. Me sumé a la caravana porque me escapé, estoy huyendo. Tengo una bebé de 7 meses y no quiero esa vida para ella ni para mi esposa; pero tú sabes que si te quieres salir de La Mara, te matan´. El chico se subió la playera y continuó: ´mira, me he ganado estas heridas durante los tres años que he estado en Las Maras, me han herido con dagas, con balas y ya no quiero esto” relató la académica.

DE 2015 A 2021, MIL 599 MENORES NO ACOMPAÑADOS HAN LLEGADO A PUEBLA

La estadística migratoria revela también que de 2015 al reporte más actualizado de 2021, se han registrado mil 599 menores migrantes no acompañados en la entidad poblana, y de este total 235 tenían entre 0 y 11 años, y mil 364 tenían entre 12 y 17 años, mismos que fueron presentados ante la autoridad migratoria y devueltos a su lugar de origen.

También puedes leer: Incrementa en 138% repatriación de menores poblanos

Niños migrantes no acompañados que llegaron a Puebla. Gráfico: Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla

Bajo este contexto, Blanca Laura Cordero Díaz, Coordinadora del Seminario Fronteras, Migraciones y Subjetividades del Instituto de Ciencias Sociales (ICSyH) de la BUAP, destaca que de acuerdo a lo observado en las caravanas, los niños y familias procedentes principalmente de Centroamérica consideran menos arriesgado cruzar mil millas a través de México -un viaje durante el cual el 60 por ciento de las mujeres y niñas serán abusadas física y sexualmente- que quedarse en casa.

Coincidió en que las causas por las que migran los niños y jóvenes son multifactoriales, las cuales están estrechamente ligadas al contexto de cada nación.

Por ejemplo, observamos que centroamericanos, salvadoreños y hondureños migran por los niveles de violencia generalizada en la región. Ello genera más niños migrantes no acompañados. En el Triángulo del Norte de Centroamérica la tendencia de los homicidios para la población de 19 años o menos ha mantenido una tendencia al alza, y para el caso de los haitianos, observamos familias que huyen de la inestabilidad política. Recordemos que este país vivió un golpe de estado y no se recuperó económicamente del terremoto de 2010”, señaló.

Migrantes llegan a suelo poblano. Foto: Ivan Venegas/Erik Guzmán | El Sol de Puebla

En este sentido, Cordero Díaz mencionó que México es signatario de todos los instrumentos internacionales en materia de asilo, refugio y de protección a la infancia. “Desde luego que es una obligación del estado mexicano el proteger a los niñas, niños y adolescentes que viajan solos; y eso es lo que estamos denunciando, la intervención de la CNDH, la CDHE y de las organizaciones civil. Ese es el papel de la sociedad civil, vigilar y acompañar al estado en este proceso”, resaltó la especialista.

Sin embargo, mientras el problema de la migración no se solucione desde la raíz, más niños y adolescentes seguirán enfrentando los peligros de este caminar, en el que toparse con cadáveres a la orilla de la selva seguirá siendo parte de la estampa para llegar a donde otros -como ellos- también anhelaron refugiarse y encontrar una vida mejor.

El flujo de niños y adolescentes migrantes no acompañados que cruzaron Centroamérica y que llegaron al estado de Puebla casi se duplicó en 2021, comparado con el último dato registrado antes de la pandemia, al pasar de 335 en todo 2019 a 610 únicamente de enero a octubre de 2021, así se desprende del reporte de la “Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas” publicado en noviembre de este año por el gobierno de México.

Incluso, la movilidad de la población infantil ha sido tal que al comparar la cifra de los primeros 10 meses del 2021 con los cinco años previos a la contingencia sanitaria (2015-2019), esta es mayor a la de cualquier año que se elija.

De acuerdo con el informe, el flujo migratorio tuvo una reducción en 2020 que coincide con los meses de confinamiento derivado por la pandemia de Covid-19, año en que el estado registró el arribo de únicamente 82 menores no acompañados que oscilaban entre los 0 y 17 años de edad.

Flujo de niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados que llegaron a Puebla. Gráfico: Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla

Eliasen, de 15 años, es originario de Haití. El 9 de septiembre salió de su país natal y el 9 de diciembre se encontraba en Puebla. Su historia forma parte de los 610 niños y adolescentes no acompañados que ingresaron a México enfrentando los riesgos de la migración con tal de cumplir el “sueño americano”.

LA SELVA DEL DARIÉN, EL CAMINO MORTAL

Para él, cruzar la selva del Darién -la frontera natural entre Colombia y Panamá, considerada la ruta de inmigrantes más peligrosa del mundo- fue el punto más arriesgado que enfrentó antes de llegar al centro de México. Asegura que pasar por esta selva es como haber “cruzado el cerro del Satán”.

Y es que en este cruce, los migrantes mueren por ataques de la fauna exótica (serpientes y monos), por ahogamiento en los ríos, por hambre o deshidratación, pero también se arriesgan a ser reclutados por los grupos criminales, ser violados o asesinados. Por estas razones, llegar a tierras poblanas representa para ellos un primer logro y salvación, debido a que muchos se quedan en el camino.

Niños y adolescentes migrantes no acompañados. Foto: Pedro Alonso | El Sol de Puebla

Encontramos ladrones, pero cuando Dios les toca el corazón no nos pasa nada. Eran cuatro hombres caminando en la selva, tenían pistolas, pero no eran soldados. (Íbamos caminando) y solo nos saludaron. Sé que hay otro camino donde les dicen ´saca lo que tienes, saca plata o te matamos´”, compartió Eliasen en un español semifluido, pese a que su lengua original es el criollo haitiano.

Mikerson, de 12 años, también viaja solo pero prefiere ser cauteloso al hablar. Lo único que comparte es que viene caminando desde Centroamérica y que su lugar de destino es Miami. Su objetivo es estudiar y trabajar. De sus padres no dio referencias.

En este contexto, especialistas en temas migratorios comparten que el hecho de reconocer abiertamente su condición de viaje los expone a que las autoridades los retengan y regresen a su país de origen, por lo que algunos prefieren asegurar que viajan acompañados, aunque así no sea.

Los niños deben cruzar la selva del Darién, una de las más peligrosas del mundo. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

HUYEN DE LA VIOLENCIA QUE HAY EN SU PATRIA

María de Lourdes Rosas López, académica de la Facultad de Política y Gobierno de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP) e investigadora especializada en temas de Migración Internacional, indicó que en el mundo se ha observado que los menores salen huyendo, principalmente por la violencia que hay en su patria.

Señaló que en el caso específico del triángulo de Centroamérica -que comprende Guatemala, Salvador y Honduras- la situación estructural de violencia es terrible, la cual está relacionada directamente con la presencia del crimen organizado y las pandillas, motivo por el que huyen ante las amenazas de reclutamiento.

Los amenazan diciéndoles que si no se unen a las pandillas, pueden matar a alguien de su familia. Sus padres, en un intento de protegerlos, los sacan del país”, mencionó.

La especialista agregó que un segundo factor por el que migran, es buscar un mejor futuro traducido en progreso social y gozar de los beneficios del desarrollo. “En este sentido, hablamos de la posibilidad de acceso a la educación, tener un empleo seguro, contar con atención médica, tener una vivienda y darle lo necesario a su familia (…) esto es muy normal, porque cualquier ser humano busca un mejor futuro. Ningún ser humano está obligado a quedarse en un lugar donde no habrá esperanza”.

La académica agregó que la reunificación familiar es otro factor determinante para que los menores tomen la decisión de abandonar o huir de su país, debido a que salen en busca de sus familiares.

Menores huyen por la violencia que hay en su patria. Foto: José Luis Bravo | El Sol de Puebla

“DESDE LOS 14 AÑOS ME OBLIGARON A ENTRAR A LAS MARAS”

La doctora Rosas López compartió que en la caravana de 2018 -que tuvo su paso por la entidad poblana- entrevistó a varios menores sin acompañamiento, entre ellos a un adolescente que venía huyendo de la Mara Salvatrucha, organización conocida por dedicarse a actividades criminales que incluyen violación, narcotráfico, extorsión, contrabando de armas, secuestro, robo y asesinatos por encargo.

Recuerdo mucho a un joven hondureño que en un principio pensé que era mayor de edad. Hablé con él muy rápido porque se notaba sumamente nervioso. Le pregunté por qué salía de su país y me dijo: ´desde los 14 años me obligaron a entrar a Las Maras, pero ya no quiero esa vida. Me sumé a la caravana porque me escapé, estoy huyendo. Tengo una bebé de 7 meses y no quiero esa vida para ella ni para mi esposa; pero tú sabes que si te quieres salir de La Mara, te matan´. El chico se subió la playera y continuó: ´mira, me he ganado estas heridas durante los tres años que he estado en Las Maras, me han herido con dagas, con balas y ya no quiero esto” relató la académica.

DE 2015 A 2021, MIL 599 MENORES NO ACOMPAÑADOS HAN LLEGADO A PUEBLA

La estadística migratoria revela también que de 2015 al reporte más actualizado de 2021, se han registrado mil 599 menores migrantes no acompañados en la entidad poblana, y de este total 235 tenían entre 0 y 11 años, y mil 364 tenían entre 12 y 17 años, mismos que fueron presentados ante la autoridad migratoria y devueltos a su lugar de origen.

También puedes leer: Incrementa en 138% repatriación de menores poblanos

Niños migrantes no acompañados que llegaron a Puebla. Gráfico: Maricarmen Hernández | El Sol de Puebla

Bajo este contexto, Blanca Laura Cordero Díaz, Coordinadora del Seminario Fronteras, Migraciones y Subjetividades del Instituto de Ciencias Sociales (ICSyH) de la BUAP, destaca que de acuerdo a lo observado en las caravanas, los niños y familias procedentes principalmente de Centroamérica consideran menos arriesgado cruzar mil millas a través de México -un viaje durante el cual el 60 por ciento de las mujeres y niñas serán abusadas física y sexualmente- que quedarse en casa.

Coincidió en que las causas por las que migran los niños y jóvenes son multifactoriales, las cuales están estrechamente ligadas al contexto de cada nación.

Por ejemplo, observamos que centroamericanos, salvadoreños y hondureños migran por los niveles de violencia generalizada en la región. Ello genera más niños migrantes no acompañados. En el Triángulo del Norte de Centroamérica la tendencia de los homicidios para la población de 19 años o menos ha mantenido una tendencia al alza, y para el caso de los haitianos, observamos familias que huyen de la inestabilidad política. Recordemos que este país vivió un golpe de estado y no se recuperó económicamente del terremoto de 2010”, señaló.

Migrantes llegan a suelo poblano. Foto: Ivan Venegas/Erik Guzmán | El Sol de Puebla

En este sentido, Cordero Díaz mencionó que México es signatario de todos los instrumentos internacionales en materia de asilo, refugio y de protección a la infancia. “Desde luego que es una obligación del estado mexicano el proteger a los niñas, niños y adolescentes que viajan solos; y eso es lo que estamos denunciando, la intervención de la CNDH, la CDHE y de las organizaciones civil. Ese es el papel de la sociedad civil, vigilar y acompañar al estado en este proceso”, resaltó la especialista.

Sin embargo, mientras el problema de la migración no se solucione desde la raíz, más niños y adolescentes seguirán enfrentando los peligros de este caminar, en el que toparse con cadáveres a la orilla de la selva seguirá siendo parte de la estampa para llegar a donde otros -como ellos- también anhelaron refugiarse y encontrar una vida mejor.

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